14-F
Puigdemont pierde el mando independentista
Junts se deja dos escaños y se queda en 32 por los 33 de Esquerra, a solo 34.000 papeletas de diferencia
Giro a la inversa en el bando independentista: si en 2017 JxCat dio la campanada y ganó por un puñado de votos a Esquerra en su particular lucha fratricida, ahora han sido los republicanos de Oriol Junqueras y Pere Aragonès los que se han hecho con el mando frente a Puigdemont y Borràs. Junts, la nueva formación nacida a imagen y semejanza del expresident –rompiendo incluso con la herencia convergente– ha claudicado por la mínima en votos y escaños (32) y ha quedado un paso por detrás de Esquerra (33) y del PSC de Illa, ganador en votos. Se da la casualidad de que Junts ha logrado algo más de 564.000 apoyos (un 20,08% al cierre de esta edición), 34.000 menos que los republicanos con el PDeCAT sumando pocos más de 76.000 papeletas.
Un golpe moral a la línea de flotación de Junts y Puigdemont, quien ha ejercido un liderazgo prácticamente incontestable hasta ahora. Sin embargo, el expresident ya ha apelado a la mayoría en votos y diputados –«nunca había habido tantos escaños independentistas en toda la Historia»– para presionar a ERC con el punto de vista puesto en el Palau de la Generalitat. Y Borràs ha emplazado a entenderse con republicanos y anticapitalistas mentando explícitamente a ERC y la CUP.
Borràs y Puigdemont han encarnado durante esta campaña la vía del independentismo más escorada a la radicalidad. Junts ha tensado al máximo el debate comprometiéndose a reactivar la declaración unilateral de independencia (DUI) en el Parlament si las fuerzas independentistas lograban superar el 50% de los votos en las urnas. Una maniobra para desmarcarse de la línea más posibilista de los republicanos, en el punto de mira por su mano tendida a negociar con el Gobierno a raíz de la investidura de Sánchez y los presupuestos.
De hecho, la elección de la propia Laura Borràs en las primarias ya marcó la estrategia a seguir dentro del partido: romper con la herencia convergente, apostar nítidamente por el discurso independentista y por una vía mucho más beligerante con una candidata sin cuotas de partido –no tenía carné del PDeCAT– y ampliamente apoyada por las bases. Ahora está por ver cómo queda la convivencia del liderazgo de Borràs con el de Puigdemont en una formación donde el expresident ha colocado a sus dirigentes más afines en los puestos de salida junto a la candidata.
Al margen del resultado de ayer, también hay que tener en cuenta la evolución del «caso Borràs». La dirigente está imputada por la presunta adjudicación a dedo de contratos a un amigo cuando dirigía la Institución de las Letras Catalanas.
A nivel político y pese a la gesticulación de estos últimos meses, los postconvergentes no han detallado su hoja de ruta y sólo coinciden en fijar como punto de partida el «mandato del 1-O» para reactivar el «procés», apostar por la llamada «confrontación inteligente» y volver a situar la independencia en el centro del debate, unas condiciones con las que tratarán de presionar a ERC pese al triunfo de la estrategia republicana. Otra cosa será su reclamación para que Esquerra se aleje del PSOE y Unidas Podemos, sin demasiado margen tras quedar un paso por detrás.
✕
Accede a tu cuenta para comentar