La columna de Marta Robles

¿Vuelven las mascarillas?

La recomendación es que, sin evitar la alegría -que nadie se atreve a prohibir- se recuperen en interiores y aglomeraciones. ¿Si es obligatoria? Nadie lo ordena. Ha de elegir usted.

En medio de la euforia generalizada de una población deseosa de recuperar el tiempo perdido, el último hermano menor del covid-19 anda expandiéndose por la sociedad, sin que sepamos si esta vez viene de nuevo con la intención de cerrarnos las puertas de la vida, o simplemente, como tantos otros de sus virus hermanos, con la de quedarse entre nosotros y formar parte de nuestra rutina.

Este hermano menor, o mejor dicho, los hermanos menores, se llaman BA.4 y BA.5. Y mientras los más optimistas piden que actuemos como si no pasara nada, la incidencia acumulada continúa aumentando y en estos momentos se sitúa en 1.225 casos por cien mil habitantes. Si es mucho o poco vuelve a tener que ver con la manera de mirar.

Lo cierto e irrefutable es que tras la séptima ola, con casos y casos, en general bastante leves, pero sin dejar de provocar muertes, secuelas y sustos extraños, que han acabado en buen número en el hospital, ahora las nuevas variantes, que preconizan una octava ola, vienen, a decir de los expertos, cargadas de cuadros más sintomáticos, caracterizados por tos, fiebre y dolor de garganta.

Por si esta amenaza fuera poca en un tiempo de turismo más que disparado, donde todos queremos juntarnos lo más posible, parece que las reinfecciones de las variantes previas se suceden cada vez más y con distinta intensidad. O lo que es lo mismo, que el covid sigue amenazando por todas partes, se vistan harapos o se luzcan coronas (la propia reina está infectada). La recomendación es que, sin evitar la alegría -que nadie se atreve a prohibir- se recuperen las mascarillas, fuera de transportes públicos y centros sanitarios. ¿Si es obligatoria? Nadie lo ordena. Ha de elegir usted.