
Sanidad
«Hay que estar pendiente de posibles efectos adversos del ácido hialurónico»
La doctora Victoria Trasmonte puntualiza cómo debe utilizarse este activo tan demandado en medicina estética

¿Qué es el ácido hialurónico?
Es un componente natural que produce el cuerpo y que se encuentra principalmente en la piel, los ojos y las articulaciones. En estos tejidos cumple diferentes funciones gracias a su capacidad para retener agua, lo que ayuda a mantenerlos hidratados, lubricados, elásticos y con volumen. Con el paso del tiempo, la producción natural de ácido hialurónico disminuye, y el cuerpo también lo degrada más rápidamente. Esto provoca la aparición de problemas articulares, sequedad ocular, surcos, arrugas y pérdida de firmeza cutánea.
¿Cómo se utiliza?
En medicina estética se utiliza ácido hialurónico producido de manera artificial mediante biofermentación, el cual se presenta en forma de gel cohesivo. Este proceso es más moderno y sostenible que la extracción de fuentes animales y permite obtener un producto de alta pureza. Su uso se enfoca en restaurar la hidratación y revitalizar la piel mediante geles no reticulados, así como en reponer el volumen perdido o mejorar el relieve en zonas hundidas, suavizando arrugas y surcos para optimizar la armonía facial.
¿A partir de qué edad se puede utilizar?
No existe una contraindicación por edad. Incluso pueden existir casos en pacientes pediátricos que presenten algún defecto facial que les genere problemas de autoestima; en esos casos, los médicos especialistas pueden valorar y realizar el tratamiento de manera controlada y segura.
¿Cuáles son los posibles efectos secundarios o indeseados?
El efecto secundario más común es el hematoma. Los efectos adversos más graves y temidos son la oclusión vascular, que puede producir una necrosis a distancia, ya sea cutánea, ocular o cerebral, e incluso necrosis en la base de la boca. Estos son casos severos y de alta gravedad. También puede presentarse infección, especialmente en pacientes con una colonización bacteriana significativa. A pesar de una limpieza adecuada, pueden desarrollar un absceso en la zona tratada, lo cual puede ser grave. Lo más importante es reconocer estas complicaciones de forma temprana, ya que, si no se tratan a tiempo y adecuadamente, pueden comprometer la seguridad y la salud del paciente. En el caso de una afectación ocular, incluso puede llegar a provocar ceguera.
¿Qué se puede hacer si el resultado no es el esperado?
Existe un antídoto que permite revertir el producto: la hialuronidasa. Esta enzima degrada el ácido hialurónico, haciendo que pierda su reticulación, se vuelva líquido y pueda reabsorberse o eliminarse, liberando la zona afectada. Incluso en casos de necrosis, su uso puede ayudar, pero es fundamental actuar lo antes posible, ya que el tiempo es determinante: si se demora demasiado, el daño puede no ser reversible. Por ello, es imprescindible que el tratamiento sea realizado y supervisado por un profesional especializado.
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