Sociedad
Mañueco reivindica los Premios Castilla y León: "Es una cita en la que hay que estar para honrar a la sociedad"
La hija de Sánchez Dragó, Ayanta Barili, lee el texto que dejó escrito su padre, donde, entre otras cosas, defiende que la cultura ha de ser un ámbito de respeto, encuentro, serenidad y concordia
El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha presidido este viernes el acto de entrega de los Premios Castilla y León, marcado por las ausencias, aunque distintas. La primera, la de uno de los galardonados, el de las Letras, Fernando Sánchez Drago, fallecido el pasado 10 de abril de un infarto en su casa soriana de Castilfrió de la Sierra, y las otras, de las formaciones políticas PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos y la Unión del Pueblo Leonés o de los sindicatos UGT y CCOO, como signo de protesta contra el Gobierno de coalición de PP y Vox o por no sentir a la Comunidad, como es el caso de los leonesistas. Un actitud que el jefe del Ejecutivo regional les reprochaba en su intervención.
En cualquier caso, la ceremonia se ha celebrado con entusiasmo y emotividad, sobre todo cuando la hija de Sánchez Drago, la también escritora y periodista Ayanta Barili daba voz a la última obra escrita en vida por su padre y que entregó a la Consejería de Cultura días antes de morir, y en la que, entre otras cosas, escribió que "más que Fernando podría llamarme Libro", además de reivindicar su pertenencia desde el corazón a Soria, Castilla y León, Castilfrío y España.
Fernández Mañueco, durante su intervención, defendía el modelo autonómico que impera en España, pero un autonomismo que él define como útil y eficaz que ha funcionado en los últimos cuarenta años de Democracia, y aseguraba, contundente, que España seguirá escribiendo nuevas páginas en clave autonómica".
También aprovechaba su discurso el presidente para hacer un llamamiento a preservar y mejorar "entre todos" este modelo de gestión autonómica, porque, a su juicio, permite ganar la legitimidad a través de la utilidad", mezclada con la lealtad y la solidaridad entre territorios.
Y por ello afeaba a la mayor parte de partidos de la oposición -PSOE, UPL, Unidas Podemos, Cs y Por Ávila- que no hayan tenido representación en este acto: "Una cita ineludible, en la que hay que estar para honrar a la sociedad de Castilla y León y a nuestros mejores, un conjunto de galardonados que siempre es singular y excelente", apuntaba.
"Se trata de un acto para reconocer a los galardonados como ejemplos de esfuerzo y constancia y referentes de saber, autoridad y buen consejo”, decía el jefe del Ejecutivo, a la vez que les trasladaba que son un orgullo para la Comunidad, "porque aportáis identidad, categoría y prestigio" y les daba las gracias por ello.
Los Premios Castilla y León han recaído en sus distintas categorías en el mencionado Fernando Sánchez Dragó, en el caso de las Letras; en Antonio Piedra Borregón, en Ciencias Sociales y Humanidades; en la gimnasta Carolina Rodríguez Ballesteros, en categoría de Deporte; así como en María Victoria Mateos Manteca, en Investigación Científica y Técnica e Innovación; además de Luis Moro, en la modalidad de las Artes; el Camino Francés Federación, en Valores Humanos y Sociales, y Pedro Gutiérrez Moya, en el apartado de Tauromaquia.
Discurso de Dragó
“La cultura siempre es, o tendría que ser, un ámbito de respeto, encuentro, ecuanimidad, serenidad y concordia, a diferencia del generalizado sectarismo partidista imperante en la política”. Así lo dejó escrito negro sobre blanco, los días de Jueves y Viernes Santo, antes de morir, el escritor madrileño y soriano de corazón Fernando Sánchez Dragó, en su discurso en nombre de los galardonados con los Premios Castilla y León, y así lo leyó hoy su hija, la escritora Ayanta Barilli, ante los alrededor de 800 asistentes en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid a los XXXIX Premios de Castilla y León, a quienes emocionó con su lectura, y que le correspondieron con sonoros aplausos.
En sus primeras palabras de esta gala amenizada la danza y los sonidos de la tierra , el autor de ‘Gárgoris y Habidis’ subrayó que, aunque siempre procuró “tener ideas más o menos ortodoxas”, carecía de ideologías, “por considerar que estas, cualesquiera que sean, vienen a ser algo así como la taxidermia de aquellas, su petrificación y su necrosis”, informa Ical.
Ayanta Barilli quiso agradecer a los asistentes por acompañarles en estos momentos.“Soy y somos hijos del dragón. Mi padre echaba fuego por la boca, la cabeza y el corazón, que fue lo que se le quemó al final. Tenía muchísima ilusión por este premio, último por su carrera literaria entre las miles de cosas que hizo a lo largo de su vida”, apuntó antes de proceder a dar lectura al “último texto literario que escribió” y de invitar a la concurrencia a realizar “un juego fantasioso” para creer que no era ella quien leía, sino su padre.
En el texto, Sánchez Dragó realizó un profuso recorrido por su intensa trayectoria literaria y vital, para asegurar que sería “imposible” ser “más soriano, más celtíbero, más numantino y más castellano” que él. En ese sentido, tras recalcar la “gratitud” y “emoción” por el galardón, defendió que el siempre fue “escritor y nada más que escritor, se diga lo que se diga”, y aseguró que “el resto es anecdótico” y que su “único caballo” fue la literatura.
La intervención tampoco rehuyó la severa polémica que despertó su elección por unanimidad del jurado como Premio Castilla y León de las Letras. "El galardón sí está justificado", decía su hija a la luz del palmarés previo que atesoraba y que repasó citando, entre otros, sus dos premios nacionales de Literatura, junto a otros “avales de este premio” como sus 53 libros “más algunos otros en el taller”, 10.000 piezas de periodismo o 60 años de programas semanales de radio y televisión. Por todo ello solicitó que quienes manifestaron “precipitadamente y en abusos de sus funciones” que su galardón carecía de justificación, “rectifiquen a la luz de los datos, pues de sabios es hacerlo”.
Además, señaló que en 1998 ya “estuvieron a punto” de darle el premio, algo que “no cuajó por una zancadilla política”, y que “diez años más tarde volvió a suceder lo mismo”. “Más vale tarde que nunca, y bien está lo que bien acaba”, subrayó antes de dar las “gracias, de corazón”.
Un museo en su casa
Sánchez Dragó, que falleció el pasado 10 de abril tras sufrir un infarto en su casa en la localidad soriana de Castilfrío de la Sierra, aprovechó el discurso para sugerir que el galardón de las Letras recaiga en el futuro en Irene Vallejo, la autora de ‘El infinito en un junco’, zaragozana de nacimiento pero “soriana, pues en Soria vivió”. Además, abrió las puertas a las autoridades presentes para convertir en un museo su casa en el municipio soriano, donde llegó después de que su madre se casara en segundas nupcias con Guillermo Alvarez Herrero, nacido en Castilfrío (que calificó como “uno de los lugares más cosmopolitas de la tierra”). Allí reposan, tras su muerte, los alrededor de 120.000 libros que configuraban su biblioteca personal, “que acaso sea, entre las privadas, la mayor del mundo…”. “Algo deberían hacer con ella, dicho queda. Esa casa es un museo. También están en sus dependencias los centenares de objetos acumulados por mi trajín de nómada en medio siglo de correrías por el mundo”, deslizó.
También glosó la figura de sus compañeros galardonados en otras categorías, estuvo plagado de referencias a otros escritores, desde Bergamín hasta María Zambrano, pasando por Lorca (en quien se detuvo para reivindicar la tauromaquia como “la fiesta más culta de la historia del mundo”), Galdós, Cervantes, Baroja o Delibes, junto a otros escritores que como este último le precedieron en el galardón, con quienes mantuvo “fecundo trato y fértil amistad”, como Claudio Rodríguez, Julián Marías, Andrés Trapiello o Antonio Colinas, entre otros.
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