Londres

«Me llegaron a amenazar con violar a mi madre»

Los relatos de algunas de las 1.400 víctimas de los abusos silenciados en Rotherham conmocionan a Reino Unido

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Los relatos de algunas de las 1.400 víctimas de los abusos silenciados en Rotherham conmocionan a Reino Unido.

Emma (nombre ficticio) sólo tenía trece años cuando fue violada brutalmente por primera vez. Las agresiones sexuales, a partir de entonces, serían una vez cada semana. Sus verdugos amenazaron con quemarla viva si decía algo, pero pasados tres meses ya no pudo más y reveló el secreto a su madre. Fueron a la policía a denunciar los hechos y llevaron la ropa con la que había sido violada como prueba para que los agentes pudieran identificar a los culpables. En plural. Emma no era violada sólo por un hombre. Eran varios y normalmente las agresiones se hacían enfrente de más gente. Sin saber cómo, la ropa se perdió en comisaría. O al menos eso es lo que dijeron los agentes. Así que era su palabra contra la de un grupo de paquistaníes. Las agresiones se prolongaron durante tres años más, hasta que sus padres lograron sacarla del país.

Cada dato que sale a relucir del llamado «escándalo de Rotherham» pone los pelos de punta. La sociedad británica aún está conmocionada después de conocer que alrededor de 1.400 menores han estado sufriendo abusos sexuales de toda clase durante dieciséis años. Las atrocidades tuvieron lugar en la ciudad, perteneciente al condado de South Yorkshire (norte de Inglaterra), desde 1997 hasta 2013. Las mafias de paquistaníes usaban a su antojo a víctimas que, en alguno de los casos, tan sólo tenían once años. En 2012, The Times advirtió que redes de delincuentes similares ya se habían propagado por todo el país. Desde Bradford, Birmingham y Blackburn hasta Derby, Manchester y Rochdale. El periódico tuvo acceso a más de 200 documentos confidenciales que ofrecían pruebas contundentes de un fracaso institucional absoluto para hacer frente a una epidemia de explotación sexual organizada. El rotativo citaba Oxford como uno de los puntos más preocupantes. De hecho, el año pasado, nueve hombres –siete de origen paquistaní y dos magrebíes– fueron acusados de 79 delitos sexuales. En definitiva, que las 1.400 víctimas de Rotherham podrían ser sólo la punta del iceberg.

Al igual que Emma, ninguna recibió ayuda cuando acudió a las autoridades. La adolescente, que hoy tiene 24 años, contó ayer en la BBC sin mostrar su rostro la pesadilla que le arrebató la infancia.

Conoció a sus violadores por medio de unos chicos jóvenes del barrio. Durante un tiempo se hicieron pasar por amigos sacándole todo tipo de información sobre su vida, su casa, su familia. «Ellos sabían todo de mí y yo sólo conocía sus apodos. Ni siquiera sabía sus nombres reales», explica.

Empezaron a introducirla en el mundo del alcohol y las drogas cuando sólo tenía doce años. Hasta que no se produjo la primera violación nunca le habían tocado, ni tan si quiera le habían hecho sentirse incómoda. «Confiaba en ellos, les veía como mis amigos, hasta que una noche uno de ellos me violó brutalmente enfrente de más gente. Desde entonces tenía que acostarme con él y sus amigos cuando ellos quisieran», relatan. Las agresiones eran una vez a la semana.

Después de que la policía perdiera la ropa que iba a servir como prueba acusatoria, los agresores empezaron a amenazar a toda su familia. Llamaban constantemente a casa y hacían guardia con un coche en la puerta. La policía le dijo que no le podía ofrecer ningún tipo de protección, así que a las semanas decidió retirar los cargos.

Emma explica que sus padres decidieron encerrarla en casa –como les pasó a muchas otras víctimas– para protegerla. Pero las amenazas fueron cada vez mayores. «Me decían que iban a violar también a mi madre. Así que no tenía otra opción que irme con ellos cuando quisieran. En la mente de una niña de 13 y 14 años es mucha presión. Sientes que la seguridad de todos tus seres queridos depende de ti. Y ellos sabían todo de mí», relata.

Cuando cumplió quince años sus padres le mandaron fuera del país. Antes de coger el avión, Emma vio cómo sus violadores paseaban como si nada por la calle. Sencillamente eran intocables. El despacho de abogados Switalkskis confirmó ayer que quince víctimas ya se habían puesto en contacto con ellos para demandar a las autoridades locales.

Según el informe del ayuntamiento de Rotherham, el acoso y los abusos a los menores fueron durante años un problema en la localidad. «Gran parte del personal habló de su nerviosismo para identificar el origen étnico de los culpables por temor a ser tomados como racistas, mientras otros hablaron de que sus jefes les dejaron claro que no lo hicieran», apunta su autora.

Ningún caso llegó a los tribunales hasta noviembre de 2010 cuando cinco «depredadores sexuales» fueron condenados por la violación a tres chicas –dos de 13 años y una de 15». Las menores se encontraban bajo la tutela de los servicios sociales. Al menos un tercio de los abusos sufridos por esos 1.400 niños eran conocidos por las agencias de protección de menores. En los últimos 12 meses, 15 personas han sido procesadas o acusadas de delitos de explotación sexual infantil en la ciudad. Podría haber más de cien sospechosos.