Sangre

¿Por qué los hematomas cambian de color? Esto es lo que indican

Estos suceden cuando la sangre se amontona en un punto concreto del cuerpo, normalmente superficial

Persona con un hematoma subungueal en uno de los dedos de las manos
Persona con un hematoma subungueal en uno de los dedos de las manosUnsplash

Una de las lesiones más comunes que tenemos los seres humanos son los hematomas, que son la acumulación de sangre en un órgano, tejido o espacio del cuerpo, normalmente formado por la ruptura de un vasos sanguíneo o un traumatismo.

Al estar el cuerpo humano lleno de venas y arterias, es asumible que estas lesiones pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, incluido en el encéfalo, aunque normalmente no suponen mucha gravedad, ya que suelen ocurrir en las capas superficiales de la piel.

Es la acumulación de la sangre la que le otorga ese color negro o morado oscuro tan característico, de ahí que se les denomine comúnmente moratón o cardenal. Aunque la curación de esta lesión no sucede de la noche a la mañana, este color puede cambiar con el tiempo.

Si se conoce bien qué colores puede adquirir un hematoma en el proceso de curación, con cada color asignando, podemos saber cómo está evolucionando la herida y si debemos preocuparnos o asistir a un centro de atención hospitalaria.

Los colores de los hematomas

La primera fase después de la lesión y traumatismo, es en la cual la sangre se libera y las plaquetas intentan cerrar la fuga. Una vez hecho, el cuerpo empieza a descomponer la hemoglobina, que da el color rojo a la sangre, y el moratón cambia de color.

El mencionado color rojo oscuro será el que protagonice los primeros días, y se debe a que la sangre liberada todavía cuenta con una parte de oxígeno, ya que la función de los glóbulos rojos es transportar este elemento a los otros sistemas del cuerpo humano. Posteriormente, este rojo se decolora a morado o negro.

Posteriormente, se tornará amarillo con ciertos toques verdosos en los días siguientes, ya que otros compuestos como la biliverdina y bilirrubina se hacen presentes, ya que es el propio cuerpo el que está descomponiendo la hemoglobina.

Más tarde de una semana después de la herida, esta se tornará amarillenta y marrón, ya que sigue en su proceso de absorber y descomponer la sangre liberada, y desde entonces irá adquiriendo el tono de piel del individuo en cuestión hasta desaparecer. Normalmente, este proceso suele requerir de dos semanas sin tratamiento.

¿Cuándo debo preocuparme?

Sin embargo, existen algunas cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de evaluar un hematoma, por si requiriera más tratamiento. Uno de ellos es si este posee un gran tamaño, ya que el cuerpo no podrá curarlo por si mismo tan rápidamente como uno de menor tamaño.

También depende de la localización, ya que no es la misma gravedad la ruptura de un vaso sanguíneo en un brazo que en el encéfalo o en un órgano vital como el páncreas. En todo caso, esas cuestiones deberán ser evaluadas por profesionales en los centros de atención sanitaria.

También debemos estar atentos a si el hematoma:

  • Causa la pérdida del funcionamiento de un músculo, extremidad o articulación.
  • Continúa expandiéndose y no se cierra el vaso sanguíneo.
  • Ocasionan alguna falta de movilidad o discapacidad temporal.
  • Ocurren en la cabeza o el cuello.
  • No desparecen o duran más de dos semanas.
  • Ocurren sin causa conocida.

Por tanto, y ante cualquier duda, siempre es recomendable visitar a su médico de confianza o ir a un centro de atención sanitaria para que realicen un diagnóstico y evalúen el tratamiento pertinente.