Playa y gastronomía

Una suculenta escapada a Ibiza

Una viaje por la parte más zen de la isla para degustar una ensalada de navajas y kombucha del chef Andrés Fernández en The View con vistas a Es Vedrá, practicar danza extática y visitar un ecochiringuito con vasos de fécula de maíz

El chef Andrés Fernández, en el restaurante The View junto a su equipo
El chef Andrés Fernández, en el restaurante The View junto a su equipoLa Razón

El sol comienza a desperezarse y proyecta los primeros rayos sobre la magnética roca de Es Vedrá. Un grupo de personas mira al horizonte ibicenco mientras practica danza extática, un híbrido entre ejercicio y meditación que ya se ha convertido en tendencia. David, el instructor que imparte esta clase en 7Pines Resort Ibiza, aclara que este ejercicio consiste tan solo en dejarse llevar por la música, experimentar las conexión «con nuestro interior» mientras se baila. Eso sí, no hay coreografía ni instrucciones, tan solo sentir cómo el pulso melódico recorre el cuerpo.

Esta es una de las filosofías de la «cara b» de la isla pitiusa. Frente al desenfreno, meditación. Como contrapunto a la fiesta, relajación. Y lo cierto es que el contexto en el que se imparten las cases invita a ello. Comenzamos aquí una ruta de placeres físicos y culinarios en la isla que nunca duerme. «La única regla es no hablar, centrase en uno mismo. No hay pasos de baile. Es algo libre y la energía que se genera durante la hora que dura la sesión es impresionante», apostilla David. Y lo cierto es que, tras la sesión, las impresiones de los asistentes no contradicen al entrenador. También es cierto que practicarlo en este lujoso complejo hotelero situado en la cima de un acantilado al oeste de la isla ayuda bastante.

Una vista aérea del 7Pines Resort Ibiza
Una vista aérea del 7Pines Resort Ibiza La Razón

La temporada en Ibiza arranca con el entusiasmo de haber cerrado un 2022 de récord. El año pasado, 3,4 millones de turistas la eligieron como destino y además, el gasto que hicieron los foráneos creció un 91%, lo que supuso 17.316,4 millones de euros.

Y es que, cada año, Ibiza busca superarse a través de sus propuestas para los visitantes. En lo gastronómico no es una excepción. En esta turné veraniega hacemos una parada en The View, uno de los restaurantes más punteros de la isla ubicado también en 7Pines. Aquí acuden cada noche los paladares más exquisitos de la isla para probar las creaciones del chef español Andrés Fernández.

Nosotros nos colamos en su cocina mientras prepara alguno de los bocados para sus comensales. «Nuestra propuesta gastronómica es diferente al resto de la isla ya que creamos un menú degustación usando productos locales, con la cocina tradicional francesa como base, y añadiendo un toque creativo nórdico, que puede observarse en la manera de emplatar y en el uso de ingredientes como la kombucha, hinojo fermentado y verduras encurtidas», dice el chef. Mientras da órdenes a su equipo confiesa que su objetivo gastronómico es «crear platos exquisitos que sorprendan por la combinación de sabores, siempre buscando mejorar la experiencia gastronómica».

¿Su ingrediente estrella? La gamba roja típica de Ibiza. El plato que mejor le representa, dice, es la ensalada marina «que servimos con sepia, navaja, berberecho y kombucha con la que conseguimos una combinación de sabores inesperada». Fernández, que ya ha entrado en el universo de los Soles de Repsol, aspira ahora a la Estrella Michelin y por ello no para de implementar novedades en The View: «Esta temporada vamos a incorporar a nuestro servicio nuevos conceptos como la finalización de algunos de los platos delante del cliente».

Uno de los platos del chef Andrés Fernández en el restaurante The View
Uno de los platos del chef Andrés Fernández en el restaurante The ViewLa Razón

Tras la degustación de su menú hacemos una escapada por las calas próximas al 7 Pines donde encontramos dos de lugares con más encanto de la isla pitiusa. A cinco minutos en coche y a poco menos de media hora andando nos topamos con las playas de Conta, que están formadas por dos calas de ensueño, Cala Conta y Racó d´en Xic, o más conocida como Cala Escondida. Ambas están situadas frente a varios islotes en donde resulta inevitable hacerse una foto «instagrameable».

Bien es cierto que en temporada alta ambas calas están saturadas de turistas, por eso es mejor visitarlas antes de que lleguen las fechas críticas. Cuando se consigue estar solo, aquello es un paraíso en el que el silencio marida con el silbido de la marea y las olas que se arrastran hacia a la orilla. Además, en Cala Escondida nos encontramos con una iniciativa brillante: un chiringuito ecológico. Según cuentan sus responsables, «funciona al 100% con placas solares y energías renovables». Está construido con materiales naturales «armonizando el rinconcito que ocupa en plena naturaleza». Insisten en que todos los materiales que se encuentran en el chiringuito sostenible son reciclables, incluidos los vasos para llevar, que están fabricados a base de fécula de maíz y «tenemos un eco-toilet donde todos los residuos orgánicos son reciclados y colaboran con el medio ambiente en todos sus ámbitos».

El Stonehenge patrio

Desde este punto de la isla se puede disfrutar de unas de las mejores puestas del sol ibicencas, aunque nosotros optamos por alquilar un barco y observar el «sunset» camino a Es Vedrá y respirar ese magnetismo que dicen emana el islote más emblemático de la isla. Situada al suroeste de la isla frente a Cala d’Hort, en el municipio de Sant Josep de Sa Talaia, el «peñón» alcanza los casi 400 metros de altura y forma parte de una Reserva Natural por su alto valor ecológico.

Aunque está prohibido pisar la roca, sí se puede circunnavegar por sus cuatro kilómetros de perímetro y tratar de tocar alguna de sus paredes. Entorno a Es Vedrá concurren numerosas leyendas ya que supone el tercer centro magnético de la tierra, después del Polo Norte y el triángulo de las Bermudas. Así se ha convertido en un punto de referencia de espiritualidad, práctica de meditación y yoga.

No es raro escuchar a alguien decir que por este enclave cargado de energías y magnetismo se han divisado ovnis y misteriosas luces. Buceadores afirman haber escuchado sonidos metálicos bajo el agua. Pero más allá de la leyenda, también hay hechos reales. En 1979 un avión comercial que se dirigía desde Tenerife a Mallorca fue perseguido durante ocho minutos por un ovni al sobrevolar Es Vedrá. Tuvo que aterrizar de emergencia en Valencia. Lo llamaron el «Caso Manises» y supuso el primer caso de aterrizaje forzoso por este motivo en la historia de la aeronáutica española.

Leyendas o realidad lo cierto que navegar alrededor de Es Vedrá cuando cae el sol no tiene precio. Ese magnetismo, real o inventado, sugestiona mientras nos acercamos a tocar el islote conocido también como el Stonehenge patrio. Déjense llevar y brinden mientras se embriagan de la magia de esta obra de la naturaleza.