Erupción

El terreno ganado al mar por la lava en La Palma es propiedad del Estado y estará protegido

Estos terrenos que ganará el dominio público marítimo terrestre serán inalienables, imprescriptibles e inembargables según la Ley de Costas

La colada del volcán de La Palma, que llegó al mar
La colada del volcán de La Palma, que llegó al marÁngel MedinaAgencia EFE

Desde primera hora de este miércoles, hora local, el magma procedente del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, ha entrado en contacto con el mar formando un delta de 500 metros de ancho y 50 de altura. Los terrenos formados por la solidificación resultante de la conjunción de estos dos elementos son ya dominio público marítimo terrestre, es decir, propiedad del Estado. No obstante, este aumento del territorio nacional obliga al Estado a proteger su nuevo bien, ya que forma parte del patrimonio geológico y por tanto está sujeto a la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad, de modo que este podrá o no expropiar tales propiedades.

De acuerdo con lo establecido por la Ley de Costas, vigente desde 1988, pertenecen al dominio público marítimo terrestre estatal los terrenos o islas que estén formadas o se formen por causas naturales en el mar territorial o en las aguas interiores de los ríos, hasta donde se hagan sensibles las mareas. Por tanto, estos terrenos que ganará el dominio público serán inalienables, imprescriptibles e inembargables. La Constitución Española establece asimismo que tanto la zona marítimo-terrestre, igual que las playas, el mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental, están regulados por la Ley de Patrimonio del Estado y el Patrimonio Nacional, a través del Instituto de Patrimonio Histórico Español (IPHE), para su administración, defensa y conservación.

Respecto a lo dictado en el marco de la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad de 2007, que establece el régimen jurídico básico de la conservación, uso sostenible, mejora y restauración del patrimonio natural y de la biodiversidad española, las nuevas formaciones geológicas forman parte del patrimonio, de modo que se establece la obligación de su protección con alguna de las distintas figuras. En concreto, reconoce el valor patrimonial de la variedad de elementos geológicos, incluidos rocas, minerales, fósiles, suelos, formas del relieve, formaciones y unidades geológicas y paisajes que son el producto y registro de la evolución de la Tierra; así como las formas geológicas únicas, de especial importancia científica y que son representativos de la historia evolutiva geológica.

El delta de más de 50 metros de altura y 500 de ancho junto con el avance de la lava sobre el mar, obligarán asimismo a modificar el mapa de la isla, algo que corresponderá, una vez termine el episodio eruptivo al Instituto Geográfico Nacional. Sin embargo, el experto vulcanólogo del Ilustre Colegio de Geólogos, José Luis Barrera, ha explicado que los terrenos privados que queden debajo de la colada volcánica seguirán siendo de sus propietarios. “Solo será automáticamente del Estado el nuevo terreno que se genere al llegar la lava llega al mar”, precisa.

Los dueños de las propiedades sepultadas ya no podrán volver a construir sobre ellos, a no ser que se modifique lo que es patrimonio geológico o histórico. Asimismo, el geólogo precisa que la Ley del Suelo en vigor establece que la utilización de los terrenos con valores ambientales, culturales, históricos, arqueológicos, científicos y paisajísticos que sean objeto de protección por la legislación aplicable, quedará siempre sometida a la preservación de dichos valores, y comprenderá únicamente los actos de alteración del estado natural de los terrenos que aquella legislación expresamente autorice. De este modo, es responsabilidadde las administraciones qué hacer con estas propiedades, si intercambian los terrenos a sus propietarios con otros nuevos, si construyen una nueva aldea o pueblo para reubicar a los afectados. A su juicio, “lo más “barato” es construir una pequeña aldea nueva, con casas nuevas y que se otorguen metros cuadrados similares a los que tenían previamente los propietarios”, expone el geólogo.

“Los terrenos de cultivo que han quedado sepultados están totalmente abrasados, ya no existe nada, el suelo está quemado entero” ha explicado Berrera, “lo que sí se puede hacer es esperar, pero también, dependiendo del nivel de protección que se le conceda a esta colada pasado el tiempo, la lava puede ir meteorizándose, deshaciéndose, y haciendo un suelo muy rico que es el que más quieren todos los campesinos en el mundo”.

Si bien, el geólogo advierte que será muy importante determinar dónde se establece de nuevo la población porque “al lado del Cumbre Vieja saldrá otro volcán”. “Esta no va a ser la última erupción, puede volver a producirse dentro de, por ejemplo, 20 años, porque el manto terrestre está muy cercano a la superficie, a unos 15 kilómetros de profundidad”, insiste Barrera, que compara la distancia al manto terrestre en las islas occidentales de Canarias con, por ejemplo, los sistemas volcánicos del Campo de Gibraltar, donde la corteza terrestre es de unos 35 kilómetros de espesor.