Defensa

España quiere, ahora sí, dotar al Ejército de Tierra de drones "kamikazes"

Defensa iniciará este año los estudios para una posible adquisición de este tipo de munición merodeadora, cuyos fabricantes son principalmente empresas españolas.

Imagen del dron Q-Slam-40 y su lanzador, fabricados por la empresa española Arquimea
Imagen del dron Q-Slam-40 y su lanzador, fabricados por la empresa española ArquimeaArquimea

Que la guerra de Ucrania ha cambiado la visión de las inversiones en Defensa en los países de Europa es un hecho. Frente a las reticencias en incrementar el gasto en estas partidas hasta hace apenas un año, recriminado incluso por distintos presidentes de Estados Unidos, desde febrero de 2022 los gobiernos occidentales han dado un paso más allá y han decidido, no solo ayudar militarmente a Ucrania, sino aumentar las partidas presupuestarias dedicadas a sus fuerzas armadas ante el aumento de la tensión internacional.

En España esto se ha dejado notar, no solo en los presupuestos de Defensa para 2023, mucho más expansivos que en ejercicios anteriores, sino en la ruptura de ciertos vetos ideológicos instalados en el Gobierno que han llevado al PSOE a cambiar su visión, lo que le ha costado más de un rifirrafe con su socio de coalición Podemos.

Así, por ejemplo, este mismo mes sabíamos que el Ejército del Aire español dotará con armamento a sus cuatro sistemas remotamente tripulados Predator B en servicio en el 233 Escuadrón de la base aérea de Talavera la Real (Badajoz), algo que no estaba inicialmente previsto cuando fueron adquiridos. Este año comenzarán las gestiones para armar estos drones operativos desde principios de 2021. Las aeronaves españolas están configuradas en un principio para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), no obstante, el sistema desarrollado por la compañía estadounidense General Atomics también puede portar misiles y desempeñar operaciones de ataque a objetivos terrestres.

Para el empleo de armamento, como publicó Infodefensa.com, solo habría que efectuar una actualización del software en la estación de control terrestre (GCS, por sus siglas en inglés), donde se controla desde tierra el avión, e instalar en los aparatos otro hardware necesario para emplear las armas, básicamente, los pilones, bastidores de bombas y los componentes específicos de cada arma.

Ahora hemos sabido que el Ejército español está interesado en las posibilidades que ofrece la munición merodeadora, un tipo de armamento que en los últimos meses ha adquirido protagonismo por su importante papel en la invasión rusa de Ucrania o, anteriormente, en la guerra entre Armenia y Azerbaiyán.

Dentro de su proyecto Fuerza 35, el Ejército de Tierra apuesta por dotar a sus unidades con munición de este tipo (más conocida como drones suicida o kamikazes) fiable y precisa, con capacidad además de discriminación de objetivos y de abortar la misión en todo momento. Este año, el Ejército iniciará “los estudios para la posible adquisición” de esta munición, según recoge el último número de la Revista Ejército en un artículo con los principales retos para 2023.

Una de las opciones que se barajan es el Q-Slam-40 de la española Arquimea, una munición merodeadora de alta precisión, portátil, segura y fiable, según el fabricante. Está formada por tres componentes: la antena y la tablet para el manejo, el lanzador y la plataforma aérea. Con una cabeza de guerra de 1,2 kg de Instalaza, está pensado para misiones antipersona y vehículos ligeros “con mínimos daños colaterales”. El despliegue se produce en menos de dos minutos, pudiendo localizar, rastrear y atacar objetivos estáticos y en movimiento. El sistema tiene un alcance de 15 km, una autonomía de 15 minutos, velocidad de crucero de 60 km/h y una altura operativa de hasta 200 metros, con capacidad para operar con vientos de 40 km/h.

La de Arquimea es una de las opciones más maduras. El Ministerio de Defensa ha financiado el desarrollo del Q-Slama través de un contrato de I+D firmado entre la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la compañía a finales de 2021. La empresa trabaja para la integración de esta munición merodeadora en vehículos y también en la mejora del sistema con un incremento del alcance y la autonomía y la protección anti jamming. El sistema permite el control de la trayectoria durante el vuelo por parte del operador y tiene una espoleta electro-mecánica, desarrollada por Arquimea, para la activación o desactivación de la carga. Además, el lanzador puede estar a bordo en diferentes plataformas como vehículos o barcos.

Otras firmas españolas también trabajan en este tipo de munición. Swarming Technologies and Solutions e Instalaza están desarrollando una familia de municiones merodeadoras lanzadas desde tubos desechables.

Instalaza, por su parte, aporta su experiencia en el desarrollo de lanzacohetes (C90 y Alcotán), ya probados en combate, que utilizan un tubo para el lanzamiento de municiones de calibre 90 mm y 100 mm con múltiples propósitos, mientras que Swarming -empresa del grupo Zelenza- contribuye con sus sistemas remotamente tripulados (RPAS) de inteligencia, reconocimiento y vigilancia (ISR) y sistemas de enjambre.

Ambas están desarrollando dos modelos de munición merodeadora; uno de ala rotatoria (Strix) y otro de ala fija (Milvus) con cabezas de guerra adaptadas a la misión (doble propósito, prefragmentada, contracarro...) y espoleta electromecánica polivalente.

Mientras, la empresa SCR ofrece también sus blancos aéreos como munición merodeadora. La compañía señala que la alta velocidad de su blanco Scrab, hasta 120 m/s, garantiza la destrucción o inutilización del objetivo solo con el impacto de este UAV contra él, sin necesidad de cabeza de guerra.