Salud

Brote inusual de bronquiolitis entre los niños más pequeños: ¿por qué es tan peligroso?

La infección ha llegado con mayor fuerza este año siendo una de las enfermedades protagonistas de las Urgencias pediátricas durante las últimas semanas

La bronquiolitis es una enfermedad muy contagiosa que se transmite por el contacto con las secreciones respiratorias de las personas infectadas, o bien a través de superficies u objetos contaminados por las mismas
La bronquiolitis es una enfermedad muy contagiosa que se transmite por el contacto con las secreciones respiratorias de las personas infectadas, o bien a través de superficies u objetos contaminados por las mismasAnne-Sophie Bost

La bronquiolitis es la inflamación de los bronquiolos, las vías respiratorias finas, causada generalmente por una infección vírica. Este año la BQL ha llegado antes y con mayor fuerza siendo una de las enfermedades protagonistas de las Urgencias pediátricas durante las últimas semanas. Fruto de la relajación en las medidas de prevención de laCOVID-19, asistimos a un pico inusual de esta patología respiratoria.

Según explica la pediatra del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud de Sevilla, María José Lirola, los niños prematuros, sobre todo los nacidos antes de las 32 semanas, los menores de 2 meses, los niños con cardiopatías congénitas, con enfermedades neuromusculares, con inmunodeficiencias y con enfermedades respiratorias de base, tendrán mayor riesgo de presentar la enfermedad grave. “Muchos de ellos precisarán de hospitalización”, afirma.

En concreto, esta doctora explica que la bronquiolitis representa el primer episodio de“pitos y crepitantes” (ruidos respiratorios característicos a la auscultación) en el niño menor de 2 años, y que en los 3-4 días previos ha presentado síntomas catarrales, tos, mocos o estornudos, asociados o no a fiebre; aunque recuerda que la mayor parte de las bronquiolitis son leves y cursan como un catarro o un resfriado que se resuelve en pocos días.

“Puede ser una enfermedad grave en prematuros, en lactantes menores de 3 meses y en niños con problemas cardíacos, respiratorios, musculares o del sistema inmune. De hecho, es la causa más frecuente de hospitalización en el niño menor de 1 año y está producida en la mayoría de los casos por el Virus Respiratorio Sincitial o VRS”, añade la especialista de Quirónsalud.

En este sentido, apunta que en torno al 90% de los niños menores de 2 años sufrirá una infección por este germen. De estos, dice que el 20% desarrollará una bronquiolitis, de los que el 10% precisará de ingreso hospitalario, un 2-8% en cuidados intensivos.

Un pico inusual de bronquiolitis estos meses de frío

Esta infección, según prosigue, es habitual entre los meses de noviembre y de marzo, con un pico de incidencia durante las últimas semanas de diciembre y las primeras semanas de enero.

Según datos recabados por la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas durante la temporada de bronquiolitis 2020-2021 comparada con la temporada anterior 2019-2020, se ha observado una disminución de entorno al 91% de las bronquiolitis diagnosticadas en atención primaria y del 90% de las atendidas en urgencias hospitalarias.

Ahora bien, la experta sostiene que tras la relajación este año de estas medidas preventivas frente a la COVID-19 se está asistiendo en las últimas semanas a un “brote inusual de infección por VRS, por su precocidad e intensidad”.

La aparición de los síntomas

Lirola añade que la duración media de la enfermedad es de unas 2 semanas; sin embargo, hay un tanto por ciento no despreciable de niños que se mantendrán sintomáticos durante 3- 4 semanas.

La pediatra indica que la bronquiolitis es una enfermedad “muy contagiosa” y que se transmite por el contacto con las secreciones respiratorias de las personas infectadas, o bien a través de superficies u objetos contaminados por las mismas. “Por ello, la higiene de manos es fundamental”, según incide la especialista.

Transcurrido el periodo de incubación de unos 4-5 días, la experta señala que previsiblemente el niño comenzará con síntomas catarrales y a los 2-4 días entrará en la fase de estado de la enfermedad: “En esta fase debido a la inflamación de los bronquiolos y a la excesiva producción de moco, el niño presentará un aumento de la tos, dificultad respiratoria (aumento de la frecuencia respiratoria y aparición de hundimiento costal), sibilantes y crepitantes, comerá peor y lo encontraremos irritable”.

El manejo de los síntomas

Actualmente el tratamiento para esta enfermedad es meramente sintomático, según puntualiza, y aunque se están haciendo investigaciones y avances importantes en este sentido, no se dispone aún de un tratamiento curativo.

En concreto, remarca que el tratamiento se centra en las medidas de sostén: hidratación adecuada siendo con frecuencia necesario fraccionar las tomas, higiene de vías respiratorias altas, y mantenimiento de una postura semiincorporada.

Es imprescindible también el evitar fumar en el entorno del niño, a juicio de la pediatra, y se debe mantener una temperatura adecuada en la estancia. “La mayor parte de los niños se manejarán de forma adecuada en sus domicilios siguiendo estas medidas. Aquellos que no se alimenten bien y que presenten un aumento del trabajo respiratorio serán los que necesitarán hospitalización”, advierte.

La especialista del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud hace hincapié igualmente en la importancia de facilitar a los padres una información adecuada sobre la bronquiolitis. Según defiende, esto requiere que los médicos que atienden a sus hijos conozcan bien la enfermedad y el manejo más idóneo de la misma, para así evitar el uso, tan generalizado por otra parte, de fármacos no útiles y no carentes en ocasiones de efectos indeseables.

“Los profesionales que atendemos a estos niños debemos dar los mismos mensajes y actuar de forma similar; de esta forma, los padres se sentirán más seguros y los niños estarán mejor tratados”, considera la doctora Lirola.

En última instancia, esta experta concluye que cada año, semana arriba, semana abajo, la bronquiolitis supone un gran incremento de la demanda asistencial y de las hospitalizaciones, por lo que afirma que todos “deberíamos estar preparados y dotados de recursos suficientes para afrontarlas”.