Historia

Antecedentes del metro de Barcelona: el ferrocarril de Sarrià de 1863 y los tranvías de tracción animal

La infraestructura comenzó a gestarse en 1907 pero no fue una realidad hasta 1924, cuando se inauguró el primer tramo

Imagen de un tranvía de tracción animal como los que inauguraron la primera línea de tranvías de Barcelona el 27 de junio de 1872. Eran tranvías tirados por mulas o caballos. La fotografía es de 1929, cuando el tranvía n.2 fue exhibido en la Exposición Internacional de Barcelona
Imagen de un tranvía de tracción animal como los que inauguraron la primera línea de tranvías de Barcelona el 27 de junio de 1872. Eran tranvías tirados por mulas o caballos. La fotografía es de 1929, cuando el tranvía n.2 fue exhibido en la Exposición Internacional de BarcelonaFundación TMB

La historia del metro de Barcelona se remonta a finales del siglo XIX, cuando la ciudad experimentaba un importante crecimiento demográfico, superó el medio millón de habitantes, y económico. En aquellos años, el transporte público en la ciudad se limitaba a tranvías, carruajes y algunos autobuses, lo que hacía que el tráfico y la congestión fueran un problema creciente.

Así, el metro de Barcelona tiene sus orígenes en la creación del Ferrocarril de Barcelona a Sarriá (actualmente la línea Barcelona-Vallès) en 1863, como también, en 1872, con la primera línea de tranvías de tracción animal, desde el Pla de la Boqueria a la Villa de Gracia.

Años más tarde, Pau Muller y Gonçal Zaragoza solicitaron en 1907 la concesión de un ferrocarril subterráneo en Barcelona, llamado Ferrocarril Metropolitano Norte-Sur de Barcelona, para unir el Parque de la Ciutadella con la Bonanova, pasando subterráneamente a través del paseo de Colón, la Rambla, plaza de Catalunya, paseo de Gràcia, calle Gran de Gràcia, plaza de Lesseps, la montaña del Putxet y el paseo de Sant Gervasi. A pesar del interés general, los autores del proyecto no encontraron la financiación necesaria para llevarlo a cabo y transfirieron todos los derechos de la concesión al Banco de Vizcaya.

También surgió la necesidad de unir las diferentes estaciones terminales de ferrocarril que existían a principios del siglo xx en la ciudad. Surgió el proyecto denominado Ferrocarril Subterráneo SO-NE de Barcelona, Sants-Sant Martí, Enlaces y Estaciones Centrales, que quería unir la Bordeta con la estación de Poble Nou de MZA (línea de Mataró) pasando por calle de Sants, plaza de Espanya, Gran Via, plaza de Urquinaona, Estación del Norte, hasta Bogatell y Pueblo Nuevo de MZA (línea de Mataró). En 1914, no obstante, por la Primera Guerra Mundial el proyecto quedó paralizado.

En 1920 el Banco de Vizcaya decidió reanudarlo por el progresivo aumento del tráfico de la red de tranvías, la inauguración del metro de Madrid y el interés generado por la construcción del Metro Transversal. Por Real Orden de 12 de febrero de 1921 se otorgaba a ese banco la concesión del ferrocarril eléctrico subterráneo para 99 años. Para coordinar la gestión de la línea y ampliar la financiación, Banco de Vizcaya se asoció a otras empresas de transporte público de Barcelona y se constituyó una sociedad denominada Gran Metropolitano de Barcelona S.A. (GMB).

La construcción del metro de Barcelona comenzó en 1922 y duró dos años. El primer tramo de la línea 1 fue inaugurado en 1924, con un recorrido que iba desde la estación de Lesseps hasta la de Bordeta. En ese momento, la red contaba con un total de diez estaciones y un recorrido de 6,5 kilómetros.

La construcción del metro de Barcelona supuso un gran avance para la ciudad, ya que permitió mejorar la movilidad de los ciudadanos y facilitó la conexión entre los diferentes barrios y distritos de la ciudad. Además, el metro se convirtió en un símbolo de modernidad y progreso para la ciudad, y contribuyó a consolidar su posición como uno de los principales centros urbanos y económicos de España.

Consolidación del metro

En las décadas siguientes, el metro de Barcelona experimentó un importante crecimiento, con la construcción de nuevas líneas y estaciones que ampliaron la cobertura de la red y mejoraron la conexión entre las diferentes zonas de la ciudad. Durante la Guerra Civil, el metro de Barcelona fue utilizado por ambos bandos para el transporte de tropas y materiales, lo que provocó importantes daños en las instalaciones y retrasó la expansión de la red.

Tras la finalización de la guerra, el metro de Barcelona continuó su proceso de expansión y modernización. En los años 50 y 60, se construyeron las líneas 2 y 3, que conectaban el centro de la ciudad con los barrios periféricos y las zonas industriales. En los años 70 y 80, se construyeron las líneas 4 y 5, que mejoraron la conexión entre la ciudad y las zonas del Vallès y el Baix Llobregat.

En la década de 1990, el metro de Barcelona experimentó una importante modernización y renovación tecnológica. Se introdujeron nuevos trenes y sistemas de control, y se mejoraron las condiciones de seguridad y comodidad para los usuarios. Además, se construyeron las líneas 9 y 10, que conectan la ciudad con el aeropuerto de El Prat y las zonas del Besòs y el Baix Llobregat.

En la actualidad, el metro de Barcelona cuenta con un total de 12 líneas y más de 160 estaciones, y es utilizado por más de un millón y medio de personas al día. La red de metro de Barcelona es uno de los sistemas de transporte público más importantes y eficientes de Europa, y es un ejemplo de innovación y desarrollo urbano para otras ciudades del mundo.