
Inteligencia Artificial
Sam Altman, creador de ChatGPT: "Mitigar el riesgo de extinción debería ser una prioridad global"
Los riesgos existenciales que pueden derivarse del desarrollo de sistemas de inteligencia artificial avanzada preocupan a la comunidad científica y tecnológica

Cuando pensamos en los avances tecnológicos, lo hacemos con la vista puesta en los beneficios que pueden aportar para la vida de las personas. Ya sea en cuanto a facilitar tareas, ayudar a tener un bienestar mayor o a reducir el tiempo dedicado a labores convencionales en favor de tener ese margen para la familia y los amigos.
Lo que sucede es que, en ocasiones, esos pasos hacia adelante se dan sin tener del todo claros los objetivos y estos se pueden viciar en el proceso de desarrollo. Esto es algo que ningún experto desea y menos aún los actores implicados en el despliegue de la inteligencia artificial.
Exigencia de colaboración gubernamental ante riesgos emergentes
Como muestra de sus buenas intenciones, protagonistas del sector tecnológico y empresarial firmaron un comunicado del que hace apenas unos días se cumplieron dos años. En él, nombres tan importantes como Geoffrey Hinton, uno de los padres de la inteligencia artificial, Demis Hassabis o Sam Altman junto a 350 expertos más quisieron abrir un debate tanto para los ciudadanos de a pie como para los políticos requiriendo a los gobiernos sobre la necesidad de gestionar el avance de la IA y los potenciales riesgos que puede suponer.
Las advertencias asociadas a los peligros que pueden amenazar al mundo como una nueva pandemia o una guerra a nivel global han llegado también de boca de figuras como Bill Gates y en el escrito hecho público en mayo de 2023 vemos cómo personalidades del calado de Sam Altman se posicionan en favor de la intervención gubernamental para mantener los horizontes claros y libres de riesgos futuros, en la misma línea que se hace con otros peligros:
“Mitigar el riesgo de extinción por IA debería ser una prioridad global junto con otros riesgos a escala social, como las pandemias y la guerra nuclear”
Para el creador de ChatGPT siempre ha sido una prioridad no ver la inteligencia artificial como un negocio, por ello ha descartado recientemente convertir OpenAI en una empresa con fines lucrativos, cuestión que habría supuesto una traición a su ideario fundacional.
El hecho de que Sam Altman firmara el manifiesto junto a esos más de 350 expertos reclamando un control por parte de los gobiernos e instituciones como medida preventiva a una evolución desmedida de la inteligencia artificial demuestra que la preocupación por parte de todos ellos es real y que la implicación política internacional debe hacer acto de presencia para evitar lamentos futuros.
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