Paleontología

Dos miembros más se unen a la familia de los dientes de sable

La distribución de estos animales a través de África podría darnos información importante sobre nuestra propia evolución hacia el bipedalismo

Ilustración de un tigre de Dientes de Sable
Ilustración de un tigre de Dientes de Sable Popular Science Monthly Volume 53Wikimedia Commons

Seguro que has visto uno de sus esqueletos en el museo de ciencias naturales. O la recreación de su mordedura mortal en algún documental sobre grandes depredadores del pasado. Pero si le preguntamos a los más pequeños de la familia, probablemente le llamen con nombre propio: Diego, el tigre Dientes de Sable de la película “La Edad de Hielo” (Ice Age en la versión original).

Pero, pese a su éxito como personaje animado en la gran pantalla, lo cierto es que muy poco se sabe de estos animales de prominentes caninos.

Su evolución, la forma en que se adaptaron a vivir en los diferentes ambientes del planeta, la utilidad de sus inmensos colmillos… Si bien hay mucho material elucubrando sobre ello, la historia de los félidos denominados Dientes de Sable se va escribiendo conforme se analizan nuevos restos.

Es el caso del estudio publicado esta semana en la revista iScience. En él presentaron dos nuevas especies de Dientes de Sable que habitaron hace millones de años en Langebaanweg, al norte de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Además, elaboraron el primer árbol genealógico de estos animales en la región. Esta información podría darnos una idea nueva de cómo era el paisaje de África en el pasado, e incluso sobre la evolución de nuestra propia especie.

Parecidos, pero no iguales

Aunque la gente utiliza el término “tigre de Dientes de Sable” de forma indiscriminada, lo cierto es que los tigres actuales tienen más en común con los gatos domésticos que con los Dientes de Sable. Estos últimos pertenecen a la familia de losMachairodontinae, mientras que los gatos domésticos, los tigres y los leones son de la familia Felinae.

Además, los Dientes de Sable tampoco están conformados por una sola especie. Se trata de un término genérico utilizado para englobar a todos aquellos mamíferos que presentan grandes colmillos. Como ocurre en este caso, el motivo por el que algunos animales comparten rasgos no siempre es el parentesco. También se puede dar la denominada evolución convergente.

Cuando dos especies parecidas han de enfrentarse a problemas similares (clima, depredadores, alimentación…), pueden llegar a evolucionar hacia una solución común. Un ejemplo claro es el caso de los pájaros y los murciélagos. Aunque a simple vista podemos deducir que no son parientes, encontramos en ambos la misma estrategia para desplazarse: el vuelo.

Dos miembros más a la familia

Como especie, siempre nos ha fascinado entender de dónde venimos y quienes fueron nuestros antepasados. Sin embargo, dibujar los lazos evolutivos y las migraciones de unos animales que habitaron el planeta hace seis o siete millones de años no es una tarea sencilla.

El equipo de paleontólogos, dirigido por Alberto Valenciano de la Universidad Complutense de Madrid, estudió la mayor colección de fósiles de Dientes de Sable del mundo. Ésta se encuentra almacenada en los museos Iziko, al norte de Ciudad del Cabo. Junto a los colaboradores locales del museo, de España y de China, consiguieron perfilar el árbol genealógico de cuatro especies de félidos encontradas en la zona.

Los investigadores clasificaron los rasgos físicos de cada una, la estructura de los dientes y la forma de la mandíbula y el cráneo. Al codificar esta información, pudieron determinar la relación de cada uno con los restos más antiguos encontrados, tanto en África, como en Europa y Asia.

Además, a esta familia de grandes colmillos se le unieron dos nuevas especies: Dinofelis werdelini y Lokotunjailurus chimsamyae, desconocidas anteriormente. Mientras que los Dinofelis están distribuidos globalmente, los Lokotunjailurus solo se habían encontrado en Kenia y Chad. Lo que sugiere que quizás, estos últimos, se distribuyeron por toda África entre cinco y siete millones de años atrás.

Un paisaje nuevo

Dibujar el árbol genealógico no es solo un capricho de los paleontólogos. Este tipo de estudios nos proporcionan, además, datos con los que entender mejor los cambios ambientales de la zona.

Por ejemplo, los Dientes de Sable de Langebaanweg podían correr a altas velocidades, lo que sugiere que las zonas donde se encontraron los restos estaban formadas por extensas praderas. Por el contrario, los Metailurini estaban más adaptados a ambientes cubiertos, como bosques.

El hecho de haber encontrado estas dos especies en la misma zona sugiere que, hace 5,2 millones de años, el sur de África estaba formado por una mezcla de bosques y pastos, tendiendo con los años a la aridificación.

Estos procesos, que propagaron los ambientes abiertos, podrían haber sido uno de los detonantes para que los homínidos evolucionaran hacia seres bípedos.

Los investigadores afirman que hay muchos más fósiles por analizar en el museo, pudiendo ampliar, en un futuro próximo, el árbol genealógico de esta peculiar familia.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Todas las especies englobadas dentro de los Dientes de Sable pertenecen a la subfamilia Machairodontinae.
  • Actualmente no queda ninguna especie viva descendiente de ésta. Como los animales que tienen la fisionomía más parecida (por descender de la familia de los felidae) son los felinos, son fácilmente confundibles.

REFERENCIAS (MLA):

  • Langebaanweg’s sabertooth guild reveals an African Pliocene evolutionary hotspot for sabertooths. iScience. https://www.cell.com/iscience/fulltext/S2589-0042(23)01289-0?_returnURL=https%3A%2F%2Flinkinghub.elsevier.com%2Fretrieve%2Fpii%2FS2589004223012890%3Fshowall%3Dtrue
  • Agustí, Jordi, and Mauricio Antón. Mammoths, sabertooths, and hominids: 65 million years of mammalian evolution in Europe. Columbia University Press, 2002.
  • Antón, Mauricio. Sabertooth. Indiana University Press, 2013.