
Inteligencia artificial
La industria musical apuesta todo por la IA: pueden destruir una de las creaciones más humanas
Varias de las mayores discográficas del mundo han cerrado acuerdos con empresas de IA y están impulsando plataformas que permiten remezclar canciones con algoritmos

Tras meses de tensiones en torno al papel de la inteligencia artificial en la música, las grandes discográficas han empezado a dejar atrás las demandas para firmar acuerdos con startups del sector. Universal Music Group, Sony Music Entertainment y Warner Music Group colaboran ya con empresas como Klay, que se presenta como una plataforma de IA “ética” aplicada a la música.
Klay es la primera compañía de este tipo que ha logrado acuerdos con los tres sellos. Su proyecto pasa por lanzar un servicio de streaming que permita a los usuarios remezclar canciones reales en diferentes estilos, usando únicamente material con licencia. La empresa asegura que los artistas recibirán una parte de los ingresos.
Warner incluso ha defendido públicamente que la herramienta no pretende sustituir a los músicos, sino ampliar las posibilidades creativas dentro de un modelo de suscripción.
Una alianza inesperada tras meses de demandas
El giro es llamativo porque llega después de una batalla legal contra empresas como Udio y Suno por infracción de copyright. Universal alcanzó un acuerdo con Udio en octubre y Warner ha hecho lo mismo esta semana, incluyendo licencias y reparto de ingresos. En el caso de Suno, el proceso judicial sigue en marcha.
Mientras tanto, el mercado de música creada con IA se ha convertido en un terreno difícil de gestionar. Spotify ha retirado 75 millones de pistas marcadas como “spam” o directamente engañosas, entre ellas canciones que imitaban voces de artistas reales. Esto ha intensificado las dudas sobre quién firma una obra, quién debe cobrar y cómo debe regularse todo este nuevo ecosistema.
El ejemplo más llamativo fue “I Run”, un tema que muchos confundieron con una canción de Jorja Smith y que acumuló más de 13 millones de escuchas antes de desaparecer. Su creador reconoció haber usado Suno para procesar la voz y acabó subiendo otra versión con una cantante humana. A algunos, curiosamente, les gustaba más la primera.
La IA abre nuevas posibilidades para la creación musical, pero también cuestiona algo esencial: la parte humana que siempre ha sostenido a la música.
✕
Accede a tu cuenta para comentar


