Huesca

Los pinares de Huesca, elegidos por las mafias albanesas para plantar marihuana

Alteraban el medio ambiente mediante la tala de árboles y la construcción de balsas de agua

Agentes de la Policía Nacional han desmantelado una nueva plantación de marihuana en los bosques de Huesca. En esta ocasión, se han aprehendido 7.828 plantas en los montes de Agüero (Huesca) y se ha detenido a los dos integrantes de la organización encargados de la custodia del cultivo. La operación, denominada “Copitos” supone una continuación en las investigaciones que, en el año 2019, supuso la desmantelación de la mayor plantación de marihuana en Aragón y la desarticulación de un grupo criminal de origen albanés que, además del tráfico de estupefacientes, cometía robos con fuerza en establecimientos de la provincia.

Las gestiones realizadas y la cooperación policial internacional han permitido identificar a otros cinco individuos que la organización reclutó en su momento para viajar a España y ser destinados a las plantaciones para mantener los cultivos continuamente vigilados.

Los miembros de la organización alteraron el medio ambiente hasta el punto de constituir un perjuicio prolongado en el tiempo para el desarrollo de las especies y las propiedades del suelo. Las parcelas dedicadas al cultivo de la marihuana se encontraban carentes de la vegetación propia del lugar, se habían construido ilegalmente balsas para contener el agua de los barrancos, se talaron grandes superficies de pinar, las ramas secas se apilaron para crear vallados perimetrales, con grave riesgo para los incendios en época estival, y los campamentos acumulaban desperdicios y multitud de envases de productos químicos. De hecho, la absorción del agua de los barrancos para abastecer estas plantaciones ha puesto en peligro el plan de recuperación de diversas especies animales protegidas en peligro de extinción.

Las operaciones policiales realizadas por el Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Provincial de Huesca han permitido, en menos de un año. desarticular dos grupos organizados de origen albanés dedicados al tráfico a gran escala de marihuana, la detención de 13 integrantes y desmantelar cuatro cultivos con la incautación de un total de 31.698 plantas que arrojan un peso de 18 toneladas y media de esta sustancia estupefaciente. Todas las plantaciones se encontraban ocultas en zonas boscosas de muy difícil acceso, en las que los integrantes del grupo habían talado grandes superficies de pinares aprovechando al máximo los bancales del bosque para cultivar la marihuana.

Para el regadío de los cultivos, habían alterado los barrancos, creando balsas artificiales para poder almacenar agua, que posteriormente era conducida hasta los campos de cannabis con mangueras movidas con bombas de agua alimentadas por generadores de energía eléctrica.

Las plantaciones eran vigiladas continuamente por operarios que eran destinados al bosque durante largos de periodo de tiempo, para lo cual habían levantado campamentos en zonas estratégicas con todo lo necesario para permanecer largas estancias: víveres no perecederos. Esta custodia permanente y activa, unida al perfecto conocimiento del bosque en el que vivían, dificultó enormemente la investigación sobre el terreno.