Hogar
El método más eficaz para limpiar la campana extractora
La limpieza del extractor de humos suele posponerse, pero es uno de los lugares de la casa de los que más deberíamos preocuparnos por mantener limpios
Hay personas absolutamente obsesivas con la limpieza. Todos conocemos a alguien así… al típico que utiliza posavasos, que se pone de los nervios si ve una gota sin limpiar en la encimera y que se preocupa hasta por quitar el polvo de los libros apilados en la estantería del salón.
Para el resto de personas, la limpieza del hogar supone una tarea tediosa y -en general- nada gratificante. Por eso tratamos de mantener unos mínimos… pero sin pasarnos. Curiosamente, hay un electrodoméstico en nuestro hogar que entraría dentro de lo que podríamos entender como estos “mínimos” y que deberíamos mantener siempre limpio. Pero que -sin embargo- solemos olvidar. Nos estamos refiriendo, como no, a la campana extractora.
La grasa, el gran enemigo
Este electrodoméstico realizauna función muy importante (retirar el humo y los malos olores de la cocina), pero si está sucio… puede generar más problemas de los que soluciona. Cada vez que cocinamos algo, las rejillas de la campana extractora van acumulando la grasa y los aceites, así como los malos olores y las partículas que se producen. Y cuando esto sucede durante mucho tiempo, el aparato deja de cumplir su labor.
Pero no solo eso. Algo que ocurre mucho (y de lo que no solemos percatarnos) es que todas esas grasas que se han ido acumulado durante todo este tiempo, empezarán a derretirse de nuevo cuando aumente la temperatura de la cocina y caerán de nuevo sobre la comida que estemos preparando en el fuego.
Otro aspecto negativo sobre la campana extractora es que retirar todas esas grasas que se han acumulado en los filtros puede convertirse en un proceso bastante pesado, sobre todo si no lo hemos hecho desde hace mucho tiempo. Aunque no es milagroso, hay un método que se ha probado como el más rápido y el más efectivo para acometer esta tarea:
Un método incontestable
El paso previo... antes de comenzar con la parte complicada, es ablandar la grasa. Para hacerlo, lo único que tienes que hacer es coger una cazuela con agua, bicarbonato de sodio y el zumo de un par de limones… y ponerla al fuego con la campana encendida. El vapor de esta mezcla penetrará en las zonas más inaccesibles, haciendo que cualquier sustancia que se haya quedado adherida, se derrita y sea mucho más fácil de retirar.
Podemos dejar la olla hirviendo tanto tiempo como queramos, antes de empezar con la bayeta. De hecho, si dejamos que los vapores actúen durante una hora -aproximadamente- podremos sacar el máximo rendimiento al poder quitagrasas del bicarbonato. Es posible que -incluso- queramos reponer la mezcla que ya se ha evaporado. Después de un tiempo, gran parte de la grasa de la campana habrá caído en forma de gotas.
El siguiente paso es el más aburrido... y el más desagradable. Tendremos que coger un trapo o una bayeta… e ir limpiando todos los recovecos del extractor. Con esto conseguiremos eliminar prácticamente toda la suciedad, aunque es posible que queramos ser más exhaustivos. Y para eso, una buena solución es echar mano de un líquido quitagrasas… que nos ayudará a terminar el trabajo a la perfección.
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