
Salud
Cómo saber por qué un bebé llora desconsoladamente
Los recién nacidos no saben cómo expresar que tienen hambre, sueño o tienen un cólico y su única forma de comunicarse es a través del llanto

Cuando un recién nacido llega a una familia son muchos los miedos, las incógnitas y las inseguridades de los padres primerizos. Durante los nueve meses de embarazo puede que hayan intercambiado opiniones con familiares y amigos, hayan buscado información en internet o leído alguno de los libros sobre la maternidad. Pero ninguno es un manual de instrucciones y la teoría en muchos casos es muy distinta a la realidad. Uno de los problemas más habituales de los padres primerizos es saber por qué llora su bebé y cómo lograr que se calme.
El recién nacido no sabe hablar y la única manera que tiene de comunicarse y llamar la atención de su padres es a través del llanto. Según explica Gema Magdaleno, matrona de Atención Primaria, “lloran para decir que tienen una necesidad no cubierta, es decir, necesitan algo o les ocurre algo que no pueden solucionar por sí mismos”. Pero lo difícil es entender la causa porque no todos los lloros son iguales. Ahí está la clave, tratar de tener paciencia y observar el comportamiento del neonato cuando está en pleno berrinche porque la mayoría de los padres se ponen nerviosos y se apuran por conseguir que se calme y no consiguen saber por qué no deja de llorar.

¡¿Cuáles son los distintos tipos de llantos?
En general, los bebés lloran por cuatro motivos principalmente. Hambre: Cuando el bebé quiere comer comenzará haciendo una serie de gestos característicos como sacar la lengua o cerrar los puños. Si no logra su objetivo comenzará a llorar de forma enérgica y continuada hasta que consiga obtener el alimento.
La segunda causa del lloro es la incomodidad. Si tiene frío o calor, le molesta la ropa o, la más habitual, está incómodo porque tiene el pañal sucio también llorará con fuerza, y se moverá mucho y se mostrará nervioso, signos con los que manifestará su falta de confort.
El lloro por sueño suele ser el más fácil de identificar porque va acompañado de gestos muy evidentes. Cuando un bebé está cansado o tiene sueño y no se puede dormir, se frotará los ojos y llorará de manera menos escandalosa que en los dos casos anteriores, más bien a modo de lamento.
Por último, el llanto por dolor es también estridente y agudo, más parecido a un grito que a un lloro y puede estar acompañado de algún gesto que pueda aportar alguna pista más. Por ejemplo, cuando salen los dientes suelen echarse la mano a la boca de manera continuada y babearán en exceso. Si es por un dolor de oídos, lo más probable es que se lleve la mano a la oreja.
El cólico del lactante es uno de los problemas que más preocupa a los padres y suele ser el que más quebraderos les da porque suele darse a menudo, sobre todo por las tardes y puede durar más de tres horas. El cólico del lactante se define como un episodio de llanto súbito y sin motivo aparente, caracterizado por ir acompañado de rigidez del tronco o de extremidades.
“Uno de los llantos más angustiosos y que más preocupa a los padres es el llamado cólico del lactante. En este caso, el bebé llora de una forma continuada, muy aguda y potente, y además manifiesta signos de dolor en la tripa (se retuerce, empuja como si quisiera expulsar cacas o gases, se pone muy colorado, y la zona abdominal se le pone muy dura)”, explica Gema. Generalmente los cólicos aparecen a partir de los 15 días de vida, y se terminan espontáneamente a partir del tercer mes.

¿Cómo se debe actuar en estos casos?
Después de cada toma es importante colocarle sobre nuestro pecho y golpearle suavemente la espalda para que expulse los gases y prevenir así que se empeoren los cólicos. Uno de los remedios más efectivos suelen ser los masajes en la tripa. Para ello, hay que masajear la zona de la pelvis al ombligo, en forma circular y en el sentido de las agujas del reloj para ayudar al tránsito intestinal y dirigir los gases hacia fuera. Otra manera es que tenga la tripita presionada. Para ello, lo ideal es cogerle y situarlo boca abajo en el antebrazo, con la muñeca sobre la tripa y moverle suavemente. Si estos remedios no funcionan, se puede probar a dar un paseo en el cochecito, que con el traqueteo puede activar el tránsito intestinal y favorecer la expulsión de gases. Otra opción puede ser la de pasearle en coche, que suele tener un efecto anestésico en los niños.... Ya por último, si el bebé se alimenta con leche de fórmula, es importante utilizar un biberón anticólicos que reduzca la ingesta de gases durante las tomas.
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