Dia Mundial de la Salud Materna
Un 20% de las mujeres presentan problemas de salud mental durante el embarazo o el posparto
Pese a que pueden acabar afectando incluso al desarrollo del bebé, en un 75% de los casos éstos no se diagnostican ni se tratan por el miedo de estas mujeres a reconocer su situación, ya que existen muchos prejuicios sociales al respecto
Durante el embarazo y el posparto las mujeres están en un periodo de alta vulnerabilidad psíquica. Es en este momento vital en el que ellas tienen más riesgo de sufrir una enfermedad mental. De hecho, dos de cada diez mujeres presentan problemas de esta índole durante el embarazo o durante el primer año de vida del bebéy estas patologías no solo afectan al bienestar emocional y mental de ellas, sino que también pueden repercutir en el vínculo que establecen con su hijo y afectar al desarrollo del bebé.
Y la pandemia no ha hecho más que favorecer estas situaciones, tal y como pone de evidencia un estudio liderado por la doctora Maya Brik, especialista del Servicio de Obstetricia e investigadora del grupo de investigación en Medicina Materna y Fetal del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), según el cual más de la mitad de las embarazadas sufrieron síntomas de depresión o ansiedad durante los meses de confinamiento. De hecho, en los primeros meses de la pandemia, un 38% tenía síntomas de depresión y un 59%, de ansiedad. Además, el estudio revela también que el no recibir apoyo social durante la gestación se relaciona con el desarrollo de ansiedad y depresión en situación de pandemia. Y es que uno de los principales factores que aumentan el riesgo de sufrir problemas de salud mental durante el embarazo es la falta de apoyo, especialmente de la pareja, así como también los antecedentes o una situación socioeconómica desfavorable.
Jenifer Lisande es una de esas mujeres que ha sufrido los efectos de la pandemia en primera persona. “Al estar confinada y no tener a mi entorno cerca, porque mi familia está fuera del país, seis meses después de tener a mi segundo hijo empecé con un cuadro de ansiedad muy alto. La casa se me caía encima, no me encontraba, tenía mucha ansiedad, hasta que un día tuve que salir a la calle a las dos de la mañana y acabé llorando en un parque y entonces fue cuando decidí pedir ayuda”, recuerda Jenifer, quien a día de hoy se encuentra siguiendo tratamiento en el marco del Programa de Salud Mental Perinatal de Vall d’Hebron, que se desarrolla en una de las pocas unidades creadas específicamente para tratar este tipo de problemática mental.
Un estigma que lleva al silencio
“El tratamiento consiste en psicofármacos y en terapia”, explica para a continuación asegurar que “en la actualidad, me encuentro bien, poco a poco voy saliendo de aquel hueco”. “Con mi hijo he creado un vínculo súper materno, no nos separamos para nada y cada día lo disfruto más, cosa que en los primeros meses del posparto no me pasaba”, admite Jenifer, quien por ello anima a todas las mujeres que se encuentran ante una situación como la suya que “no sigan callando, que no se lo vayan guardando todo, porque ir al psicólogo o al psiquiatra no significa que estés loco, eso son solo tabús”. “Aunque una vaya tragando y tenga miedo de pedir ayuda porque cree que le van a juzgar o le van a señalar como loca, el tratamiento es una autoayuda, te hace salir de ese bache y de esa sombra negra que siempre tienes encima”, señala.
En este sentido, la doctora Gemma Parramon, jefa de sección de Psiquiatría y coordinadora del Programa de Salud Mental Perinatal de Vall d’Hebron, denuncia que “existe mucho estigma al respecto”. “Hay gente que piensa que el problema de salud mental depende más de la voluntad de la persona y no lo identifica como una enfermedad, por lo que muchas personas que lo sufren lo esconden por miedo a que se les ponga en duda y acaban sufriéndolo en silencio antes de verbalizarlo”, lo cual, a largo plazo, puede provocar una cronificación de ese problema, que “provoca que la mujer lo pase mal y, probablemente su entorno también, cuando en realidad es algo que se puede solucionar siempre que se intervenga a tiempo”.
De hecho, es importante recalcar que cerca de un 75% de los problemas de salud mental que tienen lugar durante el embarazo y el postparto no se diagnostican ni se tratan, de ahí la importancia del cribado del Protocolo de Seguimiento del Embarazo, impulsado por el Departamento de Salud de la Generalitat. Con el objetivo de detectar los casos de mujeres con problemas de salud mental, éste consiste en la realización de un cuestionario durante el primer y segundo trimestre de embarazo, de manera que si se identifica un trastorno mental, esa persona puede ser derivada a la Unidad de Vall d’Hebron o a otros servicios similares para poner en marcha el tratamiento a la mayor brevedad posible, un tratamiento psicológico basado en la evidencia científica, que consiste en terapia cognitiva conductual en sesiones individuales y grupales, y, paralelamente, otro farmacológico.
Sobre este último, es importante señalar que, en estos casos, siempre se administran psicofármacos que son seguros para el feto y, durante la lactancia, para el bebé, de manera que permiten dar continuidad al tratamiento tanto durante el embarazo como durante el posparto, garantizando así el que la mujer se mantenga sin síntomas.
Y eso es realmente relevante porque a la unidad de Vall d’Hebron, que desde que se creara en 2017 recibe a unas 450 nuevas pacientes al año, no solo acuden o se derivan mujeres que debutan con problemas de salud mental a raíz del embarazo, sino que ésta también ofrece atención a aquéllas con patología mental previa, que podría descompensarse durante la gestación, las cuales representan en torno al 4% de las mujeres con problemas de salud mental durante el embarazo. En estos casos, “se valora la situación, el riesgo que el embarazo puede suponer para la salud mental de la madre, a la que informamos de todo ello para poder tomar una decisión de forma conjunta, y se planifica el embarazo y el tratamiento”.
El Programa de Salud Mental Perinatal de Vall d’Hebron ofrece seguimiento a estas mujeres desde el momento del embarazo, incluso antes en el caso de aquéllas que sufren patologías mentales previas, hasta el año después del parto y, en el caso en el que alguna de ellas requiera prolongar el seguimiento, se deriva a centros de salud mental, porque se considera que ya no requiere una intervención especializada en maternidad. En cualquier caso, como insiste la doctora Parramon, siempre es necesario detectar el problema e intervenir para tratarlo, ya que de otro modo el problema de salud mental puede llegar a cronificarse y, en ocasiones, puede tener hasta afectación en el desarrollo del bebé. “Es como una honda expansiva y cuanto más tiempo tardemos en tratarlo, a más personas afectará”, concluye.
✕
Accede a tu cuenta para comentar