Emigración española
Una española que vive en Estados Unidos revela lo que más le cuesta del país: "Echo de menos sentarme en una una terraza"
La joven explica la mentalidad que tienen los estadounidenses y la diferencia principal con el ritmo de vida que se estila en España

Cada vez son más los jóvenes españoles que deciden hacer las maletas y buscar en el extranjero una oportunidad que sienten negada en su propio país. La falta de perspectivas laborales estables, los contratos temporales y la precariedad generalizada han convertido la emigración en una alternativa lógica más que en una aventura ocasional. Esta nueva diáspora, que recuerda a las vividas en décadas pasadas, está formada por una generación altamente preparada que, sin embargo, no logra encontrar un lugar sólido dentro del mercado laboral español. Ante la falta de respuesta institucional y de políticas efectivas que retengan el talento, muchos optan por irse como única salida viable.
Uno de los factores más determinantes en esta decisión es la imposibilidad de emanciparse. El acceso a una vivienda se ha vuelto casi utópico para muchos jóvenes, no solo por los precios cada vez más elevados del alquiler, sino también por la escasa correlación con los salarios medios. Esta realidad empuja a muchos a replantearse su futuro lejos de casa, en países donde, aunque los desafíos son distintos, al menos existen mayores oportunidades para crecer, ahorrar y construir una vida independiente sin que ello suponga un sacrificio económico desproporcionado. La sensación de estancamiento y la falta de expectativas empujan a muchos a dejar atrás no solo su país, sino también su entorno más cercano.
Destinos como Estados Unidos, entre otros, se presentan como tierra de oportunidades por su dinamismo económico y su cultura del emprendimiento. No obstante, el choque cultural es inevitable. La diferencia en los ritmos de vida, la menor presencia del contacto humano en lo cotidiano o una mayor competitividad en todos los ámbitos sociales contrastan con los valores más comunitarios y pausados que muchos jóvenes traen desde España. Aun así, el deseo de avanzar profesionalmente y lograr una estabilidad personal lleva a muchos a adaptarse, construyendo un nuevo hogar lejos del lugar donde crecieron. En ese proceso de adaptación, la identidad se transforma y se enriquece, aunque no sin dejar una huella de distancia emocional con lo que un día fue familiar.
Una española menciona lo que más le cuesta de EEUU
Mar, española que actualmente reside en Estados Unidos en compañía de su marido finlandés, expone en sus redes sociales su "nueva vida" viviendo en tierras americanas. En una de sus más recientes publicaciones, expuso el principal problema que tiene con la sociedad estadounidense y, por ende, aquello que más le cuesta a la hora de socializar. "Una cosa de la cultura estadounidense con la que de verdad no puedo es cómo ellos ven el tiempo", agrega en relación a que, para los paisanos, todo tiene que tener cierta productividad y no cabe espacio para la nada. Es decir, a diferencia de los españoles, la planificación de cada uno de los actos que realizan en su rutina es evidente.
"El tiempo para ellos tiene que ser eficiente, todo tiene que ser productivo. Le echan mil horas al trabajo generando algo que es dinero. Entonces, cuanto más trabajen, pues más dinero tienen", afirma. En este sentido, la española agrega que la mentalidad con la que viven se debe a esta causa y, por tanto, siempre que llevan a cabo una cosa cuenta con cierta premeditación. "Es como que el tiempo les tiene que ser útil de alguna manera. Pero claro, me agobio porque no saben simplemente quedar a tomar algo y luego ir viendo", argumenta. De esta manera, con los norteamericanos siempre se tiene que acordar una especie de intinerario, no basta con esperar y buscar el propósito a medida que pasa el tiempo.
El estilo de vida español: una seña de identidad
La forma de pensar y vivir es radicalmente opuesta. En España, por norma general, en los núcleos de amigos se tiene implantado el "quedar", sin tampoco prestar mucha atención a lo que realmente se va a hacer, pues todo reside en pasar tiempo con los cercanos. "Quedas con ellos y necesitan saber a qué hora empieza y a qué hora termina. O sea, no saben simplemente estar", indica. Pero la concepción española choca frontalmente con la mentalidad estadounidense. "Echo de menos el poder irme a una terraza, sentarme, tomar algo, hablar… Sí, echo mucho de menos eso de la cultura española", sentencia.