Elecciones municipales
Las distintas formas de pedir el voto en Barcelona
¿Habrá alguien que cambie de voto y opinión por un cartel electoral?
Hablo de los lemas o eslóganes electorales con que los distintos candidatos tratan de reclamar la atención de los votantes y que desde hace una semana cuelgan por doquier en farolas, vallas y otros soportes de las vías públicas de Barcelona en forma de carteles.
Todos, a buen seguro, aunque parcos y concisos (“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”, sentenció ya en el siglo XVII Baltasar Gracián), han sido largamente meditados con el fin de proyectar la mejor imagen y captar así el mayor número de voluntades indecisas, que son, dicen los analistas políticos que afinan estos días sondeos y predicciones, las que en última instancia deciden el resultado. Lo cual da que pensar, pues si bien está que se les suponga a las palabras tanto valor de persuasión, que alguien vaya a emitir su voto o cambiar de opinión fiándose de estos reclamos no deja de ser un mal síntoma.
“Barcelona obre camí”, el de la actual alcaldesa, es calculadamente optimista y proyectado hacia un futuro esperanzador, siempre y cuando los potenciales destinatarios estén conformes con ese camino abierto, porque a los no convencidos o detractores puede inducirles a interpretaciones bien distintas, en temas como el de la vivienda, el tráfico o el turismo, por ejemplo.
El del PSC, en cambio, “De nou per Barcelona”, mira más hacia el pasado, pues induce a la evocación nostálgica de los doce años en que ocupó la alcaldía de la ciudad, y quizá sea esa la razón por la que en el cartel se desdeñe el nombre del candidato y aparezca solo su fotografía arropada por el color y el logo del partido.
Todo lo contrario de lo que ocurre con “Trias per Barcelona”, que deliberadamente esconde el nombre del partido, no se sabe si por considerarlo un lastre o por dotar así de mayor relevancia y personalismo al candidato, en cualquier caso una estratagema que a estas alturas se antoja algo ingenua.
“Barcelona per a tothom” es el lema de ERC, que, en sintonía tal vez con el pactismo practicado en Madrid, y como reflejo de la actitud integradora de que ahora presume, se acompaña de dos adjetivos, “ni dividida ni resignada”, quién sabe si escogidos a propósito para esquivar la opción lingüística, al ser formas coincidentes en castellano y catalán.
El del PP, “Recupera Barcelona”, apela directamente al votante, tal como se hacía en los primeros años de la democracia, para volver a un pasado mejor y construido “Entre tots”.
Lo mismo ocurre con “Barcelona grande otra vez”, el lema de Valents inspirado en el “Let's make America great again” de Ronald Reagan en la carrera presidencial de 1980.
Con idéntica pretensión, y bajo el lema “Libérate”, la candidata de Cs muestra el torso desnudo en el cartel electoral, como ya hiciera Albert Rivera en la primera campaña del partido a las elecciones autonómicas de 2006.
Todos, como se ve, lemas o eslóganes que en casi nada comprometen, la carta de presentación de las promesas y el programa electoral que en la mayoría de los casos no son sino distintas formas de vendernos humo.
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