Viajes
Ocho consejos básicos para combatir el frío en la estepa mongola (y en Teruel)
Empiezan los días de frío y más vale que el invierno nos pille correctamente preparados
Si pasas frío la culpa es solo tuya. Si tienes una constitución delgada y por mucho que comas no consigues reunir grasas para el invierno, la culpa de tener frío sigue siendo tuya. No importan tus carencias, tus excusas, tus “es que yo soy friolero”. Si eres friolero también es culpa tuya que pases frío, aunque ser friolero no sea culpa tuya. Por eso hay un refrán que dice que no existe el frío, tan solo cuerpos mal abrigados, y los refranes son muy sabios porque siempre llevan razón. Y todavía tendrás más culpa si después de leer este artículo sigues teniendo frío. Porque aquí no nos vamos a andar con chiquitas. En las próximas líneas pondré a disposición del lector todos mis conocimientos acerca del milenario arte del abrigo, todo lo que he aprendido de los noruegos, las tribus mongolas y los sami del norte de Escandinavia, los cursos militares a los que he acudido, todo para que el lector no pase frío este invierno cuando vaya de visita a Teruel. Para ello, hoy no será el lector un individuo cómodamente sentado en su sofá y disfrutón de los placeres de la vida; hoy el lector será un superviviente, y yo, el periodista, seré su sargento de instrucción en un nuevo y gélido escenario aparentemente imposible de sobrevivir: la estepa mongola durante el invierno.
¡Haz un fuego!
Si hablo a gritos es porque soy un sargento. ¡Haz un fuego! En la estepa mongola es una práctica legal. Y supongo que si nos perdemos en el Pirineo aragonés en el mes de diciembre, también es legal sobrevivir (pero no olvides que encender fuegos por apetencia en España no es precisamente legal). Para hacer un fuego adecuado solo necesitas un mechero, yesca (hojarasca seca que prenda con facilidad) y madera de distintos tamaños. A continuación habría que hacer un círculo de piedras que rodee nuestra futura hoguera y que evite que se salgan las llamas. Prendemos la hojarasca con el mechero y vamos colocando primero ramitas y a continuación troncos cada vez mayores hasta que la hoguera tire con facilidad. Si estamos en Mongolia, como hoy, no es habitual encontrar madera en la estepa y tendríamos que utilizar un tipo de combustible diferente: heces. Caca. De cabra, de vaca, de caballo. Son un combustible ideal cuando no tenemos madera para prender un fuego adecuado.
¡Ponte capas!
Todos conocemos al listo que se compró un abrigo de tropecientos euros en el North Face y que se piensa que con su abrigo ya está cubierto. Craso error. Aunque el abrigo le será muy útil, en el momento en que tenga que ponerse en movimiento y empiece a pasar calor, tendrá que quitarse su preciada compra y pasará frío, por lo que volverá a ponerse el abrigo y pasará calor nuevamente. Será entonces cuando aflore el listo de verdad, que es quien leyó este artículo y viajó al frío vestido por capas, que son las siguientes, en el orden adecuado:
- Tronco: camiseta térmica de lana, camisa, jersey de lana o forro polar, abrigo cortavientos.
- Piernas: botas impermeables de montaña, calcetines de lana, pantalones térmicos de lana, pantalón cortavientos (preferiblemente de esquí).
¡Utiliza la lana!
El algodón no se utiliza en los climas fríos. Transpira demasiado y abriga menos que más. Por tanto es indispensable que todas las prendas que llevemos en contacto con la piel sean de lana, y si es lana castellana, pues tanto mejor. Olvida los tejidos sintéticos en la primera capa a no ser que quieras pelarte de frío a la última moda. Siempre lana. Repite conmigo: siempre lana. Ya no se te puede olvidar. Pero tampoco olvides que el viento es uno de los mayores enemigos en invierno, y es imprescindible ir adecuadamente envueltos con una capa exterior que sea cortavientos.
¡Los guantes son un mundo!
Dicen que la mejor forma de abrigar las manos consiste en llevar unos guantes finos de lana y por encima, manoplas, para mantener los dedos juntos y calentitos. Sin embargo, esto ya depende de cada uno. Los hay que prefieren manoplas con el índice liberado, que no usan manoplas porque les resulta muy aparatoso... Mientras usemos guantes finos de lana y un segundo guante que también sea impermeable, más o menos podremos salir al paso. Pero olvídate de los calentadores que venden que agitas que sacudes que te metes dentro del guante. Merece más la pena gastar el dinero en unas buenas manoplas, ya que este tipo de productos duran una miseria de tiempo y solo conseguirán que se nos quemen las manos durante unos segundos, todo ello habiendo gastado una cantidad de energía indudablemente importante cuando paseamos por la gélida estepa.
¡Come! ¡Come! ¡Come!
La mejor forma de mantener el cuerpo caliente es comiendo. Comiendo con cabeza, por supuesto. Por ejemplo, no es muy buena idea tomar una ensaladita de puchiminí cuando fuera hacen 40 grados y tú estás fuera. Al contrario. Aunque siempre es imprescindible seguir una dieta variada en vitaminas, ensaladita ocasional incluida, debes aceptar que en esta situación la comida que rechazabas durante la operación bikini del verano será la que más contribuya en la operación abrigo: salchichas, calderetas de cordero, platos de lentejas, hamburguesas, chocolate (y azúcares en general)... El mejor mongol es el que tiene un cuerpo fuerte y rebosante de hidrato y de proteína para quemar a la vez que se enfrenta al frío.
¡Bebe líquidos!
Pero no, güisqui no, tampoco te aceleres. Que los San Bernardo con el barrilito de licor han hecho mucho daño. No, mejor bebe mucha agua y bebidas isotónicas (no olvides que la nieve no se debe comer; en cualquier caso debe descongelarse antes de consumirla o nos dará más sed). El alcohol no quita el frío del cuerpo sino que nos arrebata la sensación del frío, que no es lo mismo. Puedes cogerte una castaña de fin de año que igual te vas a quedar tieso en Mongolia si no bebes los líquidos adecuados. Y dentro de estos entran los líquidos calientes: caldos, infusiones...
¡Protege tus pulmones!
Siempre debes cuidar que no te entre aire frío en la garganta o en los pulmones. Es la mejor forma de enfermar en climas fríos. Para evitarlo será importante llevar con nosotros algún tipo de bufanda, braga, pasamontañas, gorro que nos abrigue muy bien la cara y los oídos (que también entra el fresquito por allí).
¡Correr y moverse bruscamente es relativo!
Lo dicen en las películas: hay que entrar en calor. Y se ponen a correr y a resoplar y a dar palmas como en un tablao sevillano y luego termina la película y la mitad ya no lo cuentan. Bueno pues sí hay que entrar en calor, pero no. Lo suyo es entrar en calor utilizando todos los métodos que he explicado más arriba. El problema de entrar en calor haciendo ejercicio es que terminamos por agotarnos y paramos de hacer el indio, entonces el sudor pegado a nuestra piel entra en contacto con el clima de fuera y pasamos todavía más frío. Lo de entrar en calor mediante el movimiento será mejor dejarlo como ultimísimo recurso, casi para cuando se nos empiecen a cerrar los ojos. La mejor opción en los climas fríos consiste en mantener la temperatura del cuerpo estable, y para ello nuestros movimientos tienen que ser constantes pero pausados, sin gestos bruscos que nos lleven a acalorarnos demasiado.
¡No lo olvides!
Prende una hoguera, abrígate por capas, usa ropa de lana, ponte manoplas, no seas posturitas, come y bebe líquidos calientes, protege las vías respiratorias y no corras si no hace falta. Para sobrevivir a la estepa mongola, no lo sé, pero para sobrevivir a un fin de semana en Teruel ya tienes hecha la mitad el recorrido.
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