Humor

El día en que Chiquito de la Calzada se enfrentó a la patata caliente del «Grand Prix»

El humorista malagueño se enfrentó a la temida prueba durante el verano de 1999

Chiquito de la Calzada en el programa El Grand Prix
Chiquito de la Calzada en el programa El Grand PrixCaptura de pantallaTVE

Ya falta menos para que termine el verano y con él uno de los programas estrella de esta temporada: «El Grand Prix». Ayer se llevó a cabo la segunda semifinal y, con la victoria de Alfacar (Granada) sobre Yepes (Toledo), conocimos el nombre del municipio que se enfrentará a Aguilar de Campoo (Palencia) en la gran final el próximo 4 de septiembre. El concurso de Televisión Española ha resultado ser la revelación del verano, logrando alcanzar altas cuotas de audiencia. La nueva versión del programa ha estado a la altura del formato original, pero no ha logrado igualar uno de los momentos más desternillantes de la televisión: la participación de Chiquito de la Calzada.

En el verano de 1999, el humorista malagueño actuó como padrino de Mollina (Málaga) y tuvo que enfrentarse a la mítica prueba de la patata caliente, un desafío que determinaría el ganador de esa edición. El juego consiste en responder a una serie de preguntas de carácter numérico. Los participantes tienen que responder de forma rápida y con la única ayuda del presentador, quien indica si la cifra es superior o inferior a la respuesta precisa. Cada concursante sostiene en su mano un globo con forma de patata, que se va inflando a medida que avanza el tiempo. El reto consiste en responder al máximo de preguntas posibles antes de que el globo estalle.

La pregunta que dio pie a este divertido momento fue la longitud en kilómetros del río Danubio. Las respuestas de Chiquito de la Calzada hicieron que la patata caliente alcanzara un tamaño inmenso, provocando las risas del público y del presentador. El humorista dejaba caer sus divertidos comentarios, mostrándose incapaz de dar con la respuesta acertada. "Me voy a salir de Televisión Española", decía mientras fingía que el globo lo elevaba más allá del plató. Finalmente, la patata caliente estalló, pero nos dejó un divertido recuerdo.