Listas de espera

“Llevo 493 días esperando una neurocirugía. Mi salud se degenera cada segundo”

El canario Juan Ramón González relata su angustia y desesperación a LA RAZÓN, al igual que Francisco Quirós, quien aguarda con el brazo en cabestrillo una operación de la mano desde febrero: “Me dicen que la única solución es la privada. Es una vergüenza”

El manchego Francisco Javier Quirós y el tinerfeño Juan Ramón González muestran a LA RAZÓN los documentos donde se fecha su entrada en la lista de espera quirúrgica
El manchego Francisco Javier Quirós y el tinerfeño Juan Ramón González muestran a LA RAZÓN los documentos donde se fecha su entrada en la lista de espera quirúrgicaFotoLa Razón

Hace cuatro años, el tinerfeño Juan Ramón González comenzó con fuertes molestias en la espalda. Cuando acudió al médico le dijeron que, en principio, parecía que no era grave, que se pasaría con analgésicos y antiinflamatorios. Pero el dolor continuaba, incluso, iba a más.

Tras varias pruebas y el consiguiente paso de meses de espera para obtener los resultados, le diagnosticaron una espondilolistesis en las lumbares L4-L5, así como una hernia discal entre la L4 y la L5. La solución estaba clara: había que operar. Fue entonces cuando comenzó el calvario de este vecino de Santa Cruz de Tenerife de 68 años. «Me pusieron en lista de espera para la operación el julio de 2021 y todavía sigo esperando, es desesperante y mi salud se deteriora día a día. No sé qué puedo hacer estoy muy mal», explica a LA RAZÓN.

La intervención, según González, «es complicada porque hay que realizar una osteosíntesis para fijar las dos vértebras lumbares afectadas». Mientras aguarda ansioso la llamada, toma a diario «analgésicos, antiinflamatorios, protectores gástricos», y, además, como consecuencia de esta situación «también padezco de depresión y estoy en tratamiento psiquiátrico con dos fármacos neurolépticos».

Él es uno de los miles de afectados por el atasco quirúrgico que presenta la sanidad pública. Según adelantó LA RAZÓN, en junio de este año, según las últimas estadísticas del Ministerio de Sanidad, se batió un trágico récord: 742.518 personas se encuentran en lista de espera para ser operados, con un tiempo medio de 113 para ser intervenidos. Juan Ramón González ya ha superado esa cifra. Según Sanidad, Canarias es la comunidad con mayor tiempo de espera media (144 días), tan sólo por detrás de Aragón (151) y Cataluña (151). Es más, si se afina el dato, en el caso de la lista de neurocirugía, que es la que necesita González, el tiempo medio de espera es de 223 días. Él también los ha superado.

«El problema es que el dejarme así durante tanto tiempo lo que provocado es una degeneración enorme de mi estado salud, tanto físico como mental. Tengo muchos efectos secundarios, hay músculos que se me contraen solos, mi nervio está destrozado. No puedo casi ni salir de casa. Además, como ingiero tantas pastillas para los dolores, tengo miedo de que se me perfore el estómago. De momento ya he pasado una esofagitis», lamenta. Pero él no tira la toalla y con frecuencia llama al servicio de atención al paciente del Hospital Universitario de Canarias de La Laguna, donde le tratan, a pesar de que nunca recibe una respuesta satisfactoria. «Que siga esperando y punto», le dicen día tras día.

24 días para atención primaria

«Lo que ocurre en el sistema de salud de Canarias es mucho más grave de lo que está pasando en otros sitios como en Madrid. Aquí, por ejemplo, tenemos que esperar hasta 24 días para conseguir cita con el médico de cabecera. Hay muy buenos profesionales sanitarios, pero no son suficientes Lo que ocurre es que no nos sacan en los medios como sí hacen con la capital», reivindica.

Es más, él ya baraja el irse a la privada para operarse. «O incluso pedir el traslado a Madrid, donde las listas van más rápidas. Pero en el fondo no quiero, porque para eso pago mis impuestos, para tener una sanidad de calidad. Pero estoy desesperado. No se puede tener a una persona cuatro años con el nervio pinzado, me estoy volviendo loco», confiesa.

En una situación similar se encuentra Francisco Javier Quirós. Nos recibe en Alcázar de San Juan, en Ciudad Real. Su caso se remonta a 2016 cuando, como consecuencia de un problema de deterioro óseo que padece, le tuvieron que insertar una placa metálica en la mano para impedir que se le desprendiera el dedo pulgar. «Pero el 24 de febrero el dedo se me quedó como muerto, sin fuerza, no podía hacer el movimiento de pinza. Pedí cita en mi médico de cabecera y me mandó directo a urgencias de traumatología. Al hacerme la radiografía vieron que se había soltado la placa y me derivaron a consulta para planificar la operación», cuenta.

A los 20 días le citaron para acudir a consulta. Allí le confirmaron que había que recolocar la placa y que había que pasar de nuevo por quirófano. «En principio la espera iba a ser de seis meses, pero ya llevo más de nueve meses y con todas las consecuencias que esto conlleva, y no me refiero solo a las físicas, sino a las económicas».

Y es que Quirós lleva de baja desde el día en el que se le «desplomó el dedo» lo que implica una importante «pérdida de poder adquisitivo porque solo cobro el 70% de mi sueldo. Además, mi mujer no trabaja y tengo a una hija estudiando en Madrid en la Universidad y hay que pagar el alquiler del piso y la matrícula».

Este vigilante de seguridad, que tiene plaza fija en su empresa, confiesa estar enfadado y desesperado. Ha realizado tres reclamaciones en el Hospital General La Mancha Centro de Alcázar de San Juan, donde le están tratado, «y hace dos semanas me llamaron y me dijeron si quería operarme en la privada. Dije que sí, obviamente, pero me parece terrible que ocurra esto. Luego se critica a Isabel Díaz Ayuso por el tema de privatizar la sanidad, pero eso es lo que está ocurriendo en comunidades socialistas como en Castilla La Mancha y nadie dice nada. Tampoco hablan de las estadísticas tan desfavorables de la sanidad manchega. Nos tienen silenciados», protesta.

A la privada

Lo que tampoco entiende es cómo si su operación es ambulatoria «ni si quiera voy a ocupar una cama», por qué lo están dilatando tanto. «En 2016, cuando me realizaron esta misma operación, me llamaron en tres meses. Entonces Gobernaba el Partido Popular, con María Dolores de Cospedal. Fue mucho más ágil todo, ahora con los socialistas lo que hacen es aguantarte en las eternas listas de espera para cirugía y cuando ya te quejas mucho te mandan a la privada. Es alucinante».

Los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad apuntan a que el tiempo de espera medio en operaciones de traumatología en Castilla La Mancha es de 112, frente, por ejemplo, a los 68 que suman en Madrid. Según cuenta este manchego, tras la operación, que espera que llegue pronto, quedará la recuperación y rehabilitación. «Lo mismo estaré de baja 18 meses, incluso es probable que tenga que ir al tribunal médico. En mi empresa lo entienden, pero las cosas no deberían ser así. Yo quiero trabajar. Mi baja cuesta mucho al erario público y no me parece bien. Si sumas a todos los que estamos en la misma situación es mucho dinero».

Y va más allá: «A los políticos se les llena la boca con lo de pagar impuestos, pero, ¿para qué? Sería mejor que nos dejaran a nosotros ese dinero y nos pagáramos nuestro seguro privado». Para Quirós, «la sanidad pública es como un queso gruyer con agujeros por todos los sitios». A eso se suma situación personal: «Yo tenía mis planes de vida, mis previsiones. Esta situación me ha truncado todo. Me da rabia que no pueda ir a los juzgados a denunciarlo. Psicológicamente estoy hundido, el sentirte inútil te mina».

Otro vecino de Castilla La Mancha, Unai Santacruz, de 21 años, también relata desde Las Pedroñeras, en Cuenca, su angustia. Lleva dos meses a la espera de una operación de menisco «y me han dicho que tendré que esperar entre dos y tres años». «Y lo peor es que a esta espera se suma la del diagnóstico. Fue en 2017 cuando me golpee la rodilla y hasta este año no descubrieron que el problema era la rotura del menisco. Me plantee el denunciarlo», sentencia mientras aguarda la llamada que parece que tardará en llegar.