Narciso Monturiol

¿Cómo van los trabajos del resto de submarinos S-80? Navantia ya ha unido el casco del segundo, el S-82

Si todo va conforme a lo previsto, el S-81 Isaac Persal será entregado la próxima primavera, pero Navantia ya está trabajando en sus hermanos S-82, S-83 y S-84

A falta de apenas unos meses de que la Armada reciba definitivamente el S-81 Isaac Peral (abril si se cumplen los plazos), el primero de los submarinos de la clase S-80 con que contará la Armada, ¿en qué situación se encuentras los otros tres “hermanos” que Navantia construye en sus astilleros de Cartagena?

El primero de ellos será el S-82, que recibirá el nombre de Narciso Monturiol, y tiene prevista su entrega en diciembre de 2024 a la Armada, es decir, justo dentro de dos años. Pero, ¿cómo avanza su construcción? Evidentemente, ni Navantia ni el Ministerio de Defensa van informando de cada paso que se da en un proceso tan largo y complejo marcado por determinados hitos, pero sí sabemos que la primera unión del casco resistente del segundo submarino de la serie 80 se ha realizado ya en el astillero. Hace un año también supimos que se finalizó la fabricación de la vela y a principios de diciembre se trasladó por barco hasta el astillero de Cartagena, donde ha sido instalada.

Precisamente en esa fecha, en diciembre de 2021, llegaba hasta el astillero de Navantia en Cartagena la denominada vela (conocida como torreta en el argot militar), «la última gran estructura pendiente por montar» de este segundo sumergible de la serie 80, que pesa 17,5 toneladas y, una vez instalada sobre el casco, tiene unas dimensiones de 11,5 metros de largo por siete de alto.

Los trabajos para ensamblar dicha vela en el casco del submarino arrancaron tras las navidades. Asimismo este año se ha trabajado en el ensamblaje de los cinco módulos que conforman el S-82: el primero, proel, que acoge al sistema de estiba y lanzamiento de las armas; el segundo, donde se ubica el Centro de Información y Combate y se ensambla en su parte superior a la vela o torreta con los distintos periscopios y sensores, el tercero, en el que se situará el módulo AIP que permite al S-82 navegar sumergido hasta tres semanas sin tomar oxígeno del exterior, y luego el cuarto, el cofferdam (entre el segundo y tercero) realizado con acero de la máxima resistencia que haría de barrera frente a una vía de agua exterior y que incluye la exclusa que facilitaría el acceso de buceadores o la evacuación, en caso necesario, y un quinto módulo, el cono de popa.

Paralelamente, de cara a trabajar en el interior del conjunto una vez ensamblado, Navantia ha seguido a lo largo de este 2022 realizando licitaciones de partidas económicas para el cableado o el aislamiento del submarino, ganchos de remolque para los servicios del astillero de la dársena de Cartagena, piezas de unión para los paneles de la superestructura de los tres sumergibles pendientes...

Los trabajos van, por tanto, según los planes previstos y los operarios de la factoría naval están inmersos en la soldadura de tanques, polines, soportes y premontaje de tuberías y equipos del S-82 Narciso Monturiol. Se habría trabajado también a lo largo de 2022 en los primeros chorreos y pintados, dando paso después al armamento final de las secciones. Si todos estos pasos se van terminando conforme a lo dispuesto, la puesta a flote del S-82 se podría llevar a cabo a principios de 2023 para, un año después, ser entregado a la Armada tras haber pasado todas las pruebas, como ha ido ocurriendo a lo largo de este año con el S-81.

S-83 y S-84

Pero el astillero español no trabaja solo en el S-82, sino que siguen en marcha también los trabajos del S-83 y el S-84, que han de completar la tanda de cuatro submarinos prevista por el Ministerio de Defensa para España.

Así, el S-83, que recibirá el nombre de Cosme García, tiene su entrega prevista a la Armada para octubre de 2026 y 16 meses más tarde, en febrero de 2028, el S-84, bautizado como Mateo García de los Reyes.

Estos dos submarinos serían los primeros de la serie en incorporar ya de serie elSistema de Propulsión Anaerobia (AIP, en sus siglas en inglés), lo que les permitirá generar su propia energía eléctrica y, así, navegar durante semanas sin salir a la superficie, proporcionando unas capacidades tácticas y de discreción no existentes a fecha actual. A diferencia de los submarinos convencionales, que necesitan subir prácticamente a la superficie para realizar operaciones de «snorkel» frecuentes para recargar sus baterías, los S-80 podrán hacerlo en inmersión, siendo así menos vulnerables y detectables.

El S-81 y el S-82 serán entregado a la Armada sin este sistema, que les será instalado en su primera gran carena, en la que serán reacondicionados.

Las cinco secciones del casco del S-83 están ya fabricadas y se trabaja en los elementos estructurales que se irán montando en cada una de ellas. En cuanto al S-84, se trabaja en las cuadernas del casco, unidas mediante un innovador proceso de soldadura robotizada. El siguiente paso es crear los primeros anillos y secciones.

Características del submarino

Los submarinos de la clase S-80 tienen un desplazamiento en inmersión de casi 3.000 toneladas (2.965 t), una eslora de 81 metros y un diámetro de casco resistente de 7,3 metros. Su velocidad en la superficie será de 10 nudos y en inmersión de 19 nudos. En su interior alberga 180 sistemas y 60 km de cables.

S-80
S-80Antonio Cruz
S-80
S-80Antonio Cruz

El sumergible está dotado con un sistema de propulsión principal basado en un motor eléctrico (MEP) de 3.500 kw y un motor diésel compuesto por tres grupos generadores de 1.200 kw que producen la energía que alimenta al MEP. Por su parte, el mencionado Sistema de Propulsión Independiente del Aire (AIP) permitirá al buque permanecer hasta tres semanas bajo el agua. Mientras este sistema está activo, el submarino no tiene la necesidad de ascender a cota snorkel para recargar las baterías.

En las consolas de la sala de mando y control se maneja desde la propulsión del buque, hasta el aire acondicionado, pasando por los equipos y armamento que forman parte del sistema de combate o las comunicaciones.

La dotación del submarino está compuesta por 32 marinos, aunque tiene capacidad para acoger otros ocho efectivos más para, por ejemplo, operaciones especiales. La alta automatización de los equipos y sistemas ha reducido prácticamente a la mitad la dotación con respecto a los submarinos de la serie S-70, pese a ser un submarino de un desplazamiento y complejidad muy superior.

Por su parte, el sistema de armas incluye seis tubos lanzatorpedos y capacidad para embarcar 18 armas (misiles, torpedos y minas). El sonar cilíndrico ubicado en la proa es el principal sensor acústico pasivo para operaciones en inmersión.

Además, Navantia y la estadounidense Lockheed Martin están ya trabajando para incorporar una serie de mejoras en los sistemas de sónares del submarino S-81 Isaac Peralcon el objetivo de mejorar su sostenimiento durante su ciclo de vida.

Estas modificaciones se han efectuado durante la última varada del submarino en el dique seco en el marco de su proceso de pruebas, e implican un ajuste en la planificación de los próximos hitos del programa. Este ajuste no afectará a la entrega del submarino a la Armada prevista, según el calendario actual, entre marzo y abril del próximo año.

Navantia ha decidido implementar estas mejoras en la mencionada varada, en lugar de hacerlas en los periodos de mantenimiento previstos tras la entrega, con el objetivo de comprobar su efectividad durante las pruebas de puerto y de mar antes de la entrega del buque.

El submarino Isaac Peral inició sus pruebas de mar a principios de julio con las tres primeras salidas a mar abierto en aguas de la bahía de Cartagena. Justo después comenzó su segunda varada programada. A lo largo de los meses de junio, julio y agosto, el buque ha estado fuera del agua y los técnicos de Navantia han hecho ajustes y nuevas pruebas a bordo.

Tras esta varada, en octubre continuaron las pruebas de mar. En esta segunda fase, el submarino hizo las primeras inmersiones. Primero se sumergió en estático a cota periscópica. Poco a poco habría ido aumentando el grado de exigencia de las inmersiones, a la vez que se comprueba el correcto funcionamiento de los equipos y sistemas. Esta etapa culminaba con la inmersión a máxima profundidad, el último test de calado del submarino antes de su entrega a la Armada.

Conjunto de sonares

La capacidad de escucha del S-80 es uno de los aspectos que más se potencia en los nuevos submarinos respecto a sus predecesores, los S-70, tras el sistema de combate integrado y el AIP. Los oídos del buque están formados por un conjunto de sónares suministrados por las compañías Lockheed Martin y SAES. El sonar es el sensor más importante de un submarino, ya que permite la detección, el seguimiento y el ataque al enemigo, además de servir de apoyo a la seguridad en la navegación y resultar vital en las maniobras de subida a profundidad periscópica. Estos equipos de detección incluyen el sonar de casco, el de flanco, el de detección de obstáculos y minas y uno más remolcado.

Lockheed Martin ha desarrollado el sonar cilíndrico de casco (principal sensor acústico pasivo para operaciones en inmersión); el sonar de flanco de barrido lateral; el telémetro sonar pasivo (PRS), que es un sonar para localización y medición de distancias de forma pasiva; el sonar de navegación, para la detección de obstáculos y minas, y el interceptador sonar, para la detección de emisiones sonar.

Por su parte, SAES se ha encargado del desarrollo de dos sistemas de sensores acústicos: el sonar remolcado (variante mejorada de su sonar de largo alcance para submarinos Solarsub) y el sistema de supervisión de ruidos propios y de vibraciones ONMS, concebido para detectar la cavitación y otras potenciales indiscreciones acústicas, además de la cancelación de ruidos propios, sobre todo por el sonar de flanco.