Política

Aragonès, en su discurso de la Diada: “Cataluña volverá a votar, es inevitable”

El president marca distancia con el independentismo radica: “Que cada uno celebre la jornada de acuerdo con sus convicciones”

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ofrece desde el foro romano de Empúries el tradicional mensaje institucional
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ofrece desde el foro romano de Empúries el tradicional mensaje institucionalArnau CarbonellGeneralitat de Cataluña/EFE

Poco podía imaginarse un catalán aficionado a las Diadas multitudinarias de hace una década que la fiesta catalana quedaría relegada a una pequeña parte, ruidosa e intolerante, de la población. Ni siquiera ERC es ya bienvenida. La Diada como tal se ha convertido en cortijo privado de las entidades independentistas, como la Asamblea Nacional Catalana (ANC), y Junts. De hecho, esta noche, en su discurso, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, reivindicó que «cada uno celebre la Diada de acuerdo con sus propias convicciones».

El president, además, insistió en su idea de un referéndum acordado: «Cataluña volverá a votar, es inevitable, porque es la propuesta más inclusiva, porque es la propuesta que genera más consenso, y porque votar y ofrecer a la ciudadanía la capacidad de decidir el futuro del país es la única manera de resolver el conflicto con el Estado».

En este contexto, no es de extrañar, por lo tanto, que los republicanos hayan organizado una comida popular, «dinar de la Diada Nacional», ayer al mediodía en Cornellà de Llobregat. O que para hoy los republicanos hayan organizado un acto privado en el que intervendrán Aragonès, el líder del partido, Oriol Junqueras, y la secretaria general, Marta Rovira, telemáticamente. El president de la Generalitat y los consellers de ERC, ya han anunciado su renuncia a asistir a la manifestación al considerar que está enfocada «en contra de los partidos y el Govern». Un argumento en el que ha incidido también el líder de ERC, Oriol Junqueras, que ha tildado de «excluyente» la manifestación de la ANC y ha asegurado que está convocada «en contra» de la formación republicana y de «la mayoría» de independentistas. De hecho, ERC reclama desde inicios de semana una rectificación a la ANC en el planteamiento de su convocatoria para que sea «transversal e integradora de todo el independentismo», algo que, de no producirse, hará difícil la asistencia de primeras espadas del partido republicano, según apuntan fuentes de la formación.

Aragonès hace tiempo que intenta volver a hacer política desde la Generalitat tras una década pérdida. No lo tiene fácil. La oposición, al fin y al cabo, no se sienta al otro lado del Parlament sino dentro de su propio gobierno. En esa voluntad de recuperar la política, su discurso giró en su gran mayoría sobre temas terrenales, muy alejado de la épica dialéctica de sus predecesores. Aragonès habló de emigración, de Europa y de la covid, dejando para el final las soflamas. El president reclamó que las urgencias económicas del momento «no deben hacernos olvidar que el conflicto político con el Estado está pendiente de resolverse. «Y aquí es importante poner en valor que estamos consiguiendo devolver el conflicto hacia la política. Estamos consiguiendo devolver el conflicto de donde nunca debería haber salido», señaló el president. «Lo hacemos llegando a acuerdos para facilitar el fin de la represión, por acabar con la amenaza de la judicialización. Y esto es imprescindible para facilitar una negociación que aborde de una vez el fondo del conflicto político con el Estado: la necesidad de dar respuesta a la voluntad mayoritaria, sólida, transversal de la ciudadanía de Cataluña que quiere decidir con libertad el futuro del país», añadió en alusión al referéndum pactado que lleva tiempo pidiendo. Y puso como ejemplo el servicio «nefasto e inaceptable» de Rodalies, por lo que defendió su gestión desde una república catalana.

Respecto a la polémica por su ausencia en la manifestación independentista de la Diada, Aragonès deslizó que «cada uno la celebre de acuerdo con sus propias convicciones con la visión que tenemos de uno país diverso y plural, pero con todo el entusiasmo y toda la fuerza».

El president también aprovechó para sacar pecho de parte de la obra legislativa de la Generalitat, como el Pacto Nacional por la Industria, la guardería a partir de los dos años y la nueva ley educativa que sortea el 25% de castellano en las aulas. «Una herramienta imprescindible para la cohesión social y que hemos logrado salvar gracias a una nueva ley que refuerza el consenso lingüístico y educativo de Cataluña. Por primera vez en los últimos siete años ningún centro educativo verá cómo le imponen un 25% de clases en castellano. Y esto,indudablemente, es una excelente noticia».