Política

El "vía crucis" del PSOE andaluz 14 años después de Chaves

El presidente de Andalucía durante casi dos décadas anunció su salida un Domingo de Ramos y desde entonces el partido ha sufrido una hecatombe política y judicial

Los expresidentes socialistas Manuel Chaves (i) y José Antonio Griñán (d). EFE/Raúl Caro ***POOL***
Los expresidentes socialistas Manuel Chaves (i) y José Antonio Griñán (d). EFE/Raúl CaroRaul Caro CadenasAgencia EFE

Tal día como hoy de hace 14 años era Domingo de Ramos y el entonces presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves anunció sorpresivamente su salida y dos días después se formalizó. De ese tiempo a esta parte, el PSOE de Andalucía ha perdido la Junta -tras las elecciones de diciembre de 2018-, dos décadas de sus consejos de gobierno han sido condenadas por el "caso ERE" y la comunidad andaluza, con mayoría absoluta del PP, ha pasado de ser el granero de votos socialistas en España a, según dijo el presidente popular Alberto Núñez Feijóo estos días de visita a la Semana Santa de Sevilla, el principal bastión del PP para acceder a La Moncloa. El vía crucis del PSOE de Andalucía, con un liderazgo en duda a cargo de Juan Espadas tras imponerse en las primarias a Susana Díaz pero en entredicho por los resultados electorales, tiene la siguiente estación de penitencia en las elecciones municipales. Del resultado del 28 de mayo depende en gran medida el futuro de que fue el partido hegemónico en la región, liderazgo ahora en manos del PP de Juanma Moreno, quien ha propiciado una metamorfosis en su partido. El desgaste de cuatro décadas en la Junta, la merma de los servicios públicos, la corrupción y las batallas internas propiciaron la tormenta perfecta para que Moreno se convirtiera en presidente primero pactando con Cs y con el apoyo parlamentario de Vox y después por mayoría absoluta.

La salida del ex presidente Chaves dio paso a Griñán, que salvó el poder por estrategia, atrasando las elecciones de 2012, y después vino el descalabro de Susana Díaz en 2018 tras una primera legislatura de Gobierno de la trianera (en coalición con IU) sin la que tampoco se puede entender la llegada de Pedro Sánchez al poder. El PSOE andaluz no supera su década ominosa y va camino de un lustro más.

Este 5 de abril es Miércoles Santo pero en 2009 era Domingo de Ramos cuando, con las redacciones de costero a costero, los teletipos marcaron en rojo la marcha de Manuel Chaves de la Junta tras 19 años en el poder. Chaves, que parecía nacido para cabalgar la eternidad de la Junta, acabó descabalgado de la historia, como el PSOE-A, a raíz de aquella salida súbita hacia la Vicepresidencia del Gobierno –poco después de inaugurar el Metro de Sevilla– y que no se explica sin la irrupción y erosión del «caso ERE».

Chaves consultó con su familia. Sus hijos no querían que aceptara y, de hecho, se fue solo a Madrid. El entonces presidente andaluz comunicó la decisión al que fuera vicesecretario general del PSOE-A, Luis Pizarro; a su vicepresidente Gaspar Zarrías; y al que fuera su sucesor, José Antonio Griñán. "Si no aceptas es que no eres Manolo Chaves", le habría dicho uno de ellos. "Si tú me necesitas, yo voy", dijo Chaves a Zapatero tras varios días de reflexión, que fue más o menos lo que dijo también cuando Felipe González le impuso como candidato en Andalucía.

Chaves atendió la llamada de Zapatero para la vicepresidencia del Gobierno y traicionó el mandato de las urnas, en parte, para apaciguar los ERE y porque, en su timidez, le daba hasta pudor que su mandato pasara a régimen; y después Griñán «traicionó» a su amigo Chaves para tomar las riendas del partido. Hay quien sitúa ahí el origen de la respuesta, a modo del personaje de Vargas Llosa, a la pregunta de «¿cuándo se jodió el Perú, Zavalita?». Griñán jamás tuvo el control orgánico de Chaves. Ni siquiera Susana Díaz, con una estabilidad sustentada en el temor de su hiperliderazgo.

Manuel Chaves, vicepresidente tercero del Ejecutivo, en el Congreso
Manuel Chaves, vicepresidente tercero del Ejecutivo, en el Congresolarazon

«No hubo un gran plan pero hubo un gran fraude», mantuvo Griñán de los ERE, quien trató de manejar la situación heredada tras Chaves, de crear (leves) cortafuegos con las ayudas, de separar el PSOE de la Junta, algo que pronto vio que era como extirpar un parásito del órgano anfitrión y a lo que acabó renunciando en nombre de un bien mayor: conservar el poder. Retrasó las elecciones en 2012, consiguió una dulce derrota para gobernar y en 2013 se marchó por «motivos personales». Hoy día, Griñán está pendiente de la radioterapia para su posible ingreso en prisión para una condena de seis años y Chaves, con mejor suerte, fue inhabilitado.

Susana Díaz, flanqueada por Chaves y Griñán, en el Parlamento andaluz
Susana Díaz, flanqueada por Chaves y Griñán, en el Parlamento andaluzKe-ImagenKe-Imagen

En estos años, el PSOE de Andalucía ha perdido influencia en Ferraz y relevancia en la comunidad. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, complementa, si no lidera, la oposición de Espadas a Juanma Moreno. El vía crucis del PSOE con los ERE, además, tiene la peculiaridad del castigo de Sísifo, que no deja de repetirse. Tras años de soledad del partido, el germen del "caso Mercasevilla" reaparece periódicamente como ahora con Santana. Quedan aún cientos de piezas de los ERE por juzgar. "Aquí todo el mundo lo veía venir, pero información no tenía nadie", señaló el entorno de Chaves tras su salida. Lo que nadie en Andalucía veía venir es la caída súbita de una era. "Ya nada será como antes", dijeron también y ahí, quizás más en el PSOE-A que en la propia Junta de Andalucía, es posible que lo clavaran.