Historia
Leyendas, mitos y viejas historias en El Camino de Santiago Francés
La ruta Jacobea es cuna de numerosas anécdotas y tradiciones que atrapan a los miles de peregrinos que cada año la atraviesan en dirección a Compostela
Como ha sucedido con los caminos de la Historia, forjada a base de las vivencias de sus moradores en las distintas épocas para trazar su cultura y vida, el Camino de Santiago ha perdurado a lo largo de caso dos mil años con sus mágicas historias, leyendas y mitos, que hoy en día siguen más vivos que nunca.
Algunas de ellas inverosímiles, eso sí, pero que han pasado de generación a generación por el boca a boca de sus antiguos moradores y que suponen una de las razones por la que esta Ruta Jacobea se encuentra llena de “espiritualidad”. A todos nos gusta soñar y creernos estas historias que ahora lector, va a disfrutar, con un paseo literario por esas historias que perviven hoy por este Camino Francés a su paso por tierras castellano y leonesas, adentrándonos en tres provincias, Burgos, Palencia y León.
Burgos
Nuestra primera parada nos lleva hasta Belorado, la segunda localidad burgalesa por la que discurre el peregrinaje. Aquí subyace una curiosa leyenda atribuida a San Vítores, patrón de la localidad. Este santo, dicen que fue apresado en su día, allá por el año 800, y que fue decapitado por los sarracenos. Su cabeza caía al suelo y de su cuerpo comenzó a surgir abundante leche y sangre que dieron vida a secos matorrales. La tradición cuenta también que con su propia testa entre sus brazos, siguió predicando hasta convertir a la fe cristiana a sus verdugos.
En el Monasterio de San Juan de Ortega nos espera el milagro de la luz, que se puede disfrutar de él durante los equinoccios de primavera y otoño. Un rayo de sol penetra por una pequeña ojiva abierta en un muro de la iglesia para posarse en uno de sus capiteles recreando el misterio de la Encarnación, dos milenios después. San Juan de Ortega, era conocido como el santo de la fertilidad y a él acudían numerosos matrimonios que no podían tener hijos a buscar el milagro. Hay muchos mitos en relación a este santo como la pareja irlandesa con un hijo mudo que llegó hasta el templo y allí en el sepulcro había unas mujeres ofrendando unas manzanas a San Juan. Al verlas, el niño les pidió una de viva voz.
Nuestra siguiente parada nos lleva hasta a Catedral de Burgos, que este año vive su VIII Centenario de vida. Casi nada. Una de sus capillas alberga al Santo Cristo de Burgos. Son millares de peregrinos que aseguran que les crece el pelo y las uñas. Y que suda sangre. Y en este templo se halla enterrado el héroe legendario, don Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como El Cid, que también fue en su tiempo un peregrino más, como aquel romance que dice así: “Ya se parte don Rodrigo, que de Vivar se apellida, para visitar Santiago, donde va de romería”.
Y nuestro último destino en tierras burgalesas nos lleva hasta Castrojeriz, donde dicen que se apareció la Virgen. Allí en la colegiata de Nuestra Señora del Manzano, a su entrada se pueden ver las huellas de cuatro herraduras que aseguran pertenecieron al caballo blanco de Santiago, tras dar un salto para marcar el lugar exacto donde apareció la Virgen.
Palencia
Cambiamos de provincia y nos adentramos en Palencia. Un paraje sin igual y salpicado de numerosas y coquetas iglesias románicas, que esconden, como no podía ser de otra forma sus propias historias legenadrias. En Villacálzar de Sirga se venera una talla gótica en piedra policromada, la Virgen de las Cantigas, que el propio rey Alfonso X dejaba constancia: “Esto foi en aquel tempo, que a Virgen comecou, a facer en Vila-Sirga, miragres, porque sanou, a muitos d’enfermidades, et mrtos ressocitou...”.Un peregrino fue acusado de robar una piedra destinada a la construcción del templo, por lo que fue condenado a morir ahorcado. La Virgen apareció y le colocó la famosa piedra bajo sus pies, logrando salvar, nunca mejor dicho, su cuello.
En Carrión de los Condes, nos topamos de nuevo con El Cid, donde en Robledo de Corpes fueron afrentadas sus hijas como bien dice el cantar. Aquí aparece Santiago apóstol que provocó una estampida de toros bravos. Y en el convento de Santa Clara se recuerda a la madre Luisa de la Ascensión, quien fue procesada y absuelta por la inquisición y que tras morir, realizaba unos cuantos prodigios.
Otra de las leyendas en estos lares tiene como protagonista la Iglesia de Belén. Allí, se dice que los cristianos engañaron a los musulmanes para su toma y escondieron a sus guerreros en carros de carbón para reconquistar el lugar. Esa es la razón, señalan los lugareños, por la que aparecen dos carros en el escudo de Carrión de los Condes.
León
Nuestra primera parada, ya en León, nos lleva hasta Sahagún. Se dice que aquí, el rey Alfonso VI recurría a la prueba del fuego para instaurar el nuevo rito de la Iglesia, en latino o el mozárabe. Por lo cual, el monarca arrojó al fuego un par de misales y vio como ambos ardían. “Allá van leyes do quieren reyes”, se dice que exclamó. Y a esta localidad se recuerda aún al “peregrino perezoso”, que dijo que hasta aquí había llegado su caminata. Pero quedó deslumbrado por una bella zagala a la que siguió deslumbrado, Y cuando desaparecía y el desistía en continuar volvía a aparecer, y de esta guisa llegó hasta tierras compostelanas.
Ya en la capital nos topamos con la figura de San Isidoro, cuyos huesos fueron traídos por Fernando I desde Sevilla y para ello mandó construir un panteón real en la basílica que lleva su nombre. Se cuenta que al Santo no le placía en demasía que se le molestara en su sueño eterno y que una vez que los lugareños sacaron sus huesos para acabar con una sequía que asolaba la comarca, las reliquias del Santo multiplicaron su peso, obligando a los portadores a devolver a San Isidoro a su lugar de reposo.
Y cerramos nuestro relato en Hospital de Órbigo, donde aparece el caballero leonés don Suero de Quiñones, cuyas hazañas fueron alabadas por el propio Don Quijote de la Mancha. Pues este caballero derrotó durante un mes a más de 300 caballeros venidos de toda Europa que querían cruzar el puente de la localidad. Tras esta hazaña peregrinó a Santiago y allí ofrendaba el cintillo que doña Leonor de Tovar le había regalado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar