Opinión

«Desnúdese...»

La periodista y escritora Marta Robles en la Semana Negra de Gijón, donde presentó su libro "Pasiones Carnales"
La periodista y escritora Marta Robles en la Semana Negra de Gijón, donde presentó su libro "Pasiones Carnales"Juan GonzálezAgencia EFE

Es día de revisión. Como cualquier mujer, sobre todo a partir de los cuarenta (aunque desde el mismo día del desarrollo con la espada de Damocles sobre la cabeza), acudo a las pruebas correspondientes, con la inquietud pintada en el rostro.

No son nada gratas. Al «desnúdese de cintura para arriba», sigue la manipulación de los pechos para incrustarlos en una máquina hostil, de frente, de lado…

No hay mujer que no se sienta humillada mientras le aprietan los senos –que parecen ubres secas– para revisar que estén libres de bultos sospechosos y aterradores.

Cómo no temer cuando dos de cada diez mujeres padecen cáncer de mama y un 15 por ciento no sobrevive a la enfermedad.

Cómo no someterse a las «torturas» anuales para llegar a tiempo ante un enemigo tan silencioso y poder desplegar una estrategia –siempre perversa– contra él.

Todas las noticias de avances en el cáncer resultan esperanzadoras. La de «logran erradicar el cáncer de mama en ratones» publicada hace apenas unos días en este mismo periódico, aún más. El pensar que, tal vez, el descubrimiento de un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois de una nueva molécula que mata entre el 95 y 100 por cien de las células cancerígenas en roedores, así como las metástasis en huesos, cerebro y pulmones pueda poner a salvo a tantas mujeres es una noticia verdaderamente extraordinaria.

Ahora solo queda que se materialice en una realidad, que pase de los ratones a los humanos y que deje la amenaza del cáncer de mama reducida a la de un puro catarro.

Con todo, las mamografías y ecografías mamarias seguirán siendo necesarias. Y aquella prueba de saliva de la que se habló un día en sustitución de las mismas, por desgracia, solamente es pura ciencia ficción.