Repunte del virus
España se sumerge en la sexta ola
La incidencia encadena un mes de subidas y alcanza los 111 casos por 100.000 habitantes, aunque el aumento de los contagios sigue sin comprometer a los hospitales
La tendencia ha cambiado en España. Después de un otoño tranquilo, en el que hemos llegado a estar dos semanas consecutivas en riesgo bajo (menos de 50 casos por cada 100.000 habitantes) –los mejores datos en un año de pandemia–los contagios han empezado a subir, de forma firme, hasta llegar a los 111 registrados ayer. Solo en el mes de noviembre han crecido un 80% hasta colocarnos en las cifras que teníamos al finalizar el verano. Aún así, la buena noticia es que el aumento de los contagios sigue sin comprometer a los hospitales. La ocupación de camas en hospitales con pacientes covid es, de momento, inferior a 2%. Lade UCI ya supera el límite del 5%, que es el umbral de riesgo.
Para algunos está claro que se trata de una sexta ola. Para otros es sólo un repunte de casos de la quinta motivado por la llegada del frío y la relajación en la aplicación de las medidas no farmacológicas. Sea cual sea la denominación, todo apunta que serán la seriedad y el compromiso en la aplicación de estas últimas la que determinarán que el escenario con el que nos encontremos en Navidad sea más o menos «negro».
Navarra se encuentra en «riesgo extremo» (311), y otras cuatro comunidades han alcanzado el «riesgo alto» al superar los 150 casos por 100.000 habitantes: País Vasco (236), Aragón (179), Cataluña y Baleares (152). Solo la ciudad autónoma de Ceuta se mantiene en «riesgo bajo», por debajo de 50 casos. En este contexto, las regiones se han puesto manos a la obra en la aplicación de medidas restrictivas para tratar de frenar el avance del virus. El objetivo es evitar un repunte de casos similar al del año pasado, alimentado por la relajación de las fiestas. Si bien es cierto que España afronta las celebraciones navideñas en unas condiciones mejores que hace un año gracias a la vacunación, de un modo u otro toda la población va a estar en contacto con el virus por la mayor movilidad y los contactos familiares y sociales en espacios cerrados propios de esas fechas.
Pasaporte covid
Y, ante situaciones inesperadas, lo mejor parece ser aplicar nuevas soluciones. Así, la implantación del pasaporte covid para acceder a determinados espacios cerrados donde la gente se suele quitar la mascarilla, se presenta cómo una de las claves para resolver la nueva ola sin perjudicar la economía.
Son ya once regiones las que están pidiendo a Sanidad que coordine a nivel estatal su implantación para que no se genere inequidad dentro del propio territorio. Mientras tanto, Aragón y País Vasco, están a la espera de que decida la Justicia, en tanto que Navarra preguntará a los tribunales la próxima semana y, en Galicia, los hospitales podrán requerirlo a las visitas a los enfermos. En Barcelona, la Agencia de Salud Pública estudiará con el Departamento de Salud dónde será necesario si la Consejería decide finalmente implantarlo. Madrid descarta por ahora nuevas restricciones.
Una de las preguntas que subyace en este nuevo escenario –y ante la decisión pionera de Austria de obligar a sus ciudadanos a vacunarse– es si en España podría llegar a pasar algo así. Ni los porcentajes de vacunación (90% de la población diana inmunizada en nuestro país frente al 66% de la general en Austria) ni los datos de incidencia tienen nada que ver, pero, si la situación en España llegara a complicarse, «podría ser legal y ético en un contexto de grave crisis», explica Ricardo de Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario.
La ley bajo la que podría ampararse sería la Ley Orgánica 3/1986, de 14 de abril, de Medidas Especiales en Materia de Salud Pública que, “aunque no lo cita de manera expresa, podría legitimarse como una interpretación de su artículo 3″, detalla el experto. “En España todavía no parece necesaria esta medida pero, mientras no exista la demandada ley de pandemias, sí cabría ampliar esta ley si se mantienen los dos principios fundamentales para que una medida excepcional pueda ser obligatoria: que sea proporcional y necesaria”, asegura.
Aunque por ahora, no parece probable que se llegue a plantear esta circunstancia, los expertos coinciden en señalar que urge controlar la transmisión antes de un diciembre cargado de fiestas. “Hay cuatro millones de personas sin inmunizar. Estos nos pueden seguir dando muchos casos graves”, sostiene Salvador Peiró, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.
“El virus localizará a los no vacunados”, explica el epidemiólogo Juan Gestal, autor del libro Pandemias: las epidemias que asolaron la humanidad. “Espero que la EMA se pronuncie pronto sobre los menores de 12 años. Son un colectivo importante para frenar la expansión del SARS-CoV-2″. Y es que en este grupo de edad la incidencia ha crecido desde los 54,34 casos en los últimos 14 días hasta los 154. Además, la diferencia entre comunidades autónomas es significativa: mientras Asturias registra una IA de 53 casos, Navarra supera los 593.
Para María José Sierra, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, del Ministerio de Sanidad, hablar de una sexta ola es “precipitado”. En una jornada dedicada a la vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología, la profesional restó importancia al incremento de la incidencia acumulada en España y explicó que “el SARS-CoV-2, como cualquier otro virus respiratorio, tiene su pico de incidencia durante los meses de otoño e invierno, así que el aumento de casos está dentro de lo esperable”.
Sin embargo, el número dos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, Agustín Portela, ha manifestado una opinión muy distinta. Considera que “al final nos vamos a infectar todos y pasaremos la enfermedad en casa, de forma leve, como un catarro o una faringitis”. También ha explicado que las muertes de las personas mayores no cesarán a pesar de la vacunación.
Por su parte, Quique Bassat, epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona, advierte de que “hay que tomar medidas ya”, dado que “las tendencias epidemiológicas sí que preocupan porque llevamos cuatro semanas consecutivas al alza”.
El jefe del servicio de Neumología del Hospital Valdecilla, José Manuel Cifrián, augura que este invierno va a haber más infecciones por gripe y por virus respiratorio sincitial, y espera que “muchas menos” por covid, pero el hecho de convivir todas ellas a la vez obliga a ser “muy cuidadosos en el diagnóstico correcto y en el tratamiento más eficaz”.
Rafael Bengoa, exconsejero de Sanidad en el País Vasco, destaca que España está en una situación mucho mejor que el resto de los países de nuestro entorno para afrontar el invierno, aunque recuerda que “las vacunas solas no pueden con Delta”.
Para Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo CEU, “debido al contexto epidemiológico de inmunización generalizada, el impacto en vidas humanas será más leve en la sexta ola”. “Además- prosigue- el estrés en la capacidad del sistema sanitario no se va a sentir tan afectado como hasta ahora”. Con lo que sí hay que contar, en opinión del experto, es con que se produzcan infecciones en personas vacunadas y, dentro de estas, “algunas personas podrán acabar en el hospital e incluso fallecer”.
La ampliación de las terceras dosis a mayores de 60 años y al personal sanitario,anunciada esta semana por el presidente del Gobierno y aún pendiente de aprobación, será también un arma muy efectiva para proteger a los más vulnerables, una vez demostrada la pérdida de eficacia de las vacunas con el paso del tiempo.
La mascarilla protege casi cómo la vacuna
Un nuevo metaanálisis publicado en The British Medical Journal ha mostrado que el uso de mascarillas y el lavado de manos puede reducir la incidencia de casos de covid, la transmisión y la mortalidad hasta en un 53%. La efectividad del distanciamiento físico, por su parte, consigue una reducción del 25%.
Otra investigación realizada en Estados Unidos evidencio que, en los estados en los que el uso de las mascarillas llegó a ser imperativo, se observó una reducción del 29% en la propagación del patógeno. Además, un experimento natural en 200 países mostró un 45,7% menos de mortalidad en aquellos lugares donde el uso de mascarillas era obligatorio. Mientras las vacunas pierden eficacia con el paso del tiempo, las mascarillas no. En España, aunque su uso se ha ido relajando, contamos con una gran adhesión a esta medida que ha salvado millones de vidas.
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