Peligro
La estafa de Lidl: así es el fraude ideado para robar el dinero de sus clientes
Prometen un iPhone 12, un Samsung Galaxy s20 y una Roomba por tan sólo 2 euros cada uno
Prometen un iPhone 12, un Samsung Galaxy s20 y una Roomba por tan sólo 2 euros cada uno. Tentador, ¿verdad? Pues es falso, como es de esperar. Lidl se ha convertido en una nueva víctima de la suplantación de identidad. Tal y como ocurrió hace una semana Carrefour, los hackers están aprovechando el nombre de algunas marcas asentadas para perpetrar sus malas prácticas: se aprovechan de la confianza que transmiten estas empresas para intentar robar nuestros datos y nuestro dinero.
En esta ocasión, nuevamente, se valen del correo electrónico para engañar a los clientes. Hay que tener en cuenta que, por norma general, vamos a recibir muchos mensajes publicitarios que podemos catalogar como spam. Ahora bien, los que emplean los criminales suelen tomar tonos más serios. De hecho, suelen parecer avisos de seguridad, promociones o regalos para llamar nuestra atención.
Tal y como recoge Planeta red, esta estafa está relacionada con tres productos de lo más golosos: el iPhone 12, el Samsung Galaxy s20 y la Roomba. ¿En qué consiste en el engaño? Primero, envían un mensaje en el que se nos informa que hemos ganado bien una tarjeta de 100 euros o bien uno de los mencionado productos. Después, nos animan a clicar sobre un enlace para poder reclamarlos. De tal modo que, si lo hacemos, seremos redirigidos a una web falsa en la que aparecen comentarios falsos de supuestos ganadores y, además, se nos mete prisa para completar una encuesta que resulta determinante para acceder el premio.
Así, con la excusa del tiempo, se nos apremia para meter nuestros datos bancarios y pagar esos dos euros tan jugosos por los aparatos que nos prometieron al principio. Si lo hacemos, no habrá marcha atrás: les habremos entregado en bandeja nuestras credenciales bancarias. Esta práctica es conocida como phising y podemos identificarla rápidamente: el texto suele contener erratas, incoherencias sintácticas, enlaces rotos, expresiones sin sentido... quizá, no todas a la vez, pero sí al menos alguna de ellas.
Un elemento determinante es fijarse en la dirección desde la que se envía el correo electrónico. Si no coincide con el dominio de la marca correspondiente, todo parece indicar que es falso.
✕
Accede a tu cuenta para comentar