Turismo

La ruta secreta de Guadalajara a una hora de Madrid que te lleva a ver monjes de piedra

A través de un sendero de unos 5 kilómetros podrás descubrir este rincón natural único, ideal para visitar este otoño

Los Frailes del Reato
Los Frailes del ReatoBernabé Pozo / Google maps

El otoño es ese momento del año en el que apetece salir al campo, caminar y dejarse sorprender por paisajes que cambian de color casi cada semana. Si estás buscando una ruta sencilla, bonita y poco masificada, te esperan Los Frailes del Reato, unas curiosas formaciones rocosas que parecen monjes gigantes congelados en el tiempo ubicadas en el término municipal de El Sotillo, en Guadalajara, poco más de una hora de Madrid.

Estas columnas de piedra caliza se han ido formando durante miles de años gracias a la erosión del agua y del viento, y ahora se alzan como verdaderos guardianes del paisaje, justo donde empiezan los meandros del embalse de La Tajera. Y sí, algunas superan las varias decenas de metros de altura. Las puedes ver desde abajo, si te acercas por el sendero que parte de El Sotillo, o desde las alturas, con una panorámica que no tiene desperdicio.

Para llegar, basta con coger la A-2, salir por la salida 107 dirección Mirabueno y Las Inviernas, y desde allí seguir hasta El Sotillo. El sendero es muy sencillo, casi llano, de unos 5 kilómetros. Eso sí, si ha llovido mucho puede estar algo embarrado, así que mejor llevar calzado adecuado.

Historia y patrimonio de El Sotillo

Pero lo mejor es que El Sotillo tiene mucho más que los Frailes del Reato. Este pueblo, que hoy tiene menos de 100 habitantes, tiene una historia que se remota a la Edad Media, cuando formaba parte de la extensa Comunidad de Villa y Tierra de Atienza, para pasar posteriormente al Condado de Cifuentes y más tarde al Ducado del Infantado. Fue con las desamortizaciones del siglo XIX cuando empezó su andadura como municipio independiente. Aunque no quedan restos, se cree que en la Edad Media llegó a tener alguna atalaya defensiva.

Además del paisaje natural, también hay arte y patrimonio para quienes disfrutan de descubrir iglesias y ermitas rurales. En tu viaje puedes visitar la iglesia parroquial del siglo XVII y la preciosa ermita de Nuestra Señora de Aranz, que data nada menos que del siglo XIII.

Y si vas en fechas señaladas, no te pierdas sus fiestas tradicionales. Entre ellas, la fiesta en honor a la Virgen de Aranz, que se celebra el domingo anterior a la Ascensión, y la fiesta del Santo Niño, el 7 de enero, con las típicas "caridades" del pueblo.

El entorno natural no se queda atrás. El término municipal está rodeado de bosques de encinas, con sabinas, enebros y un montón de plantas aromáticas como romero, tomillo, gayuba… Toda la zona huele a campo puro y es un paraíso para quien disfrute del senderismo tranquilo, la fotografía o simplemente sentarse a contemplar el paisaje.