El Plan de «Crecimiento Innovador» de Castilla y León sigue al alza

Una de las claves del incremento de la competitividad entre las empresas de Castilla y León pasa por la innovación. Desde hace varios años, el Gobierno regional, a través de la Consejería de Economía y Hacienda, está poniendo en marcha distintos programas apostando por la I+D+i, y eso está provocando que numerosas empresas vean una oportunidad para desarrollar sus ideas y llevarlas a la práctica.

Uno de estos programas es el Plan de Crecimiento Innovador, impulsado a través del Instituto para la Competitividad Empresarial (ICECYL), en colaboración con Empresa Familiar de Castilla y León y con financiación del Banco Europeo de Inversiones, y que ha aprobado y formalizado 103 proyectos de crecimiento para pymes y midcaps por un valor de 218,5 millones de euros.

Unas operaciones que han movilizado una inversión inducida de 656,8 millones de euros, y que han permitido la creación de 4.621 nuevos empleos , contribuyendo además al mantenimiento de otros 12.706 puestos de trabajo.

A través de una dotación actual de 235 millones de euros, procedentes del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y gestionados por Sodical, el programa ofrece financiación en forma de préstamos participativos en condiciones muy favorables. Está prevista la firma de otros 25 millones durante la presente legislatura, con el objetivo de alcanzar los 260 millones de euros.

Esta iniciativa arrancó en el año 2017, siendo pionera en España, y naciendo de la necesidad de dotar al tejido empresarial de mayor capacidad de crecimiento, adaptación tecnológica e internacionalización.

Se pretendía con ello fomentar la competitividad, la innovación y la proyección exterior de las empresas de Castilla y León, al tiempo que se impulsaba la creación de empleo, la reindustrialización, la diversificación productiva y el reequilibrio territorial, con especial atención al medio rural.

Impacto rural

Uno de los aspectos más destacados del Plan es su impacto en el entorno rural: el 71,8 por ciento de los proyectos financiados se desarrollan en municipios rurales, y el 64,6 por ciento de los empleos creados o sostenidos también se localiza en estas zonas. La inversión inducida en los proyectos rurales supone el 59,7 por ciento del total, lo que evidencia la eficacia del programa en su diseño territorial, orientado al equilibrio entre provincias y al refuerzo del medio rural.

Por sectores, el agroalimentario se posiciona como el principal beneficiario, concentrando un 43,14 por ciento del total de la financiación concedida. Este sector, estratégico para la economía regional, desempeña un papel fundamental en el arraigo de la población al territorio y en el fortalecimiento del sector primario.