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El dichoso plástico del Galaxy Fold

Samsung se sacude por el momento el fiasco de su móvil plegable con una bajada mínima en Bolsa. La empresa confía en que todo se reduzca a un malentendido con el plástico protector del dispositivo, cuya retirada ha causado problemas

El Galaxy Fold de Samsung / AP
El Galaxy Fold de Samsung / APlarazon

Samsung Electronics parece haber salido de momento airosa tras anunciar que retrasará el lanzamiento del primer smartphone plegable, el Galaxy Fold, un caso que recuerda al de su Galaxy Note 7 pero que afecta al gigante surcoreano de manera muy distinta, informa Efe.

La mejor prueba de ello es que las acciones de la empresa apenas se vieron afectadas hoy en la Bolsa de Seúl por el anuncio, con los títulos cerrando apenas un 0,33 % por debajo de su valor del día anterior.

La compañía ha dejado en el aire el lanzamiento del Fold, que debía ser el primer smartphone con pantalla plegable del mercado y tenía prevista su salida el viernes en Estados Unidos, hasta que determine la causa de los fallos detectados en el panel táctil de los aparatos que se proporcionaron de prueba a varios periodistas.

Samsung también tenía previsto sacar al mercado el teléfono el próximo 3 de mayo en Europa.

Pero las cosas han cambiado después de que varios de estos periodistas reportaran que la pantalla doble comenzó a fallar después de retirar un plástico protector que no debe quitarse, tal y como viene indicado en la caja del producto.

Otros tuvieron problemas aparentemente relacionados con la bisagra del dispositivo o con partículas de suciedad que se colaron por debajo del mencionado plástico y estropearon la pantalla.

Un portavoz de la empresa en Seúl remitió hoy a Efe al comunicado publicado horas antes, en el que Samsung asegura que tiene previsto «anunciar la fecha de lanzamiento en las próximas semanas» tras «realizar más pruebas internas» ante la posibilidad de que el producto requiera «mejoras adicionales».

Aunque algunos usuarios han mostrado su malestar por las averías detectadas en un teléfono costosísimo que debía estar en el mercado a final de esta semana, al igual que los inversores, una mayoría ha ponderado con más calma estos problemas técnicos.

Obviamente el episodio evoca el caso del Galaxy Note 7, que debido a una serie de fallos en las baterías obligó a Samsung en 2016 a hacer una rellamada masiva (unos 2,5 millones de aparatos) y le supuso una pérdida operativa de más de 4.800 millones de euros.

Sin embargo, el escenario es muy diferente casi tres años después para el gigante tecnológico surcoreano, que en primer lugar ha consolidado aún más en su posición como mayor fabricante de chips de memoria del mundo.

Esta es la rama de negocio que realmente es vital para su situación financiera, cada vez más desligada de la fabricación de móviles, un sector cada vez más competitivo y saturado y por ende deficitario.

En un principio Samsung se iba a anotar el tanto de lanzar el primer teléfono inteligente plegable del mundo, adelantándose a Huawei, que tiene previsto comercializar su Mate X en los próximos meses.

Pero el caso es que estos dos dispositivos sirven actualmente más como reclamos publicitarios que como productos destinados a engordar las cuentas a corto plazo y de manera sostenible.

El Galaxy Fold es un producto de altísima gama: su precio en EEUU será de 1.980 dólares y 2.000 euros en Europa, más del doble que el precio original con el que fue lanzado el Note 7, y solo ligeramente más barato que el Mate X, que andará por los 2.300 euros/2.600 dólares.

De ahí que una mayoría de usuarios no se indigne por un producto que en cualquier caso no iban a poder adquirir próximamente.

Del mismo modo, el volumen de venta que la propia Samsung esperaba durante los próximos meses era modesto y no implicaba un peso destacable en su facturación.

También hay que tener en cuenta que a diferencia del Note 7, el Fold no ha sido aún lanzado y no se encuentra en manos de millones de usuarios, por lo que los costes del retraso serán mínimos en comparación con el problema de 2016.

Se trata además de un problema en la pantalla, totalmente inofensivo en comparación con las baterías del Note 7 que prendían fuego o explotaban, algo clave a la hora de mantener una imagen de marca que, aunque puede no salir del todo indemne de este tropiezo, parece haberse sacudido de momento este chasco. EFE