
Vaticano
León XIV: «El Credo no es una teoría filosófica»
En apenas un mes, el Papa agustino firma su segunda exhortación apostólica, sobre el Concilio de Nicea

El magisterio de León XIV comienza a definirse. En octubre publicaba su primera exhortación apostólica, «Dilexi te», un documento a cuatro manos con Francisco con la que apuntaló la opción preferencial por los pobres que marcó el pontificado de su predecesor. Ayer, por sorpresa y sin que en los días previos se hubiera filtrado pista alguna, Robert Prevost sacó a la luz su segunda exhortación: «In unitate fidei», esto es, «En la unidad de la fe».
El documento nace con motivo de los 1.700 años del Concilio de Nicea, en el que se definió la oración del credo que se reza cada domingo en la eucaristía y que comparten todos los cristianos, puesto que los postulados fundamentales que recogen son comunes a todos los seguidores de Jesucristo y son previos a las divisiones en católicos, ortodoxos, evangélicos, anglicanos…
Como el Pontífice agustino comparte en la exhortación, se hace pública como antesala al viaje que desde este jueves 27 de noviembre al 2 de diciembre le llevará Turquía y Líbano, con parada en Iznik, la antigua Nicea, donde tendrá lugar una celebración para «redescubrir la única y universal comunidad de los discípulos de Cristo en todo el mundo».
Así lo recoge León XIV en «In unitate fidei», admitiendo a la par que existe hoy por hoy «la plena unidad visible». Sin embargo, pone en valor cómo los últimos sesenta años, «el diálogo ecuménico nos ha llevado» a «reconocer a nuestros hermanos y hermanas en Jesucristo». «¡Realmente lo que nos une es mucho más de lo que nos divide!», exclama el Pontífice en un escrito en el que llama a trabajar por la «reconciliación» desde «un modelo de verdadera unidad en la legítima diversidad».
«Esto no significa un ecumenismo de retorno al estado anterior a las divisiones, ni un reconocimiento recíproco del actual statu quo de la diversidad de las Iglesias», aclara el Papa, que elude entrar en las cuestiones que hoy por hoy son un muro para esa unidad plena, por ejemplo, el celibato o el sacerdocio femenino. Frente a ello, su apuesta pasa por «un camino paciente, largo y a veces difícil de escucha y acogida recíproca». «Se trata de un desafío teológico y, aún más, de un desafío espiritual, que requiere arrepentimiento y conversión por parte de todos», deja caer.
«In unitate fidei» permite a León XIV reivindicar todas y cada una de las aseveraciones que recoge el credo niceno arrancando por ese «Creo en Dios Padre todopoderoso…». Así, recuerda que «el único y verdadero Dios no es inalcanzablemente lejano a nosotros, sino que, por el contrario, se ha hecho cercano y ha salido a nuestro encuentro en Jesucristo».
«El Credo de Nicea no formula una teoría filosófica», sostiene el Papa, que subraya que «la divinización no tiene nada que ver con la auto-deificación del hombre». «La divinización es, por tanto, la verdadera humanización».
En la exhortación apostólica recién vuelve a tirar por tierra las tesis del arrianismo, que en tiempos de Nicea buscaba tumbar el concepto de la trinidad, puesto que consideraba que Jesús no es consustancial a Dios Padre, sino una criatura creada por él. «La Unidad y la Trinidad en Dios no están en absoluto en contradicción», subraya el Pontífice.
En un ejercicio de pedagogía para el católico de a pie, León XIV también propone un examen de conciencia en «In unitate fidei» con los pobres y la ecología como interrogantes: «¿Estoy dispuesto a compartir los bienes de la tierra, que pertenecen a todos, de manera justa y equitativa?».
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