En Barcelona
El Gobierno cede ante Aragonès y habrá cita con la Generalitat para abordar el espionaje
Félix Bolaños se desplaza este domingo por la mañana a Barcelona para reunirse con la consellera Laura Vilagrà
Golpe encima de la mesa del Govern de Pere Aragonès. El president, hastiado de la actitud contemplativa del Gobierno con el presunto espionaje a líderes independentistas, ha endurecido el tono este sábado contra Pedro Sánchez y ha forzado una reunión entre el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la consellera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà. Según fuentes del Govern consultadas por este diario, la Generalitat ha pedido esta reunión en Barcelona y el Gobierno ha accedido a la cita, que se desarrollará este domingo en el Palau de la Generalitat a partir de las 10 horas.
Y, según advierten estas mismas fuentes, en el encuentro, la consellera será “bastante dura” con el Gobierno y acudirá con los exigencias bajo el brazo: explicaciones “claras” por lo sucedido y que el gobierno asuma responsabilidades. No obstante, desde la Generalitat evitan dar detalles sobre cuáles deben ser esas responsabilidades. Este sábado, Aragonès ha puesto en el punto de mira a la ministra de Defensa, Margarita Robles, porque considera que sus explicaciones son “insuficientes y contraproducentes”, aunque el president, por ahora, no ha exigido ninguna dimisión. Robles comparecerá a petición propia, pero tampoco puede dar muchos detalles porque las actuaciones del CNI son secretas.
Desde JxCat, Laura Borràs sí ha reclamado la marcha del propio Pedro Sánchez. Para los posconvergentes, no se puede quedar todo en explicaciones, sino que se tiene que ir más allá y debe haber dimisiones.
En cualquier caso, el Govern tendrá la oportunidad de trasladar el malestar al Gobierno tras el presunto espionaje destapado por “The New Yorker”. Al ejecutivo de Aragonès no solo le ha irritado el propio caso en sí, sino que también está indignado por cómo ha reaccionado Moncloa, que no ha tomado medidas ni ha aclarado nada de lo sucedido, lo que ha generado un enorme descontento. Aragonès ha elevado el tono este sábado ante Pedro Sánchez porque no entiende que todavía no se haya pronunciado sobre el tema tras más de cinco días de actualidad.
Ante este escenario de crecientes presiones del independentismo, el Gobierno ha accedido a una cita con el Govern para tratar de reconducir las relaciones. Y no solo son presiones del independentismo, también hay una parte del ejecutivo nacional, encarnada por Podemos, que se ha alineado con las tesis separatistas y empuja hacia una investigación y la depuración de responsabilidades.
Asimismo, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha dicho que no está “tranquila” cuando habla por teléfono y considera que la pueden estar espiando. Ada Colau también ha asegurado que lo ha contemplado “siempre como una posibilidad”, en declaraciones a “Catalunya Ràdio”. “Es un escándalo que se normalice o se pretenda normalizar que haya escuchas de responsables políticos sin autorización”, ha añadido.
Lo cierto es que la relación entre Esquerra y el Gobierno está en el abismo y los republicanos reclaman una reacción inmediata ante el ninguneo de Moncloa. Y esta misma semana hay una votación importante porque el jueves se vota el decreto de medidas económicas para combatir los efectos de la Guerra de Ucrania y, si el PP no se aviene a votar a favor, el Gobierno dependerá nuevamente de los socios de investidura, entre los cuales, ERC es imprescindible.
Los republicanos buscan una salida a todo esto sin romper puentes y por eso están poniendo bastantes esfuerzos en una reconciliación con el Gobierno, pero para ello precisan de un paso de Moncloa, que no lo ha dado. Estos últimos días si ha habido contactos discretos, pero la Generalitat quiere alguna escenificación pública. Sobre todo ERC, que necesita aplacar las presiones del independentismo radical: JxCat o la CUP exigen ir más allá y acabar con todo puente con el Gobierno. Carles Puigdemont ha sido claro desde el primer momento: remarcó la importancia de las consecuencias políticas que se deben derivar y advirtió de que “se debe acabar” que España continúe gobernada con el apoyo de los independentistas.
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