Nutrición
¿Qué pasa en el cerebro cuando tomas café? Científicos revelan su «criticidad»
Un estudio advierte que la cafeína provoca un cambio en la actividad cerebral nocturna que podría tener consecuencias para el procesamiento de la memoria
El café es el compañero inseparable de millones de personas al comenzar el día. Sin embargo, su ingrediente estrella, la cafeína, causa efectos en el cuerpo que van mucho más allá de mantenernos despiertos. Presente también en el té, el chocolate, los refrescos y las bebidas energéticas, la cafeína es una de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo. Ahora, un nuevo estudio científico revela lo que pasa de verdad en el cerebro al consumir cafeína y cómo esto aumenta su «criticidad» mientras duerme.
Utilizando inteligencia artificial y tecnología de electroencefalografía (EEG), un equipo de la Universidad de Montreal descubrió que el café puede cambiar la actividad neuronal nocturna, especialmente en personas jóvenes.
En concreto, la investigación revela que la cafeína aumenta la complejidad de las señales cerebrales durante el sueño, lo cual potencia lo que llaman la «criticidad» del cerebro. Esta criticidad es un estado en el que el cerebro se encuentra equilibrado entre el orden y el caos, funcionando de forma óptima para procesar información, aprender y tomar decisiones.
«Es como una orquesta», explica el profesor Karim Jerbi, codirector del estudio publicado en Nature Communications. «Demasiado tranquila y no pasa nada, demasiado caótica y hay cacofonía. La criticidad es ese término medio en el que la actividad cerebral es a la vez organizada y flexible. En este estado, el cerebro funciona de forma óptima: puede procesar la información con eficacia, adaptarse rápidamente, aprender y tomar decisiones con agilidad».
¿Pero, es eso bueno para la salud? Según los autores del trabajo, durante el día, alcanzar este estado puede ser útil. La criticidad aumentada por la cafeína del café mejora la concentración, la rapidez mental y la capacidad de adaptación. Sin embargo, por la noche, ese mismo estado hiperactivo puede convertirse en un obstáculo para una buena salud a largo plazo.
«La cafeína estimula el cerebro y lo empuja a un estado de criticidad, en el que está más despierto, alerta y reactivo... incluso mientras dormimos», señala la profesora Julie Carrier, especialista en psicología del sueño. «Esto puede interferir con el descanso nocturno. El cerebro no se relajaría ni se recuperaría adecuadamente la función cognitiva».
El cerebro se comporta como si estuviera despierto
El presente estudio científico observó el cerebro de 40 personas adultas sanas que pasaron dos noches en un laboratorio del sueño. En una de ellas, tomaron cápsulas de cafeína tres horas y una hora antes de dormir; en la otra, solo un placebo.
Los resultados fueron reveladores: la cafeína hacía que la actividad cerebral fuera más dinámica, menos predecible y menos relajada. Esto se notó especialmente durante la fase NREM del sueño, fundamental para consolidar la memoria y restaurar las funciones mentales.
Además, los investigadores observaron que la cafeína reducía las ondas theta y alfa, típicas del sueño profundo, mientras aumentaba las ondas beta, más comunes durante la vigilia. «Incluso dormido, el cerebro se comporta como si estuviera parcialmente despierto», explica Jerbi.
Uno de los hallazgos más interesantes del estudio fue la diferencia de impacto según la edad. Los adultos jóvenes (entre 20 y 27 años) mostraron una respuesta cerebral mucho más marcada a la cafeína que los adultos de mediana edad (41 a 58 años). Esto se debe, en parte, a que los más jóvenes tienen mayor densidad de receptores de adenosina, una molécula que provoca somnolencia y que la cafeína bloquea.
Con el tiempo, la cantidad de estos receptores disminuye, lo que explica por qué la cafeína tiene menos efecto en personas mayores. Pero en los más jóvenes, el impacto es considerable, sobre todo durante la fase REM, crucial para los sueños y el procesamiento emocional. «Estas diferencias sugieren que los cerebros más jóvenes pueden ser más susceptibles a los efectos estimulantes de la cafeína», añade Jerbi.
¿Y ahora qué hacemos con el café?
El estudio subraya la necesidad de entender mejor cómo la cafeína afecta a diferentes cerebros en distintos momentos de la vida. «No se trata solo de evitar el café por la noche», concluye Carrier. «Sino de reconocer que su efecto va más allá de la vigilia: influye directamente en la calidad del sueño y en la salud cognitiva».
«Este cambio en la actividad rítmica del cerebro puede ayudar a explicar por qué la cafeína afecta a la eficacia con la que el cerebro se recupera durante la noche, con posibles consecuencias para el procesamiento de la memoria», advierte Jerbi, que también es titular de la Cátedra de Investigación de Canadá en Neurociencia Computacional y Neuroimagen Cognitiva.
Dado su uso generalizado como aliado contra la fatiga, estos resultados abren la puerta a futuras recomendaciones personalizadas sobre el consumo de cafeína. Así que la próxima vez que pienses en tomar un café antes de dormir, recuerda: tu cerebro dormido también lo sentirá.