Pau Donés
Doctora Elena Élez: «El pronóstico de Pau Donés era de 9 meses y vivió 5 años de calidad»
La oncóloga de Pau Donés habla del abordaje de la enfermedad con motivo del estreno de “Eso que tú me das”. El músico es un ejemplo de cómo avanzan las terapias contra el cáncer y ella de cómo tratar a los pacientes
«Hola soy Pau Donés», recuerda la doctora Elena Élez que le dijo el músico, guitarrista y líder de Jarabe de Palo la primera vez que entró en su consulta. «Es una situación divertida cuando un famoso se presenta», comentó la doctora Élez en el estreno de la charla-documental de Jordi Évole con Pau Donés, «Eso que tú me das», que se puede ver en cines, como medicina contra la tristeza y el duelo.
La oncóloga de Pau Donés cuenta que Jarabe de Palo había sido una de las bandas sonoras de su adolescencia. Recuerda que a su primer concierto fue con un noviete que no le gustaba mucho y que sólo pensaba en ir a bailar con sus amigas. Pero eso a Pau Donés se lo contaría más adelante. De lo primero que hablaron cuando entró en su consulta fue del cáncer de colon que le acababan de encontrar.
El músico había llegado de una gira por Estados Unidos y Sudamérica y ya en casa, al comer y al beber, tenía molestias en el estómago. Llegó a pensar que quizás tenía la solitaria. Pero su médico de cabecera, en Vielha (Val d’Aran), Marta Pàmies, que le ha acompañado en los cuidados paliativos, le dijo que le habían encontrado anemia y sangre en las heces. Tras la colonoscopia, llegó la biopsia y después, la visita con la doctora Élez en la Unidad de Cáncer de Colon del Hospital Vall d’Hebron. La doctora hizo lo que hace con todos sus pacientes, explicar lo mejor que supo qué cáncer tenía. «La primera visita es la más importante y la preparo a conciencia», cuenta. «Los pacientes vienen con mucha información y pocos días para haberla digerido. Yo invierto tiempo en explicar qué es un cáncer, qué es un oncogén y qué es una proteína para que entiendan el tratamiento que van a recibir. También les cuento que a veces podemos tardar en empezar la terapia porque hemos de etiquetar el tumor y clasificarlo desde el punto de vista molecular. Intentamos ajustar el tratamiento y estudiar si el paciente puede participar en algún estudio clínico».
En el caso de Pau Donés, a través de un PET-Tac descubrieron un tumor pequeño en el hígado. Y al analizarlo, localizaron células con el oncogen BRAF. No eran buenas noticias. Esta alteración en los genes, que tienen entre un 8% y un 10% de los pacientes con un cáncer de colon, hace que las células cancerosas se dividan muy rápido.
La doctora Élez, precisamente, está inmersa en investigar cómo se comporta el oncogen BRAF en el cáncer de colon para poder ofrecer tratamientos dirigidos. «Cuando diagnosticamos a Pau, la esperanza de vida era de 9 meses, pero él acabo viviendo cinco años con calidad de vida», cuenta. Y esto ha sido posible a la investigación.
Cuando los pacientes preguntan a la doctora Élez cuánto tiempo de vida les queda, a ella le gusta responder que «las estadísticas están para romperlas». «Pau es un ejemplo de los avances que se han producido en las terapias contra el cáncer en los últimos años, su cáncer ahora tiene un pronóstico que podría ir de los cinco años a cronificarse».
El sueño de investigadores como Élez o Josep Tabernero, director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), es encontrar la fórmula para detectar información en la composición química de la sangre o la saliva que alerten de la aparición de un cáncer antes de que los síntomas sean visibles. El cáncer de colon es un tumor que afecta a los dos sexos –a uno de cada 20 hombres y a una de cada 30 mujeres antes de los 74 años–. Un 30% podría evitarse dieta mediterránea y ejercicio. Y con una detección precoz, se podría curar hasta el 90%.
Gracias a los programas de cribado, ahora se puede detectar en estadio 2 y 3. Entre un 5-8% de estas pruebas dan positivo en sangre oculta y se hace una colonoscopia para descartar un tumor. Élez destaca también que en un 40% se encuentran pólipos o lesiones precancerosas. Pero estos cribados se hacen entre los 50 y 69 años y Pau Donés tenía 48 y una mutación BRAF que hace que el tumor se comporte distinto. Para entender más cómo actúa esta enfermedad, la doctora explica que el colon es una víscera que enmarca el abdómen. «Dependiendo el lado en el que se localiza el tumor, los síntomas son dispares. En el lado derecho, puede provocar anemia y cansancio porque los tumores tienen espacio para crecer. Y en el lado izquierdo, hay síntomas antes, puede haber sangrado u obstrucción intestinal. También hay que estar atentos a los antecedentes familiares, un 20% de los tumores son hereditarios», resume.
«Desde 2012, se hacen test genómicos para identificar mutaciones en los genes y poder ofrecer terapias dirigidas. Hemos identificado tres genes KRAF, NRAF y BRAF, este último, que es el de Pau, es bastante nuevo, se incluye en el catálogo de tumores desde 2016», prosigue.
Todo esto que la doctora Élez cuenta a sus pacientes, lo aprendió en la Facultad de Medicina. Lo que no aprendió es la inmensa empatía que tiene con su enfermos –que son muy afortunados–. La formación humana la aprendió de sus adjuntos en sus años MIR en Bellvitge, del psicooncólogo, Paco Gil, que les decía a los residentes que evitaran las frases negativas y del doctor Tabernero con el que trabaja en el Vall d’Hebron desde 2007. El antídoto de Élez para que sus pacientes eviten pseudoterapias es la información. En la primera visita, les propone que apunten en una libreta dudas y a los que quieren mirar en Internet, les ofrece webs de rigor como la de «National Cancer Institute». Ella también tiene una libreta donde apunta si uno va a ser abuelo o cómo se llaman sus hijos. «La empatía es fundamental y creo que tendrán más adherencia a un tratamiento si humanizamos el trato», admite. «Mentiría si digo que no les cojo cariño, ¡cómo no les voy a coger cariño si llego a pasar cinco o 10 años con ellos! A algunos los he visto casarse, ser padres, abuelos. Me parece raro que un oncólogo no sienta una pérdida. He sentido la muerte de Pau, una persona con una inteligencia brillante y con esa generosidad inmensa que tienen los enfermos. También haré mi proceso de duelo», revela.
A la doctora no le sorprendió que Pau Donés quisiera grabar esta última charla con Jordi Évole que Atresmedia y Producciones del Barrio han convertido en un documental. “Jordi fue exquisito en la conversación y el montaje. Antes de llegar a casa de Pau me llamó para preguntar si tendría fuerzas para aguantar el rodaje y cómo iba a encontrarle físicamente. Le dije la verdad, los enfermos de cáncer, los últimos días están muy delgados, pero me pareció bien la idea de hacer este largometraje para desestigmatizar la enfermedad”, resume. Admite que de Pau, igual que de otros enfermos, se lleva muchos aprendizajes. Por ejemplo, “un día me contó lo importante que es cómo miramos los doctores a los enfermos cuando hacemos la visita diaria en el hospital”, comenta. “Vosotros, los doctores estáis diez minutos con nosotros al día mientras estamos ingresados, pero los pacientes estamos 24 horas esperando esos diez minutos en los que el doctor nos da el parte, si supiérais lo importante que es la mirada que tenéis, cómo os movéis, si sonreís o no, cuidaríais más lo que transmitís”, dice. Si ya lo cuidaba antes, ahora lo cuida aún más.
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