
Alimentación
¿Qué hay que comer para evitar el cáncer de colon?
Hoy se celebra el Día Mundial contra el Cáncer de Colon

No existe un escudo infalible frente al cáncer de colon, que hoy celebra su Día Mundial, pero sí diferentes herramientas que pueden actuar de parapeto, como el estilo de vida y la alimentación, dos de los factores que más declinan la balanza y que están en nuestra mano. «El cáncer colorrectal es el primero en incidencia en nuestro país, teniendo en cuenta a hombres y mujeres, y el segundo en mortalidad, y lo más alarmante es que sigue aumentando en personas cada vez más jóvenes, lo que apunta a que el estilo de vida actual juega en contra», explica Pilar García Alfonso, miembro de la Comisión Permanente de la Fundación ECO, especializada en tumores colorrectales.
La relación entre dieta y cáncer es clara, hasta el punto de que «se estima que la alimentación tiene un impacto del 30% en el desarrollo del cáncer y sabemos que en el caso del tumor colorrectal hay una relación directa con la obesidad y el sedentarismo, pues provocan un ambiente proinflamatorio que aumenta la carcinogénesis», detalla la doctora García Alfonso.
Factores de riesgo
En concreto, «existe una sólida evidencia científica que vincula la alimentación con el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Varios estudios han identificado patrones dietéticos y componentes específicos que pueden aumentar el riesgo. Es el caso de las dietas ricas en carnes rojas y procesadas; la cocción a altas temperaturas y el alto consumo de grasas saturadas y trans, pues se ha sugerido que puede promover la inflamación y la resistencia a la insulina», detalla Fiorella Palmas, miembro del comité gestor del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Sin embargo, según aclara García Alfonso, «las carnes rojas son necesarias en nuestra dieta, pero no deben consumirse más de tres veces por semana, alternándose con pescado o huevo».
La aparición de cáncer de colon está asociada al estreñimiento, «por el daño que los tóxicos producen al tener un tiempo más prolongado de exposición, mientras que dietas ricas en azúcares y ultraprocesados se han relacionado con inflamación crónica y alteraciones metabólicas que pueden favorecer el desarrollo tumoral. Sin olvidar que el alcohol se metaboliza en acetaldehído, un compuesto con potencial para crear mutaciones, mientras que bajos niveles de calcio, vitamina D y antioxidantes (como las vitaminas C y E) contribuyen a ese riesgo», advierte Palmas.
Dieta protectora
Por el contrario, la alimentación también juega un papel protector frente al cáncer colorrectal y eso pasa por «llevar una alimentación variada, rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales con alto contenido en fibra y grasas saludables, como el aceite de oliva virgen o algunos pescados», aconseja García Alfonso. «La fibra dietética (presente en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales) tiene un efecto protector, ya que aumenta el volumen fecal, reduce el tiempo de tránsito intestinal y favorece una microbiota saludable, mientras que los alimentos fermentados como yogur, kéfir y alimentos ricos en fibra prebiótica pueden mejorar la salud del microbioma intestinal y reducir la inflamación», explica Palmas, quien hace hincapié en que «el patrón mediterráneo, basado en el consumo de vegetales, legumbres, cereales integrales, aceite de oliva y pescado, ha demostrado ser protector frente al cáncer colorrectal».
Abordaje nutricional
Si la dieta marca la diferencia en la prevención de este tumor, también juega un papel clave en el tratamiento, la recuperación y la calidad de vida del paciente. «Aunque no existe una dieta única, los especialistas en nutrición oncológica suelen recomendar pautas adaptadas a cada etapa de la enfermedad y tratamiento. En general, se recomienda una dieta mediterránea dado que es equilibrada. Según si el paciente ha sido sometido a una cirugía, precisará ajustes en cuanto a fibra y otros nutrientes. En estos casos, o si el paciente pierde peso o debe continuar con tratamiento, es aconsejable ponerse en manos de un experto en nutrición», recomienda el miembro de la SEEN. Una idea que defiende García Alfonso, quien insiste en que «una dieta saludable reduce el riesgo de recaídas y de otras patologías».
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