Cataluña

Alejandro Fernández (PP) advierte contra la segunda fase del “procés” tras los indultos

El líder de los populares cree que el independentismo optará ahora por una vía alternativa: “debilitar y perjudicar” a España

El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, en la conferencia 'La segunda parte del proceso separatista' en el Hotel Grand Marina de Barcelona.
El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, en la conferencia 'La segunda parte del proceso separatista' en el Hotel Grand Marina de Barcelona.EUROPA PRESSEUROPA PRESS

Alejandro Fernández ha aprovechado el mismo día que el Gobierno ha aprobado los indultos para exponer una reflexión sobre cómo puede influir la medida de gracia en el rumbo de la política catalana. De entrada, el líder del PP en Cataluña ha advertido que el independentismo activará ahora la segunda fase del “procés”, que pasa por “debilitar y perjudicar” a España. Es decir, ahora, según ha explicado, el separatismo no optará por declarar la independencia sino por ir erosionando al Estado para evitar que a medio plazo “no tenga la fuerza democrática suficiente” para frenar las tentativas rupturistas del secesionismo.

En una conferencia ante una nutrida representación del tejido asociativo constitucionalista celebrada en el Hotel Grand Marina de Barcelona, Fernández ha señalado que el “procés” ha “mutado” ahora y se ha trasladado a Madrid (al Congreso de los Diputados) y cuenta tanto con el concurso del independentismo como con el del presidente del Gobierno.

Así, Fernández ha señalado que la nueva estrategia de “debilitamiento” de España tiene siete pasos: los indultos, que ya se ha dado; la autodeterminación; la amnistía y la reforma del delito de sedición, donde ha criticado que se haga solo pensando en eximir de responsabilidades a Carles Puigdemont en lugar de hacer una modificación del Código Penal dirigiéndose a toda la sociedad española; una reforma de las funciones de la Corona, que puede traducirse en que Sánchez vaya ocupando “espacios” que protocolariamente corresponden al Rey; un nuevo Estatuto y recuperación de los puntos anulados por el Tribunal Constitucional; una reforma constitucional con tono federal o confederal, aunque ha cargado contra “la mentira y el invento” de este planteamiento socialista porque todos los estados federales nacen de “la dispersión” y van hacia la “unión” -como ejemplo, Suiza, donde los cantones se confederan para formar el propio país-; y, el sometimiento de la Justicia y del Poder Judicial por parte de Sánchez ante los pleitos que tendrá que afrontar por su agenda.

Fernández ha advertido contra la estrategia comunicativa de Sánchez, que tratará de diseñar un marco mental propicio para que todas sus propuestas puedan ir penetrando sin contestación en la sociedad española: ha alertado que el presidente del Gobierno dará casa paso argumentando que será para “modernizar” España. En este sentido, también ha advertido de que tanto Sánchez como el independentismo “comparten estrategia”, aunque tengan “objetivos diferentes”: los separatistas quieren la independencia a medio plazo mientras que Sánchez quiere “perpetuarse en el poder”.

Y, ¿cuál es el remedio que plantea para dar la batalla al segunda fase del “procés”? Fernández ha hecho tres propuestas. La primera pasa por el fortalecimiento del Estado en Cataluña, revirtiendo la agenda 2000 de “construcción nacional” que ideó Jordi Pujol, y “acabando con la dictadura blanca que predijo Tarradellas”. En este punto, ha asegurado que todo ello ha ocurrido porque “no hay administración del Estado que ejerza de contrapeso democrático”. La segunda pasa por el fortalecimiento del centroderecha liberal porque ha afirmado que “no hay democracia sana que no cuente con un centroderecha liberal sano”. Y, el tercero pasa por el fortalecimiento del constitucionalismo, que, a su juicio, tiene que contar con pilares como un buen financiamiento o el apoyo de los poderes públicos. También ha mostrado su comprensión por la “desmovilización” del electorado constitucionalista porque “mucha gente” ha podido sufrir “decepción de forma recurrente” con Pasqual Maragall o, ahora, Salvador Illa.