Pediatría

Coche robotizado antiestrés para menores antes de una operación

Busca disminuir el miedo y la ansiedad que sienten los niños cuando se tienen que someter a una intervención

Los investigadores españoles han evaluado este prototipo de Hyundai
Los investigadores españoles han evaluado este prototipo de HyundaiaUOC

En los niños, someterse a un tratamiento médico, pasar por una intervención quirúrgica o simplemente tener que estar en un hospital son situaciones que generan miedo y ansiedad, sobre todo durante la primera infancia. Y esto, además de tener un impacto a corto plazo, también puede llegar a afectar su desarrollo psicológico, social y educativo posterior.

En este sentido, un equipo internacional de investigadores, en colaboración con el hospital Sant Joan de Déu, ha desarrollado y testado un pequeño vehículo robotizado para reducir el estrés de los niños y niñas de entre 3 y 10 años antes de intervenciones quirúrgicas menores.

Los resultados de esta primera prueba piloto muestran que este tipo de robots pueden ser una estrategia exitosa para reducir la ansiedad y el miedo precirurgía, y pueden constituir una alternativa eficaz a la medicación que se utiliza de manera habitual para tranquilizar a los niños.

Este primer prototipo aporta conocimiento sobre las posibilidades y los retos de integrar las llamadas tecnologías afectivas en entornos hospitalarios pediátricos. «Los niños llegan al hospital, que es un entorno ya de por sí hostil para ellos, y tienen que irse con desconocidos, como el personal médico, y pasar por intervenciones desagradables, como una punzada. Todo esto les genera un estrés que, a la larga, puede acabar provocándoles dolor crónico», explica Jordi Albo, director científico de Lighthouse DIG y coinvestigador principal del proyecto. «Utilizando un coche robótico que cambia de colores, que hace música y desprende olores, que les habla e interacciona con ellos, intentamos minimizar el estrés que sienten los niños durante este proceso», añade este experto en robots sociales.

Según un estudio realizado por el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, seis de cada diez pequeños pacientes que tienen que pasar por una cirugía sufren estrés antes de recibir la anestesia. Para mejorar el estado emocional de los niños, desde el centro hospitalario se han explorado varias opciones, desde hacer actividades y juegos antes de las intervenciones hasta emplear terapias asistidas con perros y payasos, e incluso la entrada de los padres al quirófano. Aun así, la estrategia más habitual acostumbra a ser la farmacológica que, paradójicamente, puede todavía contribuir más al estrés de los niños por el sabor amargo que suelen tener los medicamentos y los efectos secundarios que comportan.

Estudios previos ya habían demostrado que emplear pequeños vehículos eléctricos motorizados resultaba eficaz para reducir el malestar de los niños. Los investigadores cogieron como base para desarrollar su prototipo aquellos resultados, así como la investigación que se estaba llevando a cabo en el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en conducción asistida para adultos. «Hemos dotado de sensores nuestro coche robotizado y de IA, además de una superficie de interacción. Esto permite que el coche capte las expresiones faciales del niño, el ritmo cardíaco o de respiración e indicadores de su estado emocional, y que se pueda adaptar a cómo se siente el niño cambiando la música o los colores, o emitiendo olores para ayudarlo a relajarse», apunta la investigadora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Ágata Lapedriza, profesora de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación, al frente del grupo de investigación Artificial Intelligence for Human Well-being (AIWELL) del eHealth Center de la UOC.

El proyecto es un ejemplo de computación afectiva «que se focaliza en desarrollar sistemas de IA que perciben emociones, que las entienden y que pueden responder a ellas de manera también emocionalmente inteligente», subraya Lapedriza, que junto con Albo ha coliderado el proyecto.

En el diseño del vehículo han participado desde médicos y enfermeras hasta expertos en computación afectiva, robótica social, ciencia de datos, diseño de sensores, de aprendizaje automático y visión por computador. El prototipo ha sido fabricado por la compañía automovilística Hyundai en Corea del Sur y enviado a Sant Joan de Déu en Barcelona, donde se probó con 86 niños y niñas de entre 3 y 9 años.