Solo nueve consejeros siguen en su cargo dos años después de estallar la crisis

Dos años dan para mucho, y la exigencia, la responsabilidad y el compromiso que ha exigido – y continúa exigiendo – la crisis sanitaria han puesto a prueba a muchos políticos. Tanto es así que solo la mitad de los consejeros de Sanidad se mantienen en sus puestos desde marzo de 2020. Los que lo dejaron, lo hicieron por tres razones principales: dimisión, cese o cambio de Gobierno.

Entre los que permanecen «al pie del cañón» se encuentra el de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero (PP), que ha discrepado con la postura del Gobierno en numerosas ocasiones. También el de Andalucía, Jesús Aguirre (PP); el de Asturias, Pablo Fernández (FSA-PSOE); la consejera de Baleares, Patricia Gómez (PSOE); el de Cantabria, Miguel Rodríguez (PSOE); el de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández (PSOE); la de la Comunidad Valenciana, Ana Barceló (PSPV-PSOE); el de Extremadura, José María Vergeles (PSOE), y la independiente –aunque propuesta por el Partido Socialista Navarro– Santos Induráin, consejera de Salud de Navarra.

En el ámbito nacional también ha habido cambios importantes. El más destacado fue la salida de Salvador Illa de la cartera de Sanidad en enero de 2021. Un cargo que abandonó para convertirse en candidato a “president” de la Generalitat de Cataluña. Prescindir del titular de Sanidad en plena tercera ola tuvo un coste muy elevado para el Gobierno en materia de imagen pública. Además, la oposición le acusó de hacer campaña para el 14-F desde el Ministerio. Su segundo, Faustino Blanco, abandonó en julio de 2020 su puesto como secretario general de Sanidad “a petición propia”, según la versión oficial. Blanco nunca compareció para informar de la situación epidemiológica ni de las decisiones tomadas en la primera ola de la pandemia. Después de su salida, se reestructuró oficialmente el departamento con la creación de una Secretaría de Estado, liderada por Silvia Calzón, y de una secretaría general de Salud Digital, con Alfredo González al frente.

El ex director General de Ordenación Profesional Rodrigo Gutiérrez – que llegó al cargo de la mano de la exministra de Sanidad Carmen Montón, en junio de 2018– dejo su puesto a finales de octubre de 2020. Su marcha se produjo en la misma semana que se celebró la huelga de médicos para protestar contra el RD 29/202 –el denominado por la profesión médica «decreto de la infamia»– y fue muy criticado tanto por los sindicatos como por los propios estudiantes de Medicina por «macharse» sin haber convocado el examen MIR, los del resto de titulaciones de la Formación Sanitaria Especializada, ni el total de plazas que se ofertarían en 2021. Su sustituto, Vicenç Martínez, un médico que, hasta ese momento, ocupaba el cargo de director-gerente del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, heredó los problemas de su predecesor y por ahora no ha conseguido ponerles solución.

Fernando Simón, el “señor covid”por excelencia, cayó en desgracia en el verano de 2021, cuando dejó de ser portavoz oficial de la pandemia. Desde su puesto como director general del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), ha continuado vinculado a la crisis sanitaria, pero en un segundo plano que, según el discurso oficial, el mismo pidió.

En el otro extremo, tres mujeres que ostentan un alto cargo sanitario y que han permanecido en su puesto desde el inicio de la crisis: María Jesús Lamas, directora de la Agencia del Medicamento (AEMPS), en su puesto desde julio de 2018, Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública, con la misma antigüedad en el cargo que Lamas y Patricia Lacruz, directora general de Cartera Común, quien llegó a su puesto de la mano de la ex ministra Carmen Montón.