Sociedad

Proxenetismo cuqui

Una sugarbaby, tal como se describen en las múltiples páginas y aplicaciones donde las reclutan, es una chica joven, que vende su compañía, a cambio de una cantidad estipulada de efectivo y agasajos en especie

El hashtag #sugarbaby tiene millones de visitas en Tik Tok
El hashtag #sugarbaby tiene millones de visitas en Tik TokLa Razón

En su cruzada contra los emprendedores, el gobierno, ahora obliga a todas las empresas a implementar y pagar un Protocolo para la prevención y actuación frente al acoso sexual en la oficina, incluyendo a las empresas, como la mía, donde todas somos mujeres y, desde la pandemia, teletrabajamos. ¿Qué tal Kafka?

Sin embargo, España, este país cuyos dirigentes se llenan la boca y sobre todo las alforjas disertando acerca de feminismos, es el quinto país en las páginas web de ‘sugar dating’ con más de 400.000 personas dadas de alta.

Para los que lo desconocen, se trata de una nueva forma de prostitución (si es que la prostitución se puede considerar novedosa) que niega tal condición precisamente con arreglo a los valores del siglo XXI donde el principal de ellos es su insuficiencia.

Me explico. Una sugarbaby, tal como se describen en las múltiples páginas y aplicaciones donde las reclutan, es una chica joven, que vende su compañía, a cambio de una cantidad estipulada de efectivo y agasajos en especie, a un hombre mayor (el sugardaddy) de elevado nivel adquisitivo.

En las bases de esto, que podría definirse por su viralización como el proxenetismo del siglo XXI, insisten en que el sexo no es un requisito esencial, aunque las normas las pone cada “pareja” de SB/SD con arreglo a su acuerdo mercantil. La realidad que encontramos al hablar con jóvenes SBs o leer sus testimonios, los hay por cientos, es que, si no se avienen a satisfacer las perversiones de estos hombres, la relación “laboral” fracasa a corto plazo y son reemplazadas.

Lo más siniestro es que esta práctica, cada vez más habitual y descarada, se despliega como un complemento económico e incluso como una actividad aspiracional para cualquier joven lista, o incluso como una actividad cultural; muchas plataformas subrayan que para las sugarbabies el contacto con hombres situados mucho más alto en la categoría socioeconómica será una mentoría fabulosa a la hora de adquirir experiencia, madurez y relaciones prósperas… Vamos, como hacer un Master en el IE.

Verán, yo no sabía nada de prostitución hasta que conocí a Eva Márquez, coordinadora de lucha contra la trata en Diaconía España, y me explicó la coyuntura. Diaconía advierte a través de distintas campañas que estas actividades “disfrazadas de empoderamiento y libertad, esconden realmente relaciones desiguales y abusivas, además de suponer un riesgo claro de explotación sexual” para nuestras hijas.

¡Me resulta nauseabunda esta nueva forma de denigración disfrazada de feminismo! ¡Tú eres moderna, saca a tu viejales todo el dinero, los viajes y regalos que puedas, haciendo lo necesario para obtener el máximo enganche y rendimiento económico, pero no eres prostituta!

¡Los claims de propaganda-sugar parecen anuncios de Fanta!. Las aplicaciones y empresas de Sugardating insisten en que, aunque te acuestes con tu sugardaddy, no eres puta ni scort, ya que lo haces porque te apetece (siempre y cuando te paguen), porque tienes el control, eres libre… Pero como saben, amigos, a la realidad le importa muy poco lo que pensemos o digamos.

¿Libre? Como mujer y madre de adolescentes, igual que tantas otras, creo que es urgente la información y, por supuesto la legislación por parte de las autoridades competentes. Diaconía está poniendo el foco en este problema social: “Absolutamente normalizado y cargado de eufemismos” apunta Marquez….

Se preguntarán por qué una joven de clase media decide adentrarse en la tenebrosa experiencia del sugardating. En efecto, en nuestra sociedad descorazonada y psicopática, como ya ocurrió en Cuba, en Rusia o en los países del este, las jóvenes habrán explorado el sexo con sus amigos desde los 14, y algunas de ellas no tendrán reparos en poner su anatomía al servicio de su pecunio; más todavía si se les ofrece bajo ambigüedades, rodeos y perífrasis marquetinianas con recompensa inmediata: ¿Quieres ser sugarbaby? ¡Encuentra aquí tu sugardaddy! Consigue lo que deseas en el mundo de Instagram, el de las fotos desayunando con bandeja de plata en la cama de un hotel de cinco estrellas, el mundo del SPA y el jet privado de Georgina, donde_yo añadiría_ pese a lo que pueda parecer, solo hay desigualdad, abuso, humillación, patetismo y degradación.

Analicemos el concepto de libertad ¿alguien piensa que una niña crece aspirando a hacer carrera de fulana como pudiera ser periodista, Community manager o encofradora? ¿Que es agradable satisfacer los deseos que un madurito o un septuagenario no puede compartir con su pareja legal, ya saben, sadismo, estrangulamiento, masoquismo, violencia sexual, física y social…?

Busquemos una mujer que haya crecido arropada bajo el apego seguro de su familia, en circunstancia de igualdad de oportunidades, valorada, motivada e informada que decida venderse. Y si encontramos el remoto, el caso insólito de la mujer que se pone a disposición de cualquiera porque le gusta (cosa que dudo) ¿Todos debemos legitimarlo?

¡Abolición!