
Récord Guinnes
Eran padre e hijo y estaban obsesionados por crear un dron impreso en 3D: han batido un récord Guiness absolutamente impresionante
Luke y Mike Bell lograron en Dubái el récord Guinness con su Peregreen 3, el cuadricóptero eléctrico más rápido del mundo

Hace unos meses se confirmó algo que parecía sacado de un libro de ficción tecnológica, y es que un dron a batería había alcanzado la velocidad más alta del mundo.
El protagonista fue el Peregreen 3, creado por Luke Maximo Bell y su padre, Mike, que voló a 360,4 millas por hora sobre el desierto de Dubái. Todo esto fue seguido y certificado por Guinness World Records, que lo bautizó como el cuadricóptero eléctrico más rápido jamás construido.
Del garaje al récord mundial
Lo sorprendente es que esta historia no nació en un laboratorio de última generación, sino en un garaje familiar. Allí, entre impresoras 3D, piezas de plástico y motores, padre e hijo pasaron meses ajustando cada detalle.
El chasis se imprimía, se probaba y se modificaba en cuestión de horas. Los motores eran reparados una y otra vez, todo por cumplir su objetivo: lograr una estructura que soportara velocidades extremas sin perder estabilidad.
Y tanto trabajo dio lugar a este cuadricóptero, que antes de despegar parecía un corredor en posición de salida, con cuatro brazos extendidos y cada uno con un motor que hacía girar hélices tan rápido que se desvanecían a la vista.
En el centro, las baterías de polímero de litio alimentaban la energía necesaria para la aceleración. Luke pilotaba con un mando de código propio, mientras Mike supervisaba en su portátil cada dato de tensión y calor.
El desierto de Al Qudra fue su pista de competición. Allí, el calor abrasador de más de 43 grados destrozó prototipos y motores. Los imanes se desprendían, los motores se desequilibraban y el dron se estrellaba una y otra vez.
Pero cada fallo era una nueva lección y un sentimiento de estar cada vez más cerca de cumplir su objetivo. Cambiaban piezas, añadían aletas de refrigeración impresas en 3D, reforzaban patines y ajustaban el software para evitar picos de potencia.
Tras seis prototipos, encontraron el ritmo. Combinándolo con vuelos al amanecer para combatir el calor, ajustes rápidos y pruebas constantes, lo consiguieron: tenían el dron perfecto.
Ahora solo faltaba ponerlo en práctica de manera oficial y entrar así en la historia mundial.
El sueño de un padre y un hijo
El 22 de junio todo salió perfecto. El Peregreen 3 despegó, mantuvo su trayectoria y aceleró sobre la arena del inmenso desierto de Dubái.
Dando así un final de ensueño: 360,4 millas por hora y un récord mundial que coronó meses de esfuerzo, ingenio y trabajo en equipo.
Más allá del Guinnes, queda la imagen de un padre y un hijo que, obsesionados por un sueño, demostraron que la innovación puede nacer en un garaje y terminar conquistando el mundo.
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