31 de octubre

Halloween, una fiesta catódica: cómo el truco o trato llegó a nuestras vidas a través de la tele

Si es religiosa o pagana es lo de menos, la cuestión es cómo la pequeña pantalla fue el canalizador de esta celebración al importar la cultura pop estadounidense

Halloween, una fiesta catódica: cómo el truco o trato llegó a nuestras vidas a través de la tele
La familia Simpsons disfrazada para la ocasiónFox

Si Halloween, víspera del Día de Todos los Santos, es una fiesta católica, anticatólica o mediopensionista en su origen, es una cuestión irrelevante para este artículo. La pregunta fundamental a la que trata de dar respuesta este texto es cómo llegó esta celebración de las calabazas y los caramelos hasta nosotros.

Partimos de la hipótesis de que Halloween es una importación de la cultura pop estadounidense que nos llegó a partir de los años 80 (para hacerse fuerte con la llegada del siglo XXI) ya decantada o desligada de su componente religioso o ritual inicial, y que más que católica es eminentemente catódica.

Una fiesta desacralizada que adoptamos a imagen y semejanza de lo que veíamos por la pantalla: la emisión de las series norteamericanas con la llegada de los canales privados a España, a comienzos de los 90, fue el momento de la eclosión de esta celebración pagana: 'Los Simpsons', 'Friends' o 'El Príncipe de Bel Air' son claros ejemplos.

Halloween: un carnavalito, un lucero en el recodo de los dos meses más grises, más melancólicos del año. ¿Por que a quién no le gusta disfrazarse? ¿Y quién dice que no a pasar un poquito de miedo voluntariamente, que es como cuando te pones un dramón porque tienes ganas de emocionarte, de llorar un poquito, o como cuando te pasas con los jalapeños en el mexicano queriendo?

En fin, que esta fiesta del truco o trato (o más bien la decantación que hizo de ella la cultura pop estadounidense) tenía todos los componentes para triunfar en Europa, y especialmente en nuestro país, donde recogemos los sedimentos que arrastra el río cultural que tiene dos nacimientos: uno en Hollywood y otro en Nueva York.

Recuerdo perfectamente esos especiales de 'Los Simpsons' para la noche del 31 de octubre que recibían por título "La casa del horror" seguido de un número romano. Esos ya legendarios episodios donde Ned Flanders era atropellado y resucitaba, o en los que Bart Simpsons tenía un hermano gemelo malvado llamado Hugo.

La gran pantalla también contribuyo a crear un imaginario de Halloween asentado ya como si viniera de la noche de los tiempos: la saga de 'Scream' y, posteriormente, su réplica jocosa, 'Scary movie'; también influyó bastante a esculpir la celebración de hoy día la película de animación 'Pesadilla antes de Navidad' con su Jack Skellington y su "This is Halloween".

Más adelante llegó 'Coco' y el boom de las catrinas mexicanas en su Día de Muertos.

Ya en la década de los dos mil, hasta las propias producciones españolas celebraban esta fiesta: ¿Cómo olvidar aquellos sustos a los concursantes de 'Gran Hermano' de camino al confesionario, y ese Payasín dando por saco? ¿O esos colaboradores de 'Sálvame' disfrazados en el plató de Telecinco de esa galería de personajes que desfilan cada noche del 31 de octubre?

Capítulo aparte merecería la reiterada pregunta de Alfredo Duro en 'El Chiringuito de Jugones' que ha dado lugar a disfraces y camisetas: "¿Qué es Halloween?", se cuestionaba incrédulo una y otra vez el periodista deportivo.

Y, como no podía ser de otra manera, el crossover definitivo llegó cuando Halloween se coló en el Carnaval de Cádiz de la mano de la chirigota del Yuyu, 'Los monstruos de pueblo'. No tengo para olvidar aquella estrofa del popurrí que decía, al son de "Los Campanilleros": "En la noche de la luna llena / los monstruos de pueblo salimos a cazá; / no podemos cazá a media tarde /porque to' las viejas están viendo 'Arrayán'", cantaban en relación a la eterna serie de Canal Sur.

Hoy día, quien se aburre la noche del 31 es porque quiere; ya que entre la oferta de fiestas temáticas (nunca falta el vampiro satirón ni la 'Catwoman' sexy) y el catálogo de terror de Netflix y demás plataformas para pasar una velada de miedo, no hay lugar.

Halloween, en definitiva, es ya una celebración tan nuestra como los moros y cristianos, el toro de cuerda o las hogueras de San Juan. Si es católica o pagana, parece que no queda claro; más no queda duda que es más catódica que la sevillana de encima del televisor.