Polémica
Susanna Griso ironiza sobre el caos ferroviario que sufre nuestro país: "Con Óscar Puente viajar en tren es deporte de riesgo"
'Espejo Público' ha analizado los problemas que ha sufrido este medio de transporte durante el verano de 2025
Viajar en tren este verano en España se ha convertido, tal y como ironizó Susanna Griso, en un auténtico “deporte de riesgo”. Retrasos eternos, estaciones abarrotadas y pasajeros desesperados se han convertido en una imagen habitual, mientras el ministro de Transportes, Óscar Puente, reconoce que el caos ferroviario se prolongará al menos tres años más, hasta 2028. En palabras de Griso en 'Espejo Público', “Puente descarrila otra vez”, una frase que resume la frustración de miles de viajeros. Los testimonios recogidos hablan de esperas interminables, trenes parados sin información y averías recurrentes, esta vez justificadas por un fallo informático que se repite en horarios idénticos. La situación ha provocado que muchos usuarios viajen con ansiedad, soportando vagones sin agua ni aire acondicionado en plena ola de calor, con escenas de auténtico colapso en varias rutas.
Un problema que afecta a centenares de españoles
Óscar Puente, que incluso ha intentado quitar hierro al asunto con su habitual tono irónico, admite que el problema está en un material rodante obsoleto, con una media de 20 años de antigüedad, aunque también señala que los trenes nuevos sufren “fallos de juventud”. La explicación no convence a los usuarios ni a los presentadores de Antena 3, que recuerdan que mientras los viajeros padecen retrasos y cancelaciones, el ministro dedica gran parte de su tiempo a Twitter. “En nombre de todos los españoles, que desinstale Twitter y dedique su tiempo a mejorar la red ferroviaria”, ironizó Griso, recordando además que este verano se han batido récords de incidencias. Roturas de catenarias, descarrilamientos o fallos eléctricos han dejado a miles de pasajeros atrapados en mitad de las vías, mientras Adif, Renfe e incluso Iberdrola se señalan entre sí como responsables. El resultado es una tormenta perfecta en la que los trenes nunca llegan a tiempo y los usuarios siguen esperando soluciones que no terminan de llegar.