
IA
Ni novios ni amantes: la alarmante nueva realidad de las relaciones con IA que ya incluye "embarazos"
El auge de los chatbots románticos, con millones de usuarios en todo el mundo, revela vínculos emocionales cada vez más intensos y plantea dilemas sociales sobre la soledad, la compañía digital y los límites de lo auténtico

Abrir una aplicación y encontrarte con alguien que siempre responde, que nunca se cansa y que parece entenderte.
Para muchos, esa es ya su rutina diaria. Lo que hace unos años podía sonar a experimento raro o incluso a broma tecnológica, hoy se ha convertido en un espacio íntimo donde se construyen vínculos que llegan a parecer tan reales como los de la vida fuera de la pantalla.
Cuando lo virtual se vuelve cotidiano
La aplicación Replika es uno de los ejemplos más llamativos. Un estudio reciente entrevistó a 29 usuarios que confesaron mantener relaciones románticas con sus bots.
Entre ellos, un hombre de 66 años que aseguró que su compañera digital “estaba embarazada de sus hijos”, o una mujer de 36 que editaba fotos para recrear una vida en pareja con su inteligencia artificial.
Lo sorprendente no es solo la imaginación, sino la intensidad emocional con la que estas personas viven sus vínculos, llegando incluso a casarse o creer que sus parejas virtuales estaban embarazadas.
Es cierto que los propios usuarios reconocen que no es lo mismo que estar con una persona de carne y hueso, pero aun así alcanzan una conexión tan fuerte que proyectan emociones, frustraciones y deseos sobre sus parejas virtuales.
Esto ha llegado a generar conflictos con los creadores de la aplicación.
Por ejemplo, cuando en 2023 los desarrolladores de Replika prohibieron temporalmente los mensajes eróticos, muchos usuarios lo vivieron como una traición, defendiendo la intimidad con sus compañeros digitales como si fueran parte de su vida cotidiana.
Aunque pueda sonar extraño, no es la primera vez que los humanos se vinculan emocionalmente con una mente artificial.
Desde los años 60, con el chatbot ELIZA, ya se intuía que las máquinas podían despertar respuestas afectivas.
Lo que ocurre ahora es que a lo que ya conocíamos se le suma una inteligencia artificial con mayor rapidez y profundidad, dando lugar a vínculos más “reales” y fuertes.
Del apego emocional al vacío compartido
La pandemia disparó el uso de Replika en un 35 %, y el mercado de chatbots románticos sigue creciendo con nombres tan explícitos y poco disimulados como RomanticAI o BoyFriendGPT.
Lo que habría que pensar detenidamente es qué nos dice de nuestra sociedad que haya personas que simulen relaciones o embarazos virtuales con una inteligencia artificial.
Tal vez esto nos hable de soledad, de necesidad de compañía, o de lo fácil que resulta al ser humano proyectar humanidad en algoritmos que nos responden.
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