Investigación

Descubren en Polonia un artefacto celta de 2.300 años: su función médica resulta aterradora

Una herramienta de trepanación celta revela el lado más inquietante de la medicina antigua

Los huesos del supuesto "vampiro" con los rituales tras su muerte
Arqueólogos en Polonia hallaron un instrumento de hace 2.300 años usado para perforar cráneosFoto: Milica Nikolić

Cuando un grupo celta viajó a Polonia hace más de 2.300 años y levantó una pequeña comuna en Chorzele, no lo hizo solo con guerreros y comerciantes.

Entre ellos había, con toda probabilidad, un médico y un herrero.

Dos figuras esenciales que, trabajando juntos, dieron forma a una herramienta que nos despierta a partes iguales fascinación e inquietud: un instrumento de trepanación, diseñado para abrir un orificio en el cráneo humano.

La práctica más antigua y aterradora

El hallazgo se produjo en el yacimiento de Lysa Góra, en Mazovia, un lugar que ya había sorprendido con piezas de hace miles de años como un casco celta del siglo IV a. C.

Pero nada se compara con la crudeza de esta herramienta quirúrgica. Al principio, los arqueólogos pensaron que se trataba de un bisturí rudimentario con mango de madera.

Pero tras un análisis minucioso, descubrieron que no era solo un simple bisturí, sino que se trataba de una variante de los instrumentos utilizados en una de las prácticas médicas más antiguas y aterradoras: la trepanación celta.

La trepanación consistía en perforar el cráneo con fines médicos o místicos.

Esta técnica se practicó en Grecia, Roma y otras culturas durante siglos, hasta desaparecer en torno al siglo XVI.

En algunos casos se raspaba el hueso, en otros se perforaba directamente. Lo cierto es que, para quienes vivían en aquella época, esta técnica era vista como una forma de aliviar dolores, tratar lesiones o incluso liberar “malos espíritus”.

“Este hallazgo es aún más raro que un casco celta”, explicó Barlomiei Kaczynski, investigador principal del Museo Arqueológico Estatal de Varsovia. “Este tipo de herramientas solo se conocen en unos pocos yacimientos celtas del sur y centro de Europa”.

Un descubrimiento que despeja dudas

Pero este descubrimiento no solo aterroriza, sino que nos ayuda a conocer más de la historia de nuestro mundo. Ahora sabemos que en aquel grupo celta se contaba con alguien especializado en procedimientos médicos, posiblemente un druida con herramientas de hierro forjadas por sus propios artesanos.

El yacimiento también reveló escorias y un yunque de hierro, prueba de que allí se fabricaban pequeñas herramientas.

Es decir, no solo había un médico, sino también un herrero capaz de forjar objetos con un estilo propio.

Entre los restos, además, aparecieron broches, piezas de arneses de caballo, una punta de lanza y un hacha rectangular, lo que confirma que se trataba de un asentamiento fortificado en plena ruta comercial del Camino del Ámbar.

Y si lo pensamos bien, la imagen que se nos queda es de película: un grupo celta asentado en tierras polacas, reforzando su posición con armas, artesanía y conocimientos médicos que hoy nos parecen casi imposibles.

Y en medio de todo este panorama, aparece una herramienta que nos recuerda que la frontera entre la ciencia y lo místico era mucho más difusa de lo que imaginamos.