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El pueblo de Huesca donde los romanos se relajaban en aguas termales

Unas monedas de la época del emperador romano Tiberio rebelan que este paraíso ya era importante desde hace siglos

Baños de Panticosa
Baños de PanticosaHuesca la magiaLa Razón

En el Pirineo aragonés, rodeado por imponentes montañas y paisajes naturales que quitan el aliento, se encuentra uno de los destinos más singulares de esta región. Este pequeño pero cautivador pueblo ha sido testigo de siglos de historia y tradición, convirtiéndose en un refugio no solo para los amantes de la naturaleza, sino también para aquellos que disfrutan de aprender del legado cultural que aún perdura en sus calles.

El lugar en cuestión es Panticosa, un rincón lleno de encanto que ha sido hogar de un dialecto propio, el "panticuto", aunque su presencia ha quedado eclipsada por el imponente entorno que lo rodea. Este pueblo se divide en dos núcleos bien diferenciados: el casco antiguo, que data del siglo XIII, y Baños de Panticosa, famoso por sus aguas termales que han atraído a visitantes durante generaciones.

¿Qué ver en Panticosa?

Panticosa no es un destino monolítico, sino que está dividido en dos. El primero de ellos es el pueblo original, que ha evolucionado alrededor de los deportes de invierno pero que tiene raíces mucho más antiguas. Se tiene constancia de su existencia desde el siglo XIII, y su desarrollo está íntimamente ligado al Valle de Tena.

Uno de los puntos de interés más destacados es la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, un robusto templo del siglo XVII construido en piedra, cuyos sillares grisáceos y techos de pizarra se repiten en las construcciones aledañas. Esta estética sobria y elegante es parte del encanto que caracteriza al casco antiguo de Panticosa.

Otro de los atractivos del núcleo original es la ermita de San Salvador, ubicada en una pequeña montaña que ofrece vistas impresionantes del valle. A su vez, el Puente Viejo, construido en 1556, es un emblema arquitectónico que cruza el río Caldarés, cuyo nombre, de origen latino, significa "aguas calientes".

Los baños Panticosa

La segunda parte de este destino se encuentra a unos ocho kilómetros del pueblo principal, en Baños de Panticosa. Este lugar, situado a más de 1.600 metros de altitud, ha sido un balneario histórico que ha atraído a reyes, nobles y viajeros en busca de bienestar físico y mental, ya que sus aguas son conocidas por sus propiedades curativas. La ruta que conecta ambos núcleos es en sí misma una experiencia visual, con paisajes montañosos que parecen salidos de una postal.

Lo cierto es que fueron una serie de monedas de la época del emperador romano Tiberio, halladas en 1952, las que dieron indicios de que estos baños pista definitiva para considerar estos baños como un paraíso desde tiempos romanos. Las aguas termales de Baños de Panticosa brotan de la tierra a una temperatura de entre 30 y 35 grados. En la actualidad, el complejo balneario ofrece una combinación de tradición y modernidad, con instalaciones que incluyen piscinas termales, circuitos de spa, y servicios terapéuticos.

Nuevas esperiencias: las pasarelas de Panticosa

Una de las atracciones más recientes y populares de Panticosa son sus pasarelas, inauguradas en 2021. Este recorrido de 800 metros, suspendido sobre el barranco del río Caldarés, ofrece una experiencia cargada de adrenalina y vistas espectaculares. Las pasarelas, que alcanzan hasta 100 metros de altura, permiten a los visitantes disfrutar de una perspectiva única de las montañas del Pirineo, muchas de las cuales superan los 3.000 metros de altitud.