Espacio
Un propulsor chino, con una carga útil no revelada, se estrella en la Luna y crea dos nuevos cráteres
La tercera etapa del cohete chino Long March 3C estuvo vagando por el espacio durante 8 años antes de impactar contra la Luna
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Arizona y publicado en el Journal of Planetary Science ha determinado que un propulsor del cohete chino Long March 3C, lanzado en 2014, se estrelló en marzo de 2022 contra la Luna, tras 8 años vagando por el espacio. El lugar del impacto fue fotografiado por la sonda Lunar Reconnaissance, mostrando dos nuevos cráteres formados en la superficie de la Luna y separados por unos 30 metros de distancia. Según los investigadores, este inusual suceso se debe a que, probablemente, el propulsor contaba con una carga útil no revelada por China que generó el segundo cráter al estrellarse.
“Si bien la agencia espacial china afirmó que el propulsor del cohete se quemó en la atmósfera de la Tierra al reingresar, el Comando Espacial de EE. UU. confirmó que la tercera etapa del cohete nunca volvió a entrar en la atmósfera de la Tierra”, aseguran en un comunicado.
El Long March 3C fue lanzado al espacio, con la misión Chang´e 5-T1 a bordo, en octubre de 2014. Esta fue el ensayo de otra misión para traer muestras de suelo lunar a la Tierra con una nave espacial robótica experimental que finalmente se llevó a cabo en 2020, bajo el nombre Chang'e 5. El Long March 3C fue un cohete chino de tres etapas que estuvo en servicio entre 1984 y 2000, destinado principalmente al lanzamiento de satélites de comunicaciones. En la misión Chang´e 5-T1, uno de los objetivos era probar la reentrada atmosférica de una cápsula similar a la de la futura misión Chang'e 5.
La tercera etapa del Long March 3C tiene una longitud de 7,48 metros, un diámetro de 2,25 metros, un motor YF-73 y una masa antes de carga de dos toneladas. El propulsor proporcionó el empuje que impulsó las cargas útiles hacia una órbita alrededor de la Luna y, una vez agotado, desechó el módulo orbital y la cápsula de retorno de muestras y se abandonó. Este es un procedimiento habitual para los propulsores de cohetes una vez que han cumplido su propósito.
Esta tercera etapa es la que fue detectada por los investigadores en 2015 y entonces etiquetaron como WE0913A, sin saber aún su origen. Siguieron su trayectoria entre la Luna y la Tierra durante 7 años hasta su impacto en el satélite en 2022.
Inicialmente creyeron que podría pertenecer a la etapa superior de un cohete Falcon 9 de SpaceX correspondiente a la misión DSCOVR llevada a cabo en 2015. Usando telescopios avanzados, el equipo analizó el patrón de reflexión de la luz del cohete y su movimiento.
“Algo que ha estado en el espacio tanto tiempo como esto está sujeto a fuerzas de la gravedad de la Tierra y la Luna, y la luz del Sol. Entonces, esperarías que se tambaleara un poco, especialmente cuando consideras que el cuerpo del cohete es una gran carcasa vacía con un motor pesado en un lado. Pero esto simplemente daba vueltas de extremo a extremo, de una manera muy estable”, ha explicado Tanner Campbell, uno de los autores del estudio.
En otras palabras, el propulsor del cohete debía tener algún tipo de contrapeso para equilibrar la masa del cohete. “Sabemos que el propulsor tenía una plataforma de instrumentos montada en su extremo superior, pero pesa sólo alrededor de 27 kilogramos. Realizamos un análisis de equilibrio de par, que mostró que esta cantidad de peso habría movido el centro de gravedad del cohete unos cuantos centímetros; no fue suficiente para explicar su rotación estable. Eso es lo que nos lleva a pensar que debe haber algo más montado al frente”.
Este movimiento inusual fue uno de los motivos que les llevó a creer que “es probable que el cohete abandonado llevara una carga adicional no revelada”. Otro fue que el propulsor creó dos cráteres al estrellarse en el lado oscuro de la Luna, separados por unos 30 metros, lo que respalda la hipótesis de que había masa adicional en el cuerpo del cohete.
Campbell, que explica que el cráter generado por el impacto de un cohete es redondo si cae hacia abajo y oblongo si entra en un ángulo poco profundo, afirma que “esta es la primera vez que vemos un doble cráter. Sabemos que en el caso de Chang'e 5 T1, su impacto fue casi directo hacia abajo, y para que esos dos cráteres tengan aproximadamente el mismo tamaño, se necesitan dos masas aproximadamente iguales y separadas entre sí”.
¿En qué consistía la carga adicional que provocó el segundo cráter? Los investigadores reconocen que no pueden saberlo y que seguramente seguirá siendo un misterio. “Obviamente, no tenemos idea de qué pudo haber sido: tal vez alguna estructura de apoyo adicional, o instrumentación adicional, o algo más. Probablemente nunca lo sabremos”, señaló Campbell.
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