Amamantando la vida

El chupete, el pezón y la lactancia materna

Las madres que amamantan se enfrentan a la recomendación o censura del uso del chupete

El chupete es uno de los objetos que no suele faltar en la «canastilla» del recién nacido. Una de las grandes preguntas es si interfiere el chupete en la alimentación al pecho. Las madres que amamantan se enfrentan a la recomendación o censura del uso del chupete. Una controversia entre profesionales que no siempre esta basada en pruebas científicas.

El reflejo de succión es un reflejo innato, que se inicia dentro de útero. Esto se debe a que el neonato nace con este tipo de movimiento involuntario para poder alimentarse con la leche materna. La succión es uno de los instintos más desarrollados en el recién nacido, le permite alimentarse nada más nacer, pero a la vez, la succión, ayuda al bebé a calmarse, sentirse tranquilo y seguro, contribuyendo a disminuir el estrés y el dolor, facilitándole conciliar el sueño, regular su temperatura, mejorar la ventilación y la maduración neuromuscular. Así el pecho de la madre, además de alimentar al bebé tiene muchas otras funciones. Esta función no nutritiva que tiene el pecho de la madre que proporciona tranquilidad, consuelo y seguridad al lactante, en ocasiones, se suple con el empleo del chupete. ¿Qué madre lactante, no ha sido víctima de la frase? «Te está usando de chupete», como si el bebé no hiciera con la succión no nutritiva nada importante y, por lo tanto, debiera dejarlo en su cuna con un chupete.

El que el bebé reciba una adecuada cantidad de leche depende en gran parte de la succión, por lo que, entre los factores que se consideran nocivos para la lactancia se encuentra el chupete. Su uso puede disminuir el tiempo de amamantamiento y ocasionar dificultades en la lactancia. Varios son los motivos por los cuales su empleo puede suponer una zancadilla a la lactancia. Vamos a verlos con más detenimiento.

El chupete tranquiliza y distrae al bebé, pero también impide que la producción de leche en la madre aumente. Con la succión no nutritiva se activan los receptores de prolactina y oxitocina que se encuentran en la areola y el pezón, con el uso del chupete limitamos el tiempo de estímulo que produce la succión no nutritiva, y se obstaculiza con ello la producción láctea en la madre, que podría ser la causa de un destete precoz, además, de interferir en que el bebé reciba la cantidad adecuada de leche, ya que el satisface parte de su necesidad de alimentarse distrayéndose con el chupete.

A la vez, el chupete, también puede ocasionar una incorrecta succión del bebé al pecho y causar problemas en la madre (dolor, traumatismo, infecciones…) o en el propio bebé (poca ganancia de peso, irritabilidad…) e incluso en ambos. Los movimientos tanto de la lengua como de la musculatura de la boca del bebé, son distintos con la succión de un chupete de los que se realizan para extraer la leche del pecho, y durante el periodo en el que el bebé está aprendiendo a mamar, ponerle un chupete, puede interponerse en una adecuada succión y generar el llamado síndrome de confusión con el pezón. Por supuesto hay bebés que a la hora de mamar, parecen tener la habilidad de poder succionar de un chupete sin tener problemas con el pecho, mientras que otros se muestran perdidos y desconcertados en el pecho cuando usan el chupete, por lo tanto, ante la incertidumbre, lo recomendable es no ofrecer chupete al bebé amamantado antes de las seis semanas de vida, y siempre y cuando la lactancia este bien establecida, es decir que no existan problemas de lactancia (dolor, grietas, poca ganancia de peso en el bebé…) porque que entonces deberemos esperar a que estos problemas se solucionen.

Ningún bebé utiliza a la madre de chupete, a pesar de que reconozco que hay momentos que un chupete puede reconfortar a un bebé que, por una u otra razón, este alterado o nervioso, pero debemos de considerar que la naturaleza ha establecido que el pecho no solo es el mejor alimento para el bebé, sino que ofrece mucho más, con la succión al pecho el bebé mantiene un contacto próximo con la madre, estimulando la producción de serotonina, una hormona que además de regular el apetito y ser la responsable de la sensación de saciedad, está muy relacionado con el control de las emociones, regulando la ansiedad, el miedo, generando sensaciones de bienestar, relajación y satisfacción, por lo tanto, a través de la succión el recién nacido aprende a sentirse seguro en un mundo que le es desconocido y muy diferente al que tenía en el vientre materno.

No obstante, se ha relacionado el uso del chupete con la prevención del síndrome de la muerte súbita del lactante (SMSL), y aunque se desconoce el mecanismo por el cual su empleo puede reducir el SMSL, existen relevantes estudios donde se pone de manifiesto la importancia de la lactancia materna en la prevención del SMSL, incluso en algunos de estos estudios se observa que el riesgo de muerte súbita se duplica en los lactantes que no son amamantados. Por lo que, a la vista de la evidencia actual, las recomendaciones son, ofrecer el chupete desde el primer día de vida a los bebés alimentados con leche de formula, a la vez que, no está indicado dar chupete al lactante amamantado antes de que la lactancia este satisfactoriamente establecida, lo cual suele ocurrir generalmente a partir del primer mes, mes y medio de vida.

Dicho esto, es fundamental respetar los motivos por los cuales cada madre decide poner un chupete a su bebé, siempre que sean conocedoras de los riesgos que para la lactancia puede suponer, puesto que, esta implica muchos más beneficios.

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Cintia Borja es enfermera consultora lactancia certificada IBBLC